Cómo un Maltusiano Británico y otro Austríaco lavaron el cerebro a una generación de Estadounidenses

Cómo un Maltusiano Británico y otro Austríaco lavaron el cerebro a una generación de Estadounidenses

La decadencia del periodismo, entre “anfibios” que reconocen vivir del dinero de la CIA y “cosechas rojas” realizadas para Soros

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***El 19 de febrero de 2025, la publicación argentina Revista Anfibia dio a conocer un artículo titulado “¿Quién salvará al periodismo?”, firmado por la periodista Francisca Skoknic. 

En él, se plantea una reflexión sobre la crisis de financiamiento del periodismo autopercibido “independiente” en Hispanoamérica, destacando la relación de medios digitales con donantes como USAID, NED, Open Society Foundations (OSF) de George Soros y la Fundación Ford.

Sin embargo, tras una lectura crítica, surge un contrasentido evidente: ¿cómo puede un medio proclamarse “independiente” mientras su existencia depende de entidades de potencias extranjeras con agendas políticas e ideológicas marcadas? 

Lo que debería ser motivo de vergüenza y deshonra, máxime para medios que se endilgan el mote de “revolucionarios” y “anti-imperialistas”, es mostrado con descaro y orgullo. 

Para colmo de males, la nota de Anfibia aparece ilustrada con un mapa de la Argentina en el que las Islas Malvinas aparecen bajo la denominación británica de “Falkland Islands”. Tras el escándalo suscitado en las redes sociales por la imagen, se mantuvo la misma pero con una edición burda sobre el nombre.

Skoknic describe con alarma que cierta prensa hispanoamericana enfrenta un riesgo existencial ante la posible retirada de estos financistas, un temor que se agrava con eventos como la elección de Donald Trump, quien ha comenzando a recortar fondos los de estas agencias. 

Cita ejemplos de medios como CIPER (Chile), El Faro (El Salvador) o la propia Anfibia (Argentina), que, sostiene, han florecido gracias a estos aportes. 

No obstante, el texto sobrevuela sobre una paradoja fundamental: estas organizaciones, al recibir dinero de actores como USAID (agencia del gobierno estadounidense) o NED (ligada a la promoción de intereses geopolíticos de EE.UU. y la CIA), comprometen su autonomía al alinearse con las prioridades de quienes las sostienen, lo que se vuelve doblemente criticable y riesgoso cuando estas fuentes de financiación han estado históricamente relacionadas con servicios de inteligencia internacionales.

Cabe recordar que las agencias de inteligencia tienen áreas de influencia cultural y “soft power”. La propia CIA dispone de un Media Analysis Center que analiza medios, tendencias y patrones con los que puede ejercer cambios culturales, así como una Strategic Communicatios Office, enfocada en comunicación estratégica y modos de influir en la opinión pública de los países.

La autora de la nota en cuestión reconoce que “no era exagerado afirmar que si algunos de esos financistas cambiaban sus prioridades, la sobrevivencia del periodismo como servicio público estaría en serio riesgo”

Pero no profundiza en el reverso de esa moneda: ¿qué pasa cuando esas prioridades ya han moldeado el contenido? USAID y NED, por ejemplo, han sido señaladas por décadas como herramientas de “soft power” estadounidense, financiando proyectos que, bajo la bandera de la democracia, a menudo apuntalan intereses estratégicos de Washington. Open Society Foundations, por su parte, con su enfoque en “agendas progresistas”, no escapa a las críticas de quienes ven en Soros un operador global que impulsa temáticas divisionistas al interior de las naciones. ¿Es realmente “independiente” un medio que debe rendir cuentas—o al menos ajustar su línea editorial—a estos financistas?

El artículo menciona el caso de OSF, que “había decidido dejar de jugar” el rol de financista clave, y lo presenta como una amenaza. 

Pero esta retirada podría leerse también como una oportunidad para que el periodismo busque modelos de sostenibilidad que no lo aten a poderes externos. Skoknic no explora esta vía; en cambio, parece añorar la continuidad de un sistema que, aunque efectivo para producir investigaciones de impacto, perpetúa una relación de dependencia colonial.

La narrativa de “extinción masiva” del periodismo, inspirada en el reportaje de The New Yorker que Skoknic cita, suena dramática, pero evade una autocrítica necesaria. 

Si el periodismo latinoamericano está al borde del abismo, no es solo por la falta de fondos, sino por su incapacidad para romper con un modelo que lo hace rehén de intereses foráneos. 

Presentarse como un bastión de la verdad pública mientras se aceptan dólares con condiciones implícitas es, en el mejor de los casos, ingenuo; en el peor, hipócrita. Vale para liberales de derecha, como Jonatan Goldfarb en su pseudo-entrevista a Javier Milei o para liberales de izquierda, como los referidos en la publicación de marras.

Anfibia, en su intento de alertar sobre la fragilidad del sector, termina haciendo alarde de su propio rol al servicio de potencias extranjeras. 

Lo mismo vale para “Cosecha Roja”, también dirigida por Cristian Alarcón, que ostenta el logo de Open Society como su principal financista. Si el periodismo quiere salvarse, no basta con buscar nuevos “salvadores” en Oxford o Washington.

La verdadera independencia implicar mirar hacia las necesidades concretas de la comunidad, en lugar de fomentar constructos ideológicos y paradigmas diseñados en universidades extranjeras

Que la autora de la nota llegue a la conclusión de que deberían ser los propios lectores quienes financien las publicaciones, algo correcto, pierde todo valor cuando se arriba a esto en el momento en que le fueron cortados los fondos internacionales, los que seguramente no rechazaría si otro gobierno en los EE.UU. los volviera a implementar.

Mientras tanto, la autopercepción de “independiente” por parte de una publicación que recibió por años dinero de USAID, NED, Ford Foundation y Soros, suena a burla de mal gusto y solo expone el grado de decadencia en el que se encuentra buena parte del periodismo en las últimas décadas.

 Más que periodistas o analistas, la mayoría son meros operadores políticos, cuando no directamente agentes extranjeros.

Por Fausto Frank

https://noticiasholisticas.com.ar/la-decadencia-del-periodismo-entre-anfibios-que-viven-del-dinero-de-la-cia-y-cosechas-rojas-para-soros/

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