¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

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Argentina: Marcha antifascista y antirracista sin precedentes contra Milei

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****La marcha pretende consolidar un frente unido contra el ascenso del fascismo, el racismo y las políticas neoliberales que, según los organizadores, promueven el discurso de odio y prácticas deshumanizadoras. 30 de enero de 2025 (Foto: EFE)

“Gracias por tanta belleza para luchar contra la crueldad ” , fue una frase que se coló, casi en un susurro, muy temprano cuando la Plaza del Congreso empezó a llenarse para una marcha antifascista y antirracista en oposición a Milei, que fue inesperada, espontánea y multitudinaria.

Un millón de personas se movilizaron en la Ciudad de Buenos Aires –según los organizadores– como resultado de la mecha encendida por la comunidad LGBT. Un rayo de luz multicolor iluminó una jornada que no pasará desapercibida. 

¿Es un punto de inflexión? ¿Es finalmente un estancamiento? Está por verse si el calor del verano, impregnado en miles y miles de cuerpos, bajará o seguirá subiendo.

 Lo que es seguro es que la marcha del 1 de febrero fue una convocatoria masiva y diferenciada que surgió de una asamblea antifascista y autoconvocada, y que se multiplicó por todo el país y el mundo. Febrero precipitó un cansancio y un hambre de cambio.

“Mi primera marcha”

A las 4 de la tarde, la marcha encabezada por travestis, trans, gays, no binarios y lesbianas partió de San José y Avenida de Mayo, un derroche de color, punto de partida de un acto político: “Nunca había estado en una marcha, pero después del discurso del presidente dije ¡basta! y vine”, cuenta Flor –de 14 años– mirando la cabecera de la marcha, de 14 metros de ancho. Son 50 las que sostienen la bandera con los dedos bien apretados, dedos arrugados con uñas rojas y negras. 

Dedos de chavales trans y lesbianas. Orgullo antifascista y antirracista, una bandera hermosa, pintada el día anterior en la vereda del Hospital Bonaparte. Ese detalle, evidencia de lo que fue esta marcha, una confluencia de luchas, una vibración intersectorial, un encuentro profundo para, como dijo Flor en su primera marcha:

Decir basta.

“Es vital instalar el antifascismo”, dice Violeta Alegre, activista trans y DJ. “Ahora tenemos la certeza de que antes no se instaló, más allá de los avances que hayamos logrado en materia de derechos humanos y civiles.

 Es importante entender que el fascismo no es como el de Mussolini, hay otras herramientas que permiten reconfigurarlo, a través de la tecnología y las redes sociales”, dice, justo antes de subir al camión ubicado detrás de la cabecera de la marcha. 

Música, un montaje y voguers –bailarinas de salón– aplaudieron: “Unidad de todos los maricas, y a los que no les gusta, fascistas, fascistas. 

No damos abasto, no llegamos a fin de mes, defendemos la vida contra el proyecto fascista, contra el proyecto fascista”, coreaban. 

Detrás de ellas, organizaciones LGBT, feministas y una plaza llena de sindicatos, peronistas e izquierdistas. Todo el espectro de la oposición estaba en la marcha.

La fiesta popular sin policía

El Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires pidió que no se cercara la catedral para la marcha, el juez Ramos Padilla dictó un habeas corpus preventivo sin que nadie se lo pidiera, con el objetivo de evitar que las fuerzas de seguridad interceptaran personas o transportes. 

Las calles aledañas a Avenida de Mayo estuvieron cerradas desde temprano y la calle fue un festejo popular, con el orgullo LGBTIQNB+ en el aire. 

La marcha rompió los protocolos represivos que aplicó la ministra Patricia Bullrich durante todo 2024.

La convocatoria fue abrumadora. Durante la semana se rumoreaba que iba a ser una marcha a la que se iba a sumar un amplio sector de la sociedad, pero nadie podía predecir que sería tan multitudinaria. Y se hizo realidad, como ocurrió con la “Marcha Universitaria” de 2024 o con la marcha “2×1” durante el gobierno de Mauricio Macri. 

“Hay cosas que esta sociedad no negocia”, dice una mujer que sostiene una cámara en una mano y un bastón en la otra. Suda y sufre el calor de la media tarde: “Soy jubilada, mi nieto es gay y tiene 13 años, no voy a permitir que este gobierno haga lo que quiera”. “¿Dónde está tu nieto?”, le pregunta el periodista. “Bailando por ahí”, dice.

Antifascismo en la plaza

“Creo que lo más interesante de este evento es que pone en el centro del debate una política de humanización profunda de las distintas formas de existir en el mundo”, afirma Lucía Portos, subsecretaria del Ministerio de Género y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires. 

Para ella se trata de una apuesta por la solidaridad y por la creación de redes de relaciones que interpelen la institucionalidad y propongan la creación de comunidad, desenmascarando al grupo de personas que utilizan la crueldad como herramienta”, explica y agrega: “Creo que la marcha de hoy es un punto de inflexión que también debe llevar a un cuestionamiento de la lógica de la representación democrática que está sujeta a una demanda urgente, la de asimilar las prioridades fijadas por la organización popular y comunicarlas para construir una mayoría que pueda frenar efectivamente la violencia”. 

El gobernador, Axel Kicillof, también participó de la marcha con la columna de la provincia de Buenos Aires.

“La alegría de haber organizado juntos un evento político lleno de ternura y determinación política”, dijo Marta Dillon, activista, lesbiana y feminista.

Esta gente te dice no, Milei, no estamos dispuestos a tolerar tu política de exterminio. No vamos a dejar entrar al fascismo.
Una marcha inolvidable que marca un punto de inflexión

“Nuestra discusión antirracista en relación a la marcha de hoy, y a este gobierno, busca denunciar los recortes y las pérdidas en políticas públicas y medidas de reparación para nuestras comunidades, históricamente marginadas y vulneradas debido al racismo estructural e institucional en Argentina”, dice Alejandra Pretel, integrante de afroslgbtiq+ y cofundadora de Afrocolectiva, quien formó parte de la asamblea antifascista:

“Que el mensaje del presidente se replique en el país y en el mundo es muy peligroso”, dice Yokarta, trabajadora sexual que marcha con AMMAR (Unión de Trabajadoras Sexuales). 

“Eso les permite violarnos en los barrios donde trabajamos, hacer que vuelvan las redadas policiales y detenerme por cualquier razón. Con ese discurso, es para ver si le gustamos o no a la policía y eso no puede ser”, dice. 

“Si el presidente dice que somos peligrosas, entonces la policía va a tomar represalias contra nosotras, cada vez que me vea, porque soy trabajadora sexual, migrante o trans”, explica.

La transversalidad se tiñó de colores, desde las problemáticas específicas de la comunidad LGBT hasta las pensiones de pobreza, todo en una misma marcha: “Es fundamental luchar contra el vaciamiento de las políticas de salud, especialmente las que prevén o permiten el aborto, el acceso a la salud integral de las personas LGBT, la medicación del VIH y el tratamiento hormonal”, dice César Bisutti, abogado, activista anticarcelario y trabajador del departamento de equidad de género del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

El día era un día necesario de belleza respondiendo a la crueldad, en forma de murmullos y celebración, con la piel al sol y el maquillaje alejados de los constantes gases lacrimógenos que interpelan una y otra vez a la protesta social. 

Un alto, un estorbo y un mensaje replicado en el mundo contra la ultraderecha. Al día siguiente, habrá algún alivio y ahora la mecha de la contraofensiva ya estará encendida.

Fuente Pagina 12 , traducción Resumen Latinoamericano–Inglés

https://mronline.org/2025/02/04/unprecedented-anti-fascist-anti-racist-march-against-milei/

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