VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

¿OTRA “GUERRA EXTRAÑA”?

***El tres de septiembre de 1939, obligados por los tratados bilaterales, Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra a la Alemania nazi que dos días antes había invadido a Polonia, dando inicio a la II Guerra Mundial. 

Sin embargo, durante ocho largos meses las dos grandes potencias europeas no hicieron nada sustancial para detener a Hitler, hasta que el ejército fascista cruzó las fronteras de la propia Francia y de los países bajos, sometiéndolos con su sorprendente guerra relámpago de medios combinados.

Este periodo tragicómico de la historia europea seria llamado posteriormente “la guerra de broma” o “la guerra extraña”, pues mientras las principales potencias occidentales (incluidos los Estados Unidos) trataban de “apaciguar” a Hitler por medios diplomáticos y propagandísticos, sus industrias y bancos continuaron proveyendo de bienes estratégicos y financiamiento a las hordas hitlerianas.

Historiadores, políticos, especialistas y necios occidentales hasta el día de hoy tratan de justificar con toda clase de argumentos el proceder de las élites de entonces, sin reconocer que en realidad tal actuación respondió a un cálculo político, a un diseño geoestratégico de las potencias capitalistas europeas, incluido el emergente imperialismo yanqui, mayormente interesados en utilizar a la Alemania fascista y sus aliados como un ariete para destruir a la Unión Soviética y detener la propagación del Socialismo, esperando, al mismo tiempo, que la guerra global posibilitara un nuevo reparto de los recursos naturales y el rediseño, a su favor, de las fronteras de los países de la periferia capitalista.

Dos décadas antes de la gran tragedia mundial que significó la II G.M., Gran Bretaña y Francia fueron los encargados de delinear las nuevas fronteras de los países donde gobernó el derrotado imperio otomano. En el Cercano Oriente, estas potencias occidentales decadentes crearon estados cipayos delineando rayas sobre los mapas que separaron pueblos ancestrales, sentándose las bases para los conflictos y guerras que hoy aquejan al hoy llamado Medio Oriente.

La guerra, de forma “controlada” y en diferente intensidad, ha sido una constante en esta región desde aquel infausto reparto y que hoy vuelve a ser una amenaza real para todos los países de esa parte de la geografía mundial, cuya importancia es vital para el funcionamiento de los procesos económicos, financieros, industriales y comerciales globales y por tanto, centro neurálgico de las ambiciones y maquinaciones políticas de las grandes potencias globales y los círculos de poder regionales y locales.

La guerra que arrasó Irak, que aun asola Yemen y Siria y que va agotando la existencia como pueblo y cultura de Palestina es una realidad soslayada por los medios globales y soterrada para la conciencia crítica y humanística del resto del mundo. 

Noticias que van y vienen y que debido al hábil uso de las técnicas periodísticas (¡la famosa “caja china”!) solo alcanzan notoriedad dependiendo de los intereses concretos de las élites.

Pero algo cambio. Oriente próximo o Medio oriente, vuelve a estar en las ocho columnas (dicho figurativamente porque ya no existan diarios impresos), aunque esta vez con mayor dramatismo por la terrible audiovisualidad en tiempo real de los crímenes sionistas, ya sea mediante bombardeos a la población civil en Gaza, la amputación a control remoto de manos y cabezas de los confiados combatientes de Hezbolá o la infiltración profunda de los servicios de inteligencia occidentales en los países vecinos.

Los dos estados más poderosos de la región, ambos teocráticos y liberales (uno, altamente desarrollado tecnológicamente, aunque abiertamente dependiente de los yanquis, otro, muy rico, semi-autárquico y productor de sus propias armas), después de décadas de confrontación verbal, amenazas retoricas e intercambio de golpes de mano de sus respectivas agenturas secretas y sus aliados “proxis”, pareciera que pronto “la sangre llegara al rio”, que se acerca, después de intercambios de bombardeos, ataques misilísticos y de drones, la conflagración definitiva entre ellos. 

¿Pero es cierto que ya hay una guerra o la habrá, cuya estela marque el camino inexorable a una guerra regional o mundial?

A mi me parece que no. Hay más cosas en común (como dijo alguien) que diferencias entre estos dos Estados.

No son árabes, Aunque teocráticos, responden al liberalismo burgués, su desarrollo endógeno y potente lo dirigen a la consolidación de su influencia global, más que a la regional; se “mueven” en el tablero mundial con mucho éxito, concitando relaciones o alianzas (abiertas o secretas) con todos los poderes fácticos (Estados Unidos, Rusia, China y la Unión europea, además de otros actores globales de peso), negociando o manteniendo relaciones (buenas, regulares, pero nunca malas) con todos ellos.

Irán, mantiene relaciones con todos sus vecinos, siendo sus aliados Siria y su antiguo enemigo, Irak. 

Ha mejorado sus relaciones con Turquía, Arabia Saudita, Azerbaiyán, Uzbekistán, Turkmenistán, Afganistán y las monarquías del Golfo. Influye notablemente en muchas etnias guerreras, nacionalidades y organizaciones de la resistencia islámica; forma parte de la comunidad internacional y respeta a todos los gobiernos, teniendo cercanía con los no-sistémicos como nuestro país, Nicaragua; Cuba y Venezuela.

Sabe negociar, administrar los tiempos políticos, discernir cuándo es momento de la palabra y cuándo el de la espada (que es donde reside el éxito de su existencia milenaria) sirviéndose de la comprensión de su propia debilidad o fuerza para emprender o desistir.

 Irán, descendiente de imperios fundacionales, no tiene aliados permanentes ni lealtades eternas, más que aquellas que tienen que ver consigo mismo como realidad geopolítica y civilización. 

Así lo entiende su élite dirigencial, segmentada en decenas de partidos e ideologías, pero leal a su historia y a su pueblo.

Algunas de las características del Estado iraní pueden ser atribuidas también a Israel, apartando su crueldad, su espíritu invasor y racista para con el pueblo palestino, el mito sionista de “pueblo elegido” y obviando que nunca ha sido un imperio histórico, que fue creado gracias a las conveniencias y expectativas geoestratégicas de los aliados vencedores de la II G.M. (incluyendo a la URSS) y hoy sustentado por los Estados Unidos y el sionismo internacional,

Hay “detalles “que llaman la atención:

-La actual cercanía política de Irán con Rusia, no significa que la Federación rusa sea enemiga de Israel, pues las raíces de la clase fundacional gobernante del Estado de Israel están en suelo del antiguo imperio ruso o de la URSS misma y este país (que hoy cuenta con casi diez millones de habitantes, millón y medio procedentes de Rusia), tiene fuertes lazos económicos con la gran nación euroasiático, habiendo logrado durante los últimos treinta años un satisfactorio acercamiento político.

-Si nos atenemos a la propaganda y los titulares, los gringos son enemigos a muerte de los iraníes. 

Pero eso es un mantra o simplemente una falsedad, pues a pesar de las sanciones y restricciones, Irán sigue siendo un actor importante en la economía global (sobre todo en el campo energético) y no ha habido ni hay ninguna guerra real entre ambos países; con relaciones congeladas a nivel público, pero evidentemente con una comunicación fluida de bajo perfil que evita escaldas y garantiza un statu quo en sus relaciones y lo que ellas implican para la región.

-No hay que olvidar que una guerra que tenga por teatro a la región del Golfo Pésico sería letal para el capitalismo mundial, sobre todo, en un momento de declive global del sistema. 

Hay demasiados intereses en juego para que dos países de segundo escalón diriman sus asuntos cerca de la caja registradora de los grandes negocios de los que realmente gobiernan el mundo.

Seguiremos viendo ataques avisados, espectaculares a la vista y quizá con algunos muertos, pero que realmente no comprometerán tales intereses “superiores”.

Dicho de otra manera, seguramente estemos viendo una reedición a colores y en tiempo real de otra “guerra extraña”, que sólo puede volverse mortífera y extremadamente destructiva si así lo determinan los grandes poderes que no están ni en Tel Aviv, ni en Teherán.

Las preguntas pertinentes saltan a la vista : Qué encierra está aparente nueva " guerra extraña"? Serán sacrificados el pueblo palestino, Hezbollah y Hamas?

Tristemente, los niños asesinados por los sionistas en Gaza y los civiles inocentes bombardeados en Beirut parece que a nadie (con poder real de detener la matanza) les son importantes.

Edelberto Matus.

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