
***Se ha dicho que la escuela de antes fue mejor, que los cipotes eran educados, que respetaban, que los profes sabían enseñar.
Debemos destacar además como circulan en la red, varias imágenes que llaman a la reflexión en torno a las carencias de entonces, cuando asistimos chuñas a clases, recorriendo grandes distancias desde nuestros hogares, con la escuela sin agua, por lo que debíamos traerla del río o sacarla del pozo, provocando que los más fuéramos lombrisosos consuetudinarios, que no sabíamos usar al sanitario, que hacíamos de una bolsa de tela nuestro bolsón, y era nuestra escuelita una ruina, con pupitres que apenas eran maderos y metal que amenazaban con tétanos.
Pues sí. Sin embargo, ese es un relato incompleto y sesgado, que responde a un criterio subjetivo, que niega las condicionantes dominantes entonces y ahora, y encima de eso, se subroga a la narrativa propuesta desde el estatus quo, que propone que solo dentro de la rígides y la obediencia ciega, es posible progresar.
Recordemos que aquellos educadores lo eran por vocación, como algunos ahora, que hicieron siempre énfasis en la comprensión, no en la memoria.
Y ahí el quid. Fue precisamente esa cualidad, la criticidad, la razón que hace a la escuela pública objeto de la represión estatal, desmontando todo aquello por la fuerza, abandonando la formación pública para en cambia apostar a la formación privatizada.
Esto le cierra los espacios a los segmentos populares, que son urgidos a emplearse, marchándose del país por seguridad y buscando ganarse la vida, mientras además el tejido social es desgarrado por el estado, orillando la desintegración de la familia, que es perseguida desde el estado represor.
En ese escenario los jóvenes se ven privados de la orientación de sus padres, que han sido asesinados u obligados a huir, manteniendo su relación mediando las remesas, lo que desestructura la moral pública, que a la par se ve alienada por quienes marchan al norte, y se ven dominados por una cultura que los rechaza, pero de la que traen dólares.
Ahora nos vemos dominados por la campaña impulsada desde el régimen que quiere suponer que un edificio dotado con recursos novedosos es suficiente, mientras no se recupera a la familia, se la dota de empleo y salario dignos, institucionalidad, salud y seguridad, además de infraestructura territorial y no política.
Porque el discurso que le escuchamos al caudillo al obligarnos esa cadena en la que muestra el avance de esa solitaria infraestructura, es el mismo que nos ofreciera Paquito, ¿lo recuerdas?, con el mismo trillado argumento y sobre un único edificio. Y ya ves.
Ningún pueblo puede aspirar al progreso sin educación real, sin cultura propia, sin legalidad, porque educar es mucho más que construir un edificio ideal, es formar en valores a la par de conocimientos, buscando la verdad a partir de la reflexión, desechando el proyecto de que la escuela sirva para generar por interés, robotitos sin alma.
Y eso, es lo que busca el régimen.
Luis Colato
https://pueblocombatiente.wordpress.com/2025/05/30/que-modelo-educativo-se-esta-construyendo-el-salvador/