
***Con Brasil como anfitrión y Río de Janeiro como sede, los días 6 y 7 de julio se celebró la XVII Cumbre del bloque BRICS+ 1, con el objetivo de profundizar los lineamientos trazados un año atrás en Kazán (Rusia), donde —en un marco de impecable organización— quedó en evidencia el creciente impulso de numerosas naciones por construir alternativas en comercio, desarrollo, financiamiento y justicia al margen del esquema occidental tradicional.
La foto familiar en el Pan de Azúcar de Río de Janeiro. Aparecen los 10 representantes nacionales del núcleo BRICS. De izquierda a derecha, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, el príncipe heredero de Abu Dabi (EAU), Khaled bin Mohamed al Nahyan, el presidente indonesio, Prabowo Subianto, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, el presidente brasileño, Lula da Silva, el primer ministro indio, Narendra Modi, el premier chino, Li Qiang, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, el primer ministro egipcio, Mostafá Madbouly y el canciller iraní Abbas Araghchi.
Se recordará que este grupo nació formalmente el 16 de junio de 2009 en Ekaterimburgo (Rusia) como una reacción de las “economías en vías de desarrollo” a la crisis financiero-capitalista de 2008, con el objetivo de buscar sinergias y complementaciones.
Dmitri Medvedev, Manmohan Singh, Luiz Inácio Lula da Silva y Hu Jintao creyeron entonces loable efectuar coordinaciones políticas y económicas como una forma de enfrentar el marco recesivo imperante, y formaron el BRIC, al que un año después se sumó Sudáfrica.

El 15 de abril de 2010 se reunieron en Brasilia, la capital brasileña, por segunda vez los miembros del BRIC. Se aprecia al presidente ruso Dimitri Medvedev, el presidente anfitrión Lula da Silva, el presidente chino Hu Jintao y el primer ministro indio Manmohan Singh. Más allá de las voluntades, pocos creían que el Grupo podría tomar la relevancia que tiene hoy en día.
Esta fase inicial en “modo emergencia” fue levantando vuelo propio con el pasar de los años y virando no solamente hacia la exigencia de una mayor incumbencia en los asuntos económicos globales —dominados por las instituciones de Bretton Woods y el G7—, sino también, políticos.
Fue en ese último sentido cuando el BRICS empezó a tomar un cariz identitario propio y, en cierto sentido, se volvió una amenaza para Occidente.
Ocurre que, mientras el BRICS deliberaba sobre cómo participar en las decisiones relativas a la redistribución de la riqueza, lo único que pretendía realmente era integrarse en el esquema económico occidental, donde finalmente eran relegados como simples «mercados emergentes», muy a pesar de sus potencialidades y capacidades verdaderas.
Cuando en 2013 el presidente Xi Jinping asumió el liderazgo de China —el actor más poderoso e influyente del bloque—, los BRICS comenzaron a consolidarse como una plataforma estratégica clave para proyectar un nuevo orden internacional multipolar; un orden donde no solo tuvieran cabida aquellas “economías eternamente emergentes” que el G7 mantenía al margen, sino también el conjunto del sistema-mundo, bajo una lógica de integración, conexión y asociación que reconoce liderazgos, pero rechaza hegemonías.
La “salida al exterior” de la diplomacia y los capitales chinos confluyeron con la importancia que fue adquiriendo BRICS, pero sin duda la crisis ucraniana de 2022 movió las placas tectónicas de la gobernanza global, dándole al Bloque una importancia superlativa.
La voraz ofensiva occidental contra Rusia no solamente se notó palpablemente en el acoso belicista, sino marcada y especialmente en las decisiones económico-financieras adoptadas con el propósito de conseguir la ruina total y definitiva del Estado ruso.
El aislamiento internacional promovido desde los estratos multinacionales (dominados por Occidente) como desde el gran aparato mediático-propagandístico, trabajó en tándem con las “sanciones infernales” —que son ilegales cuando no las aprueba la ONU y han llegado a un récord absoluto—, el “congelamiento de activos”, la instalación unilateral de “precios máximos”, la expulsión de bancos y compañías del sistema SWIFT, la huida masiva de inversiones extranjeras y la guerra de monedas, entre un larguísimo etcétera, que pusieron a la Federación Rusa, sus autoridades y al pueblo soberano bajo una presión nunca antes vista.
La fortaleza de la «Amistad Ilimitada» entre Beijing y Moscú (suscripta el 4 de febrero de 2022) y, más puntualmente, la calidad de estadistas y visionarios de Xi Jinping y Vladimir Putin, hicieron que Rusia sobreviviera a ese ataque “en patota” 2 que le quisieron propinar (y aun intentan) los abusadores occidentales. Obviamente, esta valoración debe contemplar también el temple, el patriotismo rebelde y la iniciativa rusa.
En ese marco de sacudones, con un Imperio en fase aleccionadora, el BRICS empezó a brillar con mayor esmero, proponiéndose numerosos y ambiciosos logros, ahora más que nunca como una bandera izada por la multipolaridad, y por un rol más activo e imparcial de la ONU, la vigencia del Derecho Internacional y la equidad en el comercio y el desarrollo.
Lógicamente, estas premisas, tan presentes en los discursos moralinos de los mandatarios occidentales, no tienen ningún correlato con su praxis, dado que la hegemonía se comprende únicamente desde la asimetría del poder, como un juego de suma-cero.
Esto hace que Occidente Colectivo esté francamente preocupado por el auge del BRICS, fundamentalmente por su atractivo, dado que no se define como alianza militar, ni como un bloque cerrado en búsqueda de la supremacía.
No se inmiscuye en la organización interna de sus miembros —como ser ineludiblemente parte de la democracia liberal—, ni tampoco le interesa prohibir relaciones con Occidente. Cada miembro es libre de ejercer sus relaciones. Más bien, el BRICS es un espacio para aquellos que no encontraban otros espacios.

Las naciones constitutivas del BRICS+. Hoy son 21 de las 4 originales.
BRICS, por otra parte, reivindica el rol de la Organización de Naciones Unidas. Esto supone liberarla del antojo y la manipulación que sobre ella despliegan los intereses occidentales. El último capítulo de esta infame práctica lo acabamos de ver en el vergonzoso papel de la OIEA y de su director general, Rafael Grossi, vulnerando con información falsa y probable espionaje, los legítimos derechos de Irán a poseer energía nuclear.
Así las cosas, BRICS ha puesto en marcha un proceso radicalmente político, que implica una transformación del universo económico-financiero, buscando una democracia global en el verdadero sentido de la palabra.
Inevitablemente tendrá que abordar cuestiones de seguridad, dado que es imposible introducir modificaciones en una estructura de poder desigual sin entender que habrá fuertes reticencias y que ellas comprenderán el uso de la fusta, incluso, la militar.
Sin embargo, BRICS deberá buscar maneras creativas en ese aspecto para evitar caer en una “mentalidad de Alianzas” clásicas y en una lógica de Guerra Fría, donde no solamente se desgastará y se desviará de rumbo, sino que perderá su appeal, generando probablemente deserciones, traiciones y decepciones.

Los artífices sudamericanos del BRICS: el presidente brasileño Lula da Silva, no solamente miembro fundador sino gran continuador, y la (economista) ex presidente Dilma Rousseff, hoy presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), el instrumento financiero más relevante del foro.
Por su parte, como Hegemón, Occidente Colectivo hará todo lo que esté a su alcance para mantenerse en el «Liderazgo Asimétrico» y no ahorrará en inventiva ni en metodologías para destruir BRICS. Intentarán desestabilizar y “encadenar culturalmente” a sus miembros (ya lo han hecho claramente con Argentina), introducir suspicacias (caso Arabia Saudita), sobrecargarlos de recelos mutuos (lo hacen continuamente con India y China) y posiblemente, si la cosa se complica, lleguen al extremo de una guerra abierta no subsidiaria.
Consideremos que el foro representa el 32% del Producto Bruto Interno (PBI) PPA global, el 23% del comercio global, el 24% de la inversión extranjera directa, el 43% de la producción mundial de petróleo y el 49% de la población mundial. Y todos están atravesados por un hilo conductor invisible muy particular: lo integran países ligados a la explotación colonialista imperial, lo que les proporciona una dimensión estratégica subrepticia que recuerda, en ciertos aspectos, a los preceptos de la Conferencia de Bandung de 1955.
El canciller ruso hizo alusión al modelo neoliberal construido sobre prácticas neocoloniales.
En la reciente cumbre de Brasil, el tema general del encuentro fue el “fortalecimiento de la cooperación del sur global para una gobernanza inclusiva y sostenible” y, para esa discusión, se establecieron seis ejes de trabajo, que incluyeron la salud global; el comercio, la inversión y las finanzas; la lucha contra el cambio climático; la inteligencia artificial; la arquitectura multilateral para la paz y seguridad y el desarrollo institucional de BRICS.
A pesar de que los titulares se han distraído en la tensión israelo-iraní o los drones rusos atravesando el cielo ucraniano, o en las rimbombantes declaraciones de Trump, Macron o Merz, lo que ha ocurrido en Río de Janeiro es un asunto de vital importancia.
La declaración final se enfocó en tres pilares estratégicos: [1] Economía/finanzas; [2] el diseño de un marco para una nueva seguridad global; y [3] los intercambios culturales y pueblo a pueblo. Y todo ello articulado no como una forma anti-occidental, sino básicamente como un trampolín de relaciones post-occidental, que supere ese entramado de obstáculos, ralentis, prerrequisitos, barreras de entrada y de salida, y clubes exclusivos que impone Occidente en su forma de gobernanza.
Así es: BRICS no plantea sepultar el G7, sino más bien saltarlo. Y lo hará a pura interrelación y crecimiento sinérgico. Ya para la Cumbre de Kazán, el anfitrión Putin sostuvo que «A finales de este año [2024], se prevé que la tasa media de crecimiento económico del BRICS sea del 4%, siendo superior tanto a la de los países del G7, donde es solo del 1,7%, como a la mundial, que será del 3,2%, según las previsiones».
El parangón del G7 no fue casual: se trata de las siete economías más avanzadas e industrializadas del mundo, conformadas por el eje ideológico anglosajón de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, con ventajas aún visibles en influencia política y cultural, poder blando, infraestructura institucional consolidada, tecnología, finanzas y defensa. Sin embargo, BRICS viene creando masa crítica bajo su locomotora comercial, su demografía (mercado), su creciente peso geopolítico, sus recursos naturales y energéticos. Si a eso se le suma una organización sólida en el sector financiero —con menor participación del dólar—, y el fortalecimiento tecnológico (en especial, de la IA), el BRICS se encarama como una alternativa seria con enorme potencial de transformación.
Los BRICS representan actualmente el 32,1 % del PIB mundial en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), frente al 29,9 % del G7. Y esta diferencia sigue creciendo…
En esta ocasión, en Rio de Janeiro, el “dueño de casa” Lula dio el puntapié inicial con críticas a las actuales instituciones globales, muy tendientes a favorecer los intereses del G7, sosteniendo que “Las instituciones ya no reflejan la realidad del mundo actual” y que “el derecho internacional se ha convertido en letra muerta, junto con la solución pacífica de las controversias”. En consecuencia, pidió que el Consejo de Seguridad de la ONU experimente una profunda transformación e incluya nuevos miembros permanentes de Asia, África y América Latina y el Caribe.
En materia económica, Lula defendió al comercio en moneda local de los países miembros y hasta hizo mención a Argentina: “En 2004, aprobamos que el comercio entre Brasil y Argentina podía hacerse en monedas locales (…) el mundo debe encontrar una forma en que las nuevas relaciones comerciales no precisen pasar por el dólar (…) esto es una cosa que no tiene vuelta atrás”. [¿Se trató de un guiño para el reingreso de Argentina cuando pase el experimento neocolonial actual? Poco antes de la Cumbre BRICS Lula visitó Argentina, a la Cumbre MERCOSUR, pero no perdió oportunidad para ver a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien tiene prisión domiciliaria y ha sido una ferviente luchadora por hacer de su país un integrante del BRICS y un socio especial de Brasil. Asimismo, Lula no mostró ninguna empatía con Javier Milei, quien le ha profesado desubicados adjetivos calificativos, e insiste en dinamitar el proceso de unión sudamericana].
Respecto del rol del NBD Lula dijo “Ustedes deben mostrar al mundo que es posible crear un nuevo modelo de financiación, sin condicionalidades. El modelo de austeridad no funcionó en ningún país del mundo… la austeridad exigida llevó a los países a empobrecerse, cada vez que se habla de austeridad, el pobre se vuelve más pobre y el rico más rico”, en clara alusión a los programas de ajuste del FMI.
Si bien los BRICS siempre se empachan en críticas y en pedidos de reformas para las instituciones del Bretton Woods, la clave la dio el canciller ruso Serguéi Lavrov cuando dio a entender que deben dar vuelta la página y formar sus propias instituciones (algo que, en honor a la verdad, se está haciendo).
Dijo Lavrov:
En 2023 el FMI aprobó un crédito sin precedentes para Ucrania por 15,6 mil millones de dólares (577% de la cuota-país de Ucrania). Esto llega a ser más de 1/3 del volumen anual de todos los programas del Fondo. Desde el comienzo de 2022, el Banco Mundial se comprometió a asignar cerca de 54 mil millones de dólares a Kiev. En total, estas sumas destinadas a Ucrania son tanto como el doble de los volúmenes anuales de asignaciones a las estructuras del Bretton Woods de todos los países africanos.
¿Y para qué? Para utilizar ese país como un ariete contra Rusia y, como tiro por elevación, como una cuña contra BRICS. Sin ir más lejos, con Argentina se hizo exactamente lo mismo [Ver «Argentina vuelve al FMI… otra vez»]
En general, privó un convencimiento de que BRICS debe ir abandonando los reclamos (que igualmente serán desoídos) y avanzar hacia sus propias soluciones prácticas. Esto, evidentemente, implicará un ataque “individualizado” a sus miembros, que demandará, más temprano que tarde, un cordón solidario. Ya vimos lo que ha pasado con Irán3 o lo que pasa con Rusia desde 2022, en continuado.
Esta es un posición que en algunos genera miedos y una alta “heterogeneidad” de posiciones. Países como Emiratos Árabes, India o Arabia Saudita no están tan convencidos de esta visión cohesionada en “todo aspecto”, y probablemente eso haya puesto en duda a Turquía para adherirse [Ver: «Turquía tiene destino de BRICS… si la dejan»], a pesar de que el ministro turco de Exteriores, Hakan Fidan, estuvo en tierras cariocas.
Sin embargo, algo debe hacerse.
De hecho, mientras se realizaba la Cumbre, aparecieron mensajes en redes sociales del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acusando a Lula de “cacería de brujas” por el proceso judicial que investiga al ex presidente Jair Bolsonaro.

Mientras Lula avanzaba la agenda BRICS, Trump desató su furia en las redes: “Brasil está cometiendo un grave error con el trato que le está dando al ex presidente Jair Bolsonaro.
He observado, al igual que el mundo, cómo no han hecho más que perseguirlo, día tras día, noche tras noche, mes tras mes, ¡año tras año! Él no es culpable de nada, excepto de haber luchado por EL PUEBLO.
Conocí a Jair Bolsonaro y era un líder fuerte que amaba de verdad a su país. Además, era un negociador muy duro en COMERCIO. Su elección fue muy reñida y ahora lidera las encuestas. Esto no es nada más que un ataque a un oponente político, ¡algo de lo que sé mucho! Me pasó a mí, multiplicado por diez, ¡y ahora nuestro país es el ‘MÁS CALIENTE’ del mundo! El gran pueblo de Brasil no tolerará lo que le están haciendo a su ex presidente. Estaré observando muy de cerca la CACERÍA DE BRUJAS de Jair Bolsonaro, de su familia y miles de sus partidarios.
El único juicio que debería haber es el de los votantes brasileños. Se llama elección. ¡DEJEN A BOLSONARO EN PAZ!”.
Apenas horas antes, el mismo Trump había amenazado con imponer aranceles adicionales del 10% a cualquier país que esté en línea con las “políticas antiestadounidenses” del BRICS.
¿Por qué Trump reacciona así?
Básicamente, porque la supremacía del dólar está en debate, y ese es el Talón de Aquiles de su poder. La revolución será geoeconómica o no será. Occidente poco puede hacer para detener este proceso, más que jugar sucio con presiones, sanciones, infiltrando gobiernos “troyanos” u ordenando guerras. ¡La verdadera tercera guerra mundial es económica!
De hecho, el dólar ha tenido su peor desempeño desde 1973 durante este 2025: ha caído un 10,7 % frente a monedas de socios comerciales clave (enero-junio 2025). Esto puede deberse a la caprichosa política de aranceles de Trump (con fines de castigo), los temores por la inflación y la deuda pública récord ($ 36 billones) y la pérdida de confianza de Estados Unidos como eje financiero global.

La valorización en picada del dólar durante 2025.
Esta Cumbre BRICS, en línea con la de Kazán, profundizó la búsqueda de alternativas al SWIFT (BRICS Bridge), una paulatina comercialización por fuera del dólar, la promoción del sistema de pagos BRICS Pay, el fortalecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo, la creación de una Bolsa de Cereales BRICS, de Seguros BRICS y hasta Calificadoras de Riesgo propias —y puso en el horizonte la ambición de una moneda propia—, cortando cadenas con los mecanismos de control, rastreo, presión y sanciones de Occidente.
Presentaron un nuevo modelo de billete de 200 BRICS.
Nótese las aves representativas de los países fundadores y en el reverso banderas difuminadas en un movimiento centrífugo de todos los países miembros.
No se trata de una nueva moneda, sino de un billete simbólico.
La reacción llegó rápido y todos los cañones se dirigieron hacia el organizador: Brasil.
El 9 de julio, Donald Trump impuso finalmente un arancel del 50% a todos los productos procedentes de Brasil, publicando una carta con contenido francamente inédito, por el tono de ultimátum que tiene.



Como puede leerse arriba, Trump exige que se ponga fin de inmediato al juicio contra el ex presidente Jair Bolsonaro, en un acto de burdo y obsceno intervencionismo. Recordaremos que Bolsonaro instigó un golpe de Estado militar, tras perder por poco las elecciones en donde se postulaba a la reelección.
En su ceguera, Trump desconoce que la democracia brasileña tiene, al igual que la estadounidense, independencia de poderes, pues exige al Ejecutivo que se levanten las órdenes emanadas por la Corte Suprema contra ciertas publicaciones en las redes sociales de propiedad estadounidense, afirmando que están “en contra de los derechos fundamentales de libertad de expresión de los estadounidenses”.
Acto seguido, Trump afirma que existe una “relación comercial muy injusta diseñada por Brasil” que ha llevado a “déficits comerciales insostenibles contra Estados Unidos”, aunque la realidad es que Brasil ha soportado durante años abultados déficit comerciales con su vecino del norte.

El presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump. Entre ellos nunca hubo sintonía fina personal, a pesar de que ambos países tienen una relación bilateral sólida.
Ahora, Trump ha manoseado la soberanía brasileña al dar una muestra de burdo injerencismo.
La respuesta de Lula no tardó en llegar:
Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptarán ser controladas por nadie. El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales.
En el contexto de las plataformas digitales, la sociedad brasileña rechaza contenidos de odio, racismo, pornografía infantil, estafas, fraudes y discursos contrarios a los derechos humanos y a las libertades democráticas.
En Brasil, la libertad de expresión no debe confundirse con la agresión ni con prácticas violentas. Para operar en nuestro país, todas las empresas nacionales y extranjeras están sujetas a la legislación brasileña. La información sobre el supuesto déficit estadounidense en la relación comercial entre Brasil y Estados Unidos es falsa.
Las propias estadísticas del gobierno estadounidense demuestran un superávit de US$ 410 mil millones en el comercio de bienes y servicios con Brasil en los últimos 15 años.
En este sentido, cualquier medida de elevación unilateral de tarifas será respondida a la luz de la Ley de Reciprocidad Económica brasileña.
Puede que la simultaneidad entre las arengas de destrucción del MERCOSUR por parte del delfín neocolonialista Javier Milei, la firme repotenciación de BRICS y las amenazas de Trump con perjudicar la economía brasileña y jugar en la interna política sean una “casualidad temporal”, pero todo parece indicar que es parte de una cadena de acciones-reacciones.
Durante la reunión de Kazán, la postura brasileña fue considerada “tibia” por muchos analistas: el mismo Lula no fue a la Cumbre —amparándose en un accidente doméstico—, y negó a Venezuela su calidad de miembro asociado.
Los rumores de pasillo decían que las presiones estadounidenses habían encontrado un eco en Itamaraty y Planalto. Ahora, este rapto de independencia capitaneado por Brasil y Lula en especial puede ser visto como un cambio de rumbo no deseado por Washington, una especie de “traición”.
Así las cosas, la reacción de Trump tiene diversos condimentos: la cuestión de la limitación/prohibición de las plataformas digitales, un instrumento vital en la infiltración cultural foránea, es sin duda un asunto primordial.
Pero Trump lo mezcla, cual ensalada, con su simpatía por el sionista-evangelista Bolsonaro y con la política punitiva de los aranceles.
Sin embargo, la decidida dirección hacia la desdolarización de Lula sin duda tuvo mucho que ver con esta ofensiva estadounidense.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva toma la palabra en la Cumbre BRICS señalando la importancia prospectiva de decidir ir por la desdolarización del comercio global.
No tan increíblemente, pocos días antes de esta medida desesperada de Washington, la presidenta del NBD, Dilma Rousseff, criticó el resurgimiento del unilateralismo aludiendo a que “las tarifas y sanciones se usan como herramientas de subordinación política”.
En la misma línea, en el Foro Económico Euroasiático de Minsk, el presidente Putin aludió al robo de los activos congelados rusos en el exterior diciendo que Rusia está “lista para desprenderse de sus 300.000 millones de dólares”, presentándolo como un costo necesario para acelerar el alejamiento de Moscú de los sistemas financieros dominados por Occidente.
Al respecto, Putin sostuvo:
Una cantidad significativa de oro y divisas rusas está congelada en bancos occidentales.
Nos insisten en que pretenden robarnos el dinero. (Ello crearía) una tendencia irreversible hacia la regionalización de los sistemas de pago. Creo que probablemente valga la pena pagar por ello.
Sígueme en: https://t.me/chcirilli_LAVISIONBRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) sigue creciendo en cuanto a miembros y socios.
En agosto de 2023, en la Cumbre de Johannesburgo, se anunció la entrada para el 1 de enero de 2024 de seis nuevos países como Estados miembros plenos, aunque solo cuatro se incorporaron: Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.
En el caso de Arabia Saudita, no había finalizado las formalidades del ingreso. En el caso de Argentina, Javier Milei rechazó la entrada del país.
En octubre de 2024, durante la cumbre de Kazán, BRICS creó para el 1 de enero de 2025, la categoría de Estados miembros asociados, es decir, observadores que no son oficialmente parte del bloque BRICS, pero reciben apoyo de los miembros.
Allí se incorporaron Vietnam, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Tailandia, Nigeria, Malasia, Uganda, Kazajistán y Uzbekistán. El 6 de enero de 2025 se incorporó Indonesia como miembro pleno. ↩︎
Una patota es un término coloquial rioplatense para referirse a un grupo de personas que actúan de forma intimidante, violenta o abusiva, especialmente cuando atacan o molestan a otros. ↩︎
Desde hace años Washington ha intentado frenar la cooperación energética entre China, Rusia e Irán. Las refinerías iraníes son fundamentales para el suministro a China. Al atacar estas infraestructuras, Israel —con el respaldo de Washington— busca perturbar las cadenas de suministro que sustentan el crecimiento económico chino y, por extensión, el proyecto de integración económica de los BRICS. No es casual que China se comprometa ahora en la provisión de armas de Irán. ↩︎
https://chcirilli.wordpress.com/2025/07/12/brics-hacia-la-refundacion-geoeconomica/