
***Casos como el de Andry Hernández Romero y Kilmar Ábrego García, completan dos perfiles probados de personas que no eran criminales pero que fueron enviados a una de las peores cárceles del mundo. Pueden ser muchos más que cumplan esa condición.
Un maquillista y peinador venezolano de 31 años conocido como Andry José Hernández Romero, cruzó hacia Estados Unidos en el 2024 para escapar del acoso por su homosexualidad en su país natal.
Pasó una cita preliminar de solicitante de asilo en la que funcionarios determinaron que mostró “un temor creíble” a la persecución en su país.
Sin embargo, durante el examen físico sus tatuajes fueron motivo de escrutinio. Tiene en el brazo izquierdo una serpiente que abarca el antebrazo y bíceps, además de sendas coronas en cada una de sus muñecas con las palabras “Mamá” y “Papá”.

Andry José Hernández Romero
Andry negó pertenecer a cualquier pandilla, pero su expediente detalla que “al realizar una revisión de los tatuajes del detenido Hernández, se encontró que tiene una corona en cada una de sus muñecas. Se sabe que la corona es un identificador de un miembro de la banda del Tren de Aragua”.
Tras de aguardar estar en un centro de detención su audiencia en un tribunal de inmigración, según aclaró su abogada Lindsay Toczylowski del Inmigrant Defenders Law Cemter, el sábado 15 de marzo Andry Hernández formó parte de los 238 venezolanos expulsados por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) bajo el argumento de ser pandilleros de la organización Tren de Aragua (TDA).
Su destino fue el Centro de Confinamiento para Terroristas (CECOT) en El Salvador, luego de que el presidente de esa nación, Nayib Bukele, aceptara un pago de la Administración Trump a cambio de albergar presos ahí.
Para justificar las expulsiones exprés Trump apeló a Ley de Enemigos Extranjeros (LEE), que data del siglo XVIII y que fue utilizada por última vez durante la Segunda Guerra Mundial. La norma permite las expulsiones sin que haya una orden judicial.
Además, el Departamento de Estado creo la “Guía de Validación de Enemigos Extranjeros” un sistema de puntuación en el que funcionarios de inmigración califican a venezolanos mayores de 14 años que no sean ciudadanos estadounidenses ni residentes permanentes, utilizando pruebas como tatuajes o publicaciones en redes sociales que sugieran, según la decisión arbitraria de las autoridades, su vinculación al Tren de Aragua.
La acusación de pertenecer al Tren de Aragua se ha convertido en un patrón utilizada por la Administración Trump para deportar venezolanos sin probar que hayan cometido un crimen
Hernández Romero buscaba acogerse al Estatus de Protección Permanente que el gobierno de Joe Biden brindó a solicitantes de asilo de países con grave crisis económica o política.
A cambio fue utilizado como ejemplo en una agenda migratoria que busca enviar un mensaje radical.
“Los nazis recibieron un mejor trato bajo la Ley de Enemigos Extranjeros que lo que ha ocurrido aquí” dijo el lunes 24 la juez de apelaciones de Washington, D.C., Patricia Millett encargada de revisar el bloqueo que, la noche de los vuelos, el magistrado James Boasberg hizo a ese tipo de viajes.
En esa misma audiencia del sábado 15 de marzo, Boasberg ordenó el regreso del vuelo con los detenidos, pero las autoridades migratorias no sólo ignoraron la orden, sino que el lunes 31 del mismo mes reanudaron las expulsiones con el envío al CECOT de otros 17 inmigrantes más que, según el secretario de Estado, Marco Rubio, incluía de nuevo a miembros de las pandillas Tren de Aragua y Mara Salvatrucha o MS-13.
La llegada del grupo de 238 reos a El Salvador el 15 de marzo, fue seguida por el fotoperiodista del Time, Philip Holsinger quien con imagen y textos describió la brutalidad y el horror que vivieron los expulsados. Sin saber que se trataba de Andrys, el periodista Holsinger narra cómo lo recibieron los carceleros de Bukele:
“La admisión empezó con bofetadas. Un joven sollozó cuando un guardia lo empujó al suelo. Dijo: ´No soy pandillero. Soy gay. Soy barbero´. Le creí. Pero quizá solo fue porque no se parecía a lo que esperaba: no era un monstruo
La nota detalla cómo a golpes y encadenados, sacaron a los reos de los autobuses y los entregaron a un ejército de guardias que se abalanzaron sobre ellos para raparlos con rasuradoras eléctricas. “El hombre que decía ser barbero (Andry) empezó a gemir, juntando las manos en señal de oración mientras se le caía el pelo. Le abofetearon.
El hombre preguntó por su madre, luego se tapó la cara con las manos encadenadas y lloró mientras lo abofeteaban de nuevo”, relata Holsinger.
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La acusación de pertenecer al Tren de Aragua se ha convertido en un patrón utilizada por la Administración Trump para deportar venezolanos sin probar que hayan cometido un crimen.
Desde su campaña, el hoy presidente aseguraba que miembros de dicha organización eran liberados de las cárceles en Venezuela y que la administración Biden los dejaba entrar libremente a Estados Unidos.
Pese a las nulas evidencias, la leyenda se convirtió en parte de la narrativa antinmigrante que, en noviembre pasado, empujó el triunfo de Trump quien sigue usando a esa pandilla para sacar beneficios políticos y aterrorizar a otros inmigrantes.
Lidereada por el hoy prófugo Héctor Guerrero Flores, Tren de Aragua, surgió en 2014 en la cárcel de Tocorón en el estado de Aragua.
La organización convirtió ese centro penitenciario en uno de diversiones con zoológico, restaurantes, discoteca, casa de apuestas y piscina. Llegó a ganar tanto poder que muy pronto su operación trascendió los muros carcelarios.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en la presidencia de Biden, el 11 de julio del 2024 incluyó al Tren de Aragua en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC)
El profesor de criminología de la Universidad Central de Venezuela, Luis Izquiel, declaró a la BBC que TDA controlaba un tramo de la vía férrea que cruzaba Aragua, extorsionaba contratistas y vendía empleos en las obras.
Antes de expandir operaciones a Colombia, Ecuador, Perú y Chile, realizando actividades más propias de una pandilla como extorsión de migrantes, tráfico sexual, sicariato y secuestro de empresarios.
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Todo comenzó en el periodo conocido como postcovid.
Tras las crisis económica y social que la pandemia desató en países de todo el mundo, especialmente en algunos de centro y Sudamérica, caravanas de ciudadanos en busca de un mejor futuro marcharon desde el sur con destino a los Estados Unidos. La llegada masiva de inmigrantes llegó a registrar un récord de 2.5 millones de encuentros fronterizos tan sólo en el 2023.
Según rastreo hecho por las agencias de seguridad, se cree que debido al Covid la llegada de los primeros miembros del Tren de Aragua a Estados Unidos se dieron a finales del 2020.
Pero fue hasta enero del 2024 que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) confirmó que la pandilla operaba en Estados Unidos.
A partir de ese “descubrimiento”, en marzo del 2024 la cadena Telemundo, aseguró que evidentemente “el grupo también tiene una presencia cada vez más extendida” en el país.
En mayo, agentes descubrieron una red de tráfico sexual que, afirmaron, abarcaba Luisiana, Texas, Virginia, Florida y Nueva Jersey la cual involucraba mujeres venezolanas que eran obligadas a mantener relaciones sexuales para pagar deudas a quienes las trajeron a USA.
En junio, Bernardo Raúl Castro Mata, un migrante venezolano de 19 años que confesó ser “pandillero”, fue acusado de disparar a dos policías de la ciudad de Nueva York. Policías de Denver y Chicago realizaron arrestos por presuntos delitos relacionados con TDA, desde robo a tiendas hasta asesinato y prostitución.
Ya comienzan a surgir otros casos de inmigrantes injustamente enviados en los tres aviones del 15 de marzo
Azuzados por Trump, republicanos en el congreso calificaron a TDA como “ejército criminal invasor” en una carta enviada al entonces presidente Joe Biden. Así fue como bajo el temor de que amenazaban “a las comunidades estadounidenses”, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en la presidencia de Biden, el 11 de julio del 2024 incluyó al Tren de Aragua en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).
Se refirieron a ellos, “como una organización criminal transnacional con sede en Venezuela que se expande por todo el hemisferio occidental y participa en diversas actividades delictivas, como el tráfico y la trata de personas, la violencia de género, el lavado de dinero y el tráfico ilícito de drogas”.
En noviembre del 2024 durante el debate frente a la candidata demócrata Kamala Harris, Trump mintió al aseverar que la pandilla se había apoderado de Aurora, Colorado, bulo que las autoridades policiales de ese sitio se apresuraron a desmentir.
En la Ciudad de Nueva York hasta finales del 2024 la NYPD tenía registrados a 14 mil miembros de 496 pandillas que operaban en la ciudad de los que sólo 24 pertenecían a El Tren de Aragua.
Frente a la narrativa republicana, la sensación de que se estaban inflando la peligrosidad de la pandilla, comenzó a expandirse. En diciembre del 2024 Charlie Larat-Smith y John Polga-Hecimovich escribieron en Americas Quarterly que el alcance del TDA en los Estados Unidos era exagerado, aseverando que la pandilla solo tenía células permanentes fuera de Venezuela en Perú y Chile, y que incluso habían tenido un éxito limitado en sus operaciones en el vecino Colombia.
Si bien es una facultad de las autoridades detectar y apagar el crecimiento de presuntos grupos criminales antes de que implosionen y usar a las agencias de seguridad a conveniencia, la presencia e impacto del Tren de Aragua en los Estados Unidos es mínimo si se le compara con los Carteles Mexicanos de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación o con la pandilla centroamericana MS-13, con los cuales TDA comparte la designación de “terrorista” luego de la orden ejecutiva signada por Trump el primer día de su presidencia.
Dicha estigmatización orquestada desde la Casa Blanca, por otro lado, llegó a alterar la vida de los poco más de 700 mil venezolanos que viven en los Estados Unidos quienes sufren algún tipo de discriminación debido a la repentina fama de una pandilla criminal.
“Algo pasa con los venezolanos que nos es muy difícil hallar trabajo pues rara vez nos toma en cuenta” se quejaba Fredy en un centro de distribución de ropa donde este reportero fue voluntario durante el 2024.
El caso de Kilmar Ábrego
Mientras la situación de Andry Hernández se revuelve, ya comienzan a surgir otros casos de inmigrantes injustamente enviados en los tres aviones del 15 de marzo.
El más relevante, es el del ciudadano salvadoreño radicado en Maryland, Kilmar Armando Ábrego García, quien se encontraba legalmente en Estados Unidos.
Es el primer caso en que la Administración Trump reconoce que pudieron haberse equivocado, pero aclaran que poco pueden hacer para que el señor Ábrego García sea devuelto a Estados Unidos ya que, dicen, no tienen jurisdicción para ordenar su liberación ni pueden obligar al gobierno salvadoreño a que lo haga.
Por lo mismo, han pedido al juez que rechace la demanda de la familia de Kielam Armando para que lo regresen a casa, por un lado, y para que, además, congelen los pagos a Bukele por retener presos en a El Salvador. En su presentación del lunes 31 de marzo, abogados de Departamento de Justicia y de inmigración dijeron que la familia “no han demostrado que la deportación de Ábrego García a El Salvador fuera algo más que un error administrativo…”.
Al menos con este caso y con el de Andry José Hernández Romero se completan dos perfiles probados de personas que no eran criminales pero que fueron enviados a una de las peores cárceles del mundo. Aunque pueden ser muchos más que cumplan esa condición.
Ninguno de los que han sido enviados en tres vuelos en las jornadas del 15 y 31 de marzo, tendrá la oportunidad de impugnar la acusación de que son pandilleros o terroristas.
Para los carceleros que los abofetean y someten a todo tipo de vejaciones en el CECOT, por supuesto que sí lo son.
https://www.diario-red.com/articulo/internacional/trump-usa-mito-tren-aragua-desatar-terror-arrestar-inocentes/20250406120000045194.html