EEUU: La Doctrina Trump y el Nuevo Imperialismo MAGA

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El caso AMIA: Cuando los roles de asesino y víctima se invierten

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***Desde que Javier Milei llegó al poder en enero de 2024, el gobierno de Argentina ha dado un giro radical a su política de relaciones internacionales, abandonando su postura tradicional de neutralidad y multilateralismo en favor de alinearse con el régimen sionista y Estados Unidos.

Durante el último año y medio, Milei ha basado su política exterior en la hostilidad hacia los países que se oponen al orden mundial hegemónico, desafían el status quo o se posicionan contra Israel, haciendo deliberadamente la vista gorda ante las realidades que se desarrollan en el escenario internacional, particularmente en Asia occidental.

En uno de sus primeros viajes oficiales al extranjero, Milei visitó los territorios palestinos ocupados y anunció que Argentina trasladaría su embajada de Tel Aviv a Al-Quds

Durante este período, a pesar de los crímenes del régimen sionista en Gaza y la masacre de mujeres y niños palestinos, ha enmarcado sus acciones como "defensa de la democracia" y ha afirmado repetidamente que Israel está "a la vanguardia de la defensa de la civilización occidental". 

En consonancia con esto, su gobierno dio un paso más para apaciguar a Israel al designar a Hamás como organización terrorista en junio de 2024, afirmando absurdamente que Israel no ha cometido ninguna medida extrema en Gaza.

El gobierno de extrema derecha argentino también ha cuestionado las decisiones de los tribunales internacionales de crímenes de guerra y se ha opuesto a los intentos de enjuiciar al primer ministro y al ministro de Guerra del régimen sionista, poniéndose del lado de los criminales de guerra israelíes.

 Su apoyo a las acciones criminales del régimen sionista en la Asamblea General de la ONU demostró aún más su lealtad incondicional a este régimen despiadado y asesino de niños.

Este enfoque irracional ha llegado a tales extremos que el presidente Milei ahora considera a cualquier país que critique los crímenes del régimen sionista como un enemigo, enmarcando esa hostilidad como un principio ideológico.

En este contexto, tras el agresivo ataque del régimen sionista a la soberanía nacional y la integridad territorial de Irán, el presidente de Argentina, en un acto imprudente e internacionalmente anormal, distorsionó los hechos y condenó la decisiva respuesta misilística de Irán —un acto legítimo de legítima defensa según el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas— como si Irán hubiera atacado territorios ocupados y como si Milei esperara que Irán recibiera a los soldados israelíes con los brazos abiertos.

Esta no es la primera vez que Milei se enfrenta a Irán en defensa del régimen sionista. Tras la Operación Promesa Verdadera I, condenó de forma similar a Irán por sus acciones defensivas. 

Recientemente, en una entrevista con RT, declaró absurdamente a Irán "enemigo de Argentina", vinculándolo sin fundamento con los sospechosos atentados de la década de 1990 contra la AMIA y la embajada de Israel en Buenos Aires, afirmaciones que nunca han sido corroboradas.

Una historia de amistad, no de enemistad

120 años de relaciones bilaterales demuestran que Irán y Argentina nunca han sido enemigos. Antes del incidente de la AMIA en 1994, las relaciones entre ambos países eran siempre amistosas, marcadas por el respeto mutuo y la buena voluntad. 

Ni el pueblo iraní ni el argentino han tenido jamás una opinión negativa del otro, y la opinión pública de ambos países siempre ha hablado positivamente del otro.

Para Irán, Argentina era un importante proveedor de alimentos y productos agrícolas, mientras que para Argentina, Irán era un mercado confiable, rentable y a largo plazo. Era lógico que ambas naciones mantuvieran lazos amistosos. La pregunta es: ¿Quién se beneficia de debilitar esta relación?

Desde el mismo día del atentado a la AMIA, el 17 de julio de 1994, medios de comunicación sionistas y afines a Estados Unidos señalaron a Irán y Hezbolá, haciendo afirmaciones infundadas sobre su participación. 

Durante los últimos 30 años, el poder judicial argentino se ha centrado exclusivamente en probar esta versión, ignorando otras posibilidades o posibles actores.

La destrucción de evidencia clave por parte del juez Galeano, la policía argentina y la inteligencia (SIDE), el soborno a testigos y acusados ​​para que dieran falsos testimonios y la confianza depositada en las declaraciones de individuos deshonestos que buscan asilo mintiendo, todo ello apunta a un esfuerzo coordinado de fuerzas oscuras para sabotear las relaciones entre Irán y Argentina y oscurecer la verdad.

Tres décadas de acusaciones inventadas en un caso contaminado por manipulación de pruebas se han convertido ahora en una herramienta de los elementos sionistas en Argentina para desviar la atención mundial de los crímenes del régimen en Gaza y su agresión no provocada contra Irán en la guerra de 12 días, distorsionando la narrativa para hacer aparecer al asesino como la víctima.

Un llamado a la responsabilidad

Se espera que el presidente Milei adopte un enfoque realista, responsable y centrado en el interés nacional, libre de politiquería y de la influencia de grupos de presión sionistas. 

No debe sacrificar los intereses de Argentina por un apoyo irracional e ilógico a actores que buscan destruir las relaciones bilaterales. La historia juzgará a quienes se alinean con los opresores en lugar de la justicia.

https://www.tehrantimes.com/news/515149/The-AMIA-case-When-the-roles-of-murderer-and-victim-are-reversed

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