****Un soldado ucraniano posa para una fotografía en el contexto de la explosión de una bomba aérea guiada sobre las posiciones de los soldados ucranianos el 12 de noviembre de 2024 en Toretsk, Ucrania. © Vlada Liberova/Libkos/Getty Images
Luchando hasta el último ucraniano:
La OTAN planeó utilizar a su representante para conducir una larga guerra, con el objetivo de agotar a Rusia y eliminarla de las filas de las grandes potencias.
Por Glenn Diesen
Durante casi tres años, los países de la OTAN han boicoteado el contacto diplomático con Rusia, mientras cientos de miles de hombres mueren en el campo de batalla del conflicto en Ucrania. La decisión de rechazar la diplomacia es moralmente repugnante.
La diplomacia podría haber reducido la violencia, impedido la escalada e incluso abierto un camino hacia la paz. En cambio, las élites políticas y mediáticas presentaron hábilmente este rechazo como una señal de rectitud moral, etiquetando el diálogo como traición y la guerra como virtuosa.
La larga guerra de la OTAN
Para agotar a Rusia en una guerra prolongada, el objetivo era garantizar que los rusos y los ucranianos se mataran entre sí durante el mayor tiempo posible.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, describió el objetivo de Estados Unidos en la guerra de Ucrania como debilitar a su adversario estratégico: “Queremos ver a Rusia debilitada hasta el punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania”.
A fines de marzo de 2022, Vladimir Zelensky reveló en una entrevista con The Economist: “Hay quienes en Occidente no les importa una guerra larga porque significaría agotar a Rusia, incluso si eso significa la desaparición de Ucrania y se produce a costa de vidas ucranianas”.
El objetivo ha sido agotar a Rusia en un conflicto prolongado, asegurando que rusos y ucranianos sigan matándose entre sí durante el mayor tiempo posible.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, describió el objetivo: “Queremos ver a Rusia debilitada hasta el punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania”.
En marzo de 2022, Vladimir Zelensky reveló en una entrevista con The Economist: “Hay quienes en Occidente no les importa una guerra larga porque significaría agotar a Rusia, incluso si eso significa la desaparición de Ucrania y se produce a costa de vidas ucranianas”.
Los mediadores israelíes y turcos confirmaron que Rusia y Ucrania habían acordado un acuerdo de paz en Estambul, según el cual Rusia se retiraría y Ucrania restablecería su neutralidad. Sin embargo, Occidente lo rechazó. El objetivo no era la paz, sino desangrar a Rusia a través de su ejército en Ucrania.
Tanto Alemania como Francia han admitido que el Acuerdo de Paz de Minsk nunca estuvo destinado a implementarse, sino a utilizarse como vehículo para fortalecer el ejército de Ucrania.
Tanto el ministro de Asuntos Exteriores turco como el ex primer ministro israelí han reconocido que los países de la OTAN querían activamente que la guerra continuara.
Ex figuras de la OTAN, como el general retirado Harald Kujat, han dicho que la guerra fue provocada deliberadamente por la OTAN, y que Estados Unidos y el Reino Unido bloquearon los esfuerzos de paz para debilitar a Rusia política, económica y militarmente.
Los legisladores estadounidenses, como Lindsey Graham, han apoyado abiertamente la lucha contra Rusia “hasta el último ucraniano”. Argumentan que ayudar a Ucrania sin arriesgar vidas estadounidenses es una inversión inteligente para debilitar a Rusia.
Mientras tanto, Mitch McConnell lo calificó de inversión en la seguridad nacional de Estados Unidos, y Mitt Romney dijo que financiar la guerra era “el mejor gasto de defensa de la historia”.
Estas declaraciones ponen de relieve el creciente sentimiento en Occidente de que la guerra es una batalla por poderes en la que Ucrania es prescindible y sólo sirve como herramienta para debilitar a Rusia.
Los dirigentes de la OTAN, incluido Jens Stoltenberg, han declarado que una “victoria” de Ucrania daría como resultado un ejército ucraniano curtido en la batalla del lado de Occidente, con una Rusia debilitada.
La diplomacia como traición y la guerra como virtud
La propaganda de Occidente ha presentado el conflicto como una batalla entre el bien y el mal, y ha presentado la paz mediante la diplomacia como un peligroso apaciguamiento. En cambio, la guerra se presenta como algo virtuoso.
En la práctica, esto significa que los países occidentales han evitado continuamente las negociaciones, mientras simulan que Rusia no está dispuesta a participar.
A pesar de los llamamientos a las negociaciones por parte de líderes militares estadounidenses como el general Mark Milley, que reconoció que Ucrania podría estar en mejor posición para negociar después de recuperar territorios, la estrategia de Occidente ha sido prolongar el conflicto, no resolverlo.
Los dirigentes de la UE, como Josep Borrell y Kaja Kallas, han rechazado cualquier idea de diplomacia, han tachado a Putin de “criminal de guerra” y han presentado las negociaciones como algo impensable.
La UE, que en su día fue un proyecto de paz, se ha convertido ahora en un proyecto geopolítico, que castiga a cualquier país o dirigente que se atreva a proponer el fin de la guerra. El húngaro Viktor Orban fue difamado por intentar mediar, al igual que cualquiera que se oponga a una mayor escalada.
Los opositores a la paz sostienen que ceder territorio a Putin recompensaría su agresión, pero las raíces de la guerra van mucho más allá de las disputas territoriales.
El acuerdo de paz de Estambul demostró que Rusia estaba dispuesta a retirar sus tropas a cambio de la neutralidad de Ucrania.
Pero la OTAN no estaba interesada en la paz; veía el conflicto como una oportunidad para debilitar a Rusia y afianzar aún más su presencia militar en Europa.
A medida que la guerra continúa, las bajas ucranianas aumentan y el apoyo del público a la lucha disminuye. Una encuesta de Gallup reveló recientemente que ninguna región de Ucrania tiene una mayoría que respalde la continuación de la guerra.
Los líderes ucranianos, que alguna vez albergaron esperanzas, ahora enfrentan una realidad en la que su propio pueblo está cada vez más desilusionado.
La reacción que se avecina
A medida que se desploman las líneas del frente en Ucrania, se reconoce cada vez más que la OTAN saboteó los esfuerzos de paz, con el objetivo de prolongar la guerra para desangrar a Rusia. Esta estrategia, en última instancia, está teniendo resultados contraproducentes.
Los ucranianos resentirán a Rusia durante décadas, pero también dirigirán su ira hacia Occidente. La idea de “luchar hasta el último ucraniano” ya no es una causa noble: es una tragedia.
La guerra nunca tuvo que ver con disputas territoriales, sino con las ambiciones geopolíticas de la OTAN, y Ucrania es quien está pagando el precio.
Cuanto más persiste el conflicto, más claro se hace: la estrategia de Occidente está fracasando y la guerra sólo terminará cuando Kiev abandone su postura hostil hacia Rusia.
https://www.rt.com/news/608303-fight-to-last-ukrainian/