Palestina: Un grito en la oscuridad: Hind Rajab, “Por favor, ven, ven y llévame”

-Palestina: Un grito en la oscuridad: Hind Rajab, “Por favor, ven, ven y llévame”

Nicaragua: El combate del 5 de septiembre de 1856 en San Jacinto y el incidente previo en río Tipitapa

SANTO Y SEÑA: “HASTA MORIR”

 El combate del 5 de septiembre de 1856 en San Jacinto y el incidente previo en río Tipitapa

EL PARTE DE GUERRA DEL CORONEL ESTRADA.

Antes de la victoria nicaragüense sobre los filibusteros del 14 de septiembre de 1856 en la Casa Hacienda San Jacinto, hubo un primer combate entre filibusteros y nicaragüenses en el mismo sitio, el 5 de septiembre del mismo año.

El Coronel José Dolores Estrada, informó que 120 filibusteros atacaron la Casa Hacienda en la madrugada del 5 de septiembre. El informe detalla que los filibusteros atacaron sin éxito, sobre todo por el ala derecha de la casona -el 14 lo harán con más énfasis en el ala izquierda-, dejando en su huída quince rifles, cuatro espadas, un botiquín con medicinas, un estuche de cirugía, quince bestias mulares y “otras tantas caballerías con sus correspondientes monturas”, y otras cosas “de menor importancia”.

En este combate los filibusteros “dejaron seis muertos y una porción de heridos, que cargó el enemigo con ellos “. Entre los muertos, el Coronel Estrada afirma que reconocieron “al cirujano y dos oficiales”

Al huir los filibusteros el Coronel Estrada ordenó perseguirlos, esta tarea se la encomendó al Capitán Bartolo Sandoval (alias “el loco”) - igual sucederá el 14 de septiembre, él mismo será quien persiga a los filibusteros en su huida-

De parte de los nicaragüenses, Estrada lamenta la pérdida del Cabo Primero, Justo Rocha, de Managua, y heridos “no de mucha gravedad, al bravo Capitán Don Carlos Alegría, el ayudante Abelardo Vega y el soldado Crescencio Ramirez”. 

Aquí vemos el aprecio que tiene el Coronel Estrada al Capitán Carlos Alegría a quien califica de “bravo capitán” (Alegría combatirá también el 14, y es quien testifica la llegada de los indios matagalpa a San Jacinto el 11 de septiembre “que fueron tan útiles a la jornada del 14” (según versión de Alegría brindada veinte años después de aquella jornada heroica, el 14 de septiembre de 1886 en Masaya).

Estrada concluye su informe al mando superior con estas palabras loables para sus soldados: “Ninguna recomendación especial sería bastante para explicar el valor y denuedo de los oficiales y tropa de esta división, pues todos se han portado y correspondido a la denominación que se les ha dado”.

EL TESTIMONIO DEL CAPITÁN CARLOS ALEGRÍA (30 años después, 1886).

Los patriotas nicaragüenses llegaron a la Casa Hacienda San Jacinto el 29 de agosto de 1856 a las cinco de la tarde. El domingo 30 de agosto el Coronel Estrada nombró al Capitán Carlos Alegría, “oficial expedicionario para pasar a Panaloya regresando por Tipitapa pidiendo y buscando informes en cada punto de la fuerza y situación de Walker, expedición que motivó la acción de San Jacinto” (Carlos Alegría, 1886).

Salieron de San Jacinto el 31 de agosto, Alegría iba con 12 hombres en esa exploración encomendada. Iba con Bartolo Sandoval (“el loco”). En su misión tomaron control de la piragua de Dn. Hilario Selva, que navegaba de Granada a Tipitapa, este acto fue el primero de septiembre. 

En la piragua iban diez marineros que fueron reclutados para el Ejército del Septentrión, o sea para la Casa Hacienda San Jacinto. 

El Capitán Alegría afirma que Sandoval había sido marinero y los conocía a todos ellos. Es probable que estos diez marineros combatieron en San Jacinto el cinco y el catorce de septiembre.

Por la tarde del primero de septiembre, desembarcaron todos ellos en la costa norte del Río Tipitapa, justo en el puente que atravesaba ese río para comunicar Tipitapa con el norte del país, y justo ahí vieron que en la costa sur del mismo río y puente estaban los filibusteros acampados. 

El Capitán Alegría ordenó abrir fuego sobre ellos, y aquellos respondieron y desmantelaron las tablas y vigas del puente para evitar su acceso a Tipitapa.

Quedando del lado contrario (al norte del río), los patriotas deciden regresar a San Jacinto para dar informe al Coronel Estrada, y en su retorno se topan con otro filibustero que viajaba solo “bien parecido y vestido de militar montado en una mula alazana”, dice Alegría, “me fui sobre él y lo capturé y despojándolo los soldado se cayó el sombrero de vicuña, en donde llevaba una nota que decía: “Sir a mejor Larvis forraje” (La abrí) y en español decía (Granada 29 de agosto) -A la orden del Coronel MaDonald. Llevará Ud. la comisión de preparar forraje para las tropas que marchan a los llanos de Tipitapa”. Un sello. Walker” (termina su informe Alegría).

Regresaron a San Jacinto a las 6 de la tarde, y el reo no quiso hablar. Esa noche se realiza un consejo militar del Coronel Estrada con el Teniente Coronel Patricio Centeno, Capitanes Crescencio Urbina, José Luis Coronel, Ignacio Jarquín (quien morirá combatiendo el 14 de septiembre en el ala izquierda de la casa hacienda); Capitán Carlos Alegría, Bartolo Sandoval y Dolores Chiquitín (quien también morirá combatiendo el 14 de septiembre). Alegría aclara que en esa reunión no estuvo el Capitán Francisco Sacasa, porque él llegaría con su división de indios matagalpas hasta el 11 de septiembre a San Jacinto (60 hombres).

Debo aclarar que “el problema” que tenían estos patriotas, era: "Que el Corl. Estrada debía escusar todo encuentro con los Yankis; que "en todo caso le prohibía entrar en acción de guerra con ellos a no ser, que le cortaran la retirada".

 Aquí dijo Urbina agitando la nota en la mano. Esta guerrilla Corl. va a ser el azote de los Filibusteros y sería un descrédito equivalente a una derrota volver un paso atrás. Después de haber desafiado a Walker "hay que morir aquí" (Carlos Alegría, 1886).

Los demás apoyaron esta idea de no dar un paso atrás hacia Matagalpa, los patriotas del Ejército del Septentrión, decidieron esperar en San Jacinto, la segura embestida de los filibusteros, pues el lugar era estratégico para cortar los suministros a Granada por el río Tipitapa. Fue decisión unánime de ellos quedarse en San Jacinto “hasta morir”.

“Entonces el Coronel Estrada toma la nota de urbina y levantándola en altas voces, entusiasmado dijo: “no nos volveremos de aquí, pero no seré yo quien de el parte de la derrota. Uds. son jóvenes y se avergonzarán siendo además responsables si no cumplen con su deber” (Carlos Alegría, 1886).

Estrada había nacido -según sus biógrafos- el 16 de marzo de 1792, de tal manera que en esa fecha, 1ero de septiembre de 1856, tenía 64 años de edad. ya era todo un veterano de guerra. 

Por eso al referirse a los jóvenes del Ejército del Septentrión les advierte que él morirá combatiendo antes de rendirse o retirarse de San Jacinto, pero que ellos los jóvenes “se avergonzarán siendo además responsables si no cumplen su deber”, o sea, si no combaten hasta la muerte.

Si Leónidas, el Rey de Esparta, en el paso de las Termópilas decidió sacrificarse con sus 300 patriotas ante el invencible Rey de Persia, Jerjes, en el año 480 a.C, Estrada y los oficiales del Ejército del Septentrión apostados en Tipitapa en 1856, tomaron la misma decisión ante el invencible esclavista William Walker. 

Guardando distancia entre los contextos y tiempos, el espíritu de combatir hasta la muerte, cuando lo contrario es la vergüenza de la rendición o de la huída, son similares para hombres de la estatura moral y espiritual de Estrada, Zeledón, Sandino, Rigoberto López, Julio Buitrago, Leonel Rugama, y miles más de patriotas heroicos a lo extenso de nuestra historia, solo hombres y mujeres con esa estatura épica son capaces de llevar hasta las últimas consecuencias, la convicción de vencer o morir.

Según el testimonio de Alegría, el Coronel Estrada, “Dio la vuelta llamando al Jefe de día que era el Capitán Cisne (boca de glodia) y le dio orden que fusilara al yanqui; sin gastar más que 4 tiros”. 

Alegría medita: “Yo no puedo juzgar si el CorL Estrada quiso aprovechar el entusiasmo de aquel momento para imprimir carácter, energía, decisión y valor a los falanginos, o fue arrastrado por tanto oficial joven en busca de glorias salvando a su país en aquellos momentos de desgracia que cada cual y especialmente la falange de Latande quería ser la primera en batirse con Walker” (Alegría, 1886).

El 2 de septiembre, la fuerza patriota en San Jacinto comenzó a organizarse para resistir el embate de los filibusteros que tarde o temprano llegarian. Fueron avisados por un viajero “Sr. cubero” que llegaba de Masaya que los filibusteros habían salido de Granada el tres de septiembre.

“Así fue, al amanecer el 5 entre las brumas vimos sobre el abra las partidas de frente a derecha e izquierda. En el acto se colocaron nuestras fuerzas; a mi (Alegría) me tocó el ala derecha de la Hacienda y fueron acercándose de un modo violento, tratando de conocer nuestra situación y fuerza, llegaron a las orillas de la casa las primeras guerrillas y salí a batir la que a mi flanco me tocaba; la hice retroceder pero me hirieron al Ayudante Abelardo Vega en la salida en momentos que recibí orden de Estrada, que el fuego debía hacerse a quema ropa, entonces me regresé a la barricada y al entrar me hirieron el hombro derecho. Me puse una venda y me bastó sobrando trapo para concluir la fatiga de toda la acción” (C. Alegría, 1886).

Carlos Alegría concluye su testimonio del combate del cinco de septiembre, agregando el dato que “el 11 llegó una división de sesenta indios con flechas al mando del Mayor Dn. Francisco Sacasa, con los oficiales Seferino González, Miguel Vélez, José Siero, Francisco Avilés, Manuel Marenco y Estanislao Morales, que fueron tan útiles a la jornada del 14”, afirmó.

Los filibusteros huyeron. No esperaban esta defensa tan decidida de los patriotas, ni la osadía de dejarlos avanzar hasta estar a tiro de bala o filo de bayoneta. Seis de ellos ya no regresaron a Tipitapa. William Walker recibirá el informe de la situación con desagrado y ordenará una tropa mayor para ir a desalojar a esos incómodos nicaragüenses que no reconocían “su Presidencia” de Nicaragua, que había asumido desde el 12 de julio del mismo 1856.

Ese segundo encuentro militar, ese segundo combate, será más fatal que el primero, sus pérdidas humanas serán mayores, se multiplicarán por cinco veces las del cinco de septiembre, y lo peor será la desmoralización de sus tropas frente a la gigantesca moral patriótica de los muchachos de Masaya, Managua, Granada, Rivas, de las Segovias y Matagalpa que habían incorporado el Ejército del Septentrión al mando del General Tomás Martínez y de Fernando Chamorro.

Managua, 3 de septiembre de 2025.

FUENTE BIBLIOGRÁFICA: Toda la información del Coronel José Dolores Estrada y del Capitán Carlos Alegría, fue tomada de estas fuentes:

- “RAGHN 1955. Tomos XIV y XV, enero 1955 a diciembre de 1956. Luis Cuadra Cea, Director. No. 1 a 4. Charla Radial del Dr. Felipe Rodriguez Serrano sobre el General José Dolores Estrada. Discurso de Carlos Alegría pronunciado en Masaya el 14 de septiembre de 1886.

- Pérez Estrada, Eduardo. 1970. “General José Dolores Estrada, héroe nacional de Nicaragua”.

- Archivo del historiador Andrés Vega Bolaños. Carta del sargento Carlos Alegría, La Prensa Literaria.7 de Septiembre de 1985, pág. 3.

- “William Walker el predestinado de los ojos grises. Biografía por Alejandro Bolaños Geyer, Tomo IV, impresión privada St. Charles Missouri 1994. Anexo B, “Un Veterano Carlos Alegria. De las Cuevas de Segovia a los Indios Flecheros”. Pgs. 223 a 230). Library of Congress Catalog Card Number 93-74558 ISBN 1-877926-10-8

- “Los Indios Flecheros Matagalpas. Héroes de la Batalla de San Jacinto”, autores varios y decretos oficiales de la Asamblea Nacional de Nicaragua. Instituto Nicaragüense de Cultura. Año 2010.

Por: Clemente Guido Martínez.

Vicepresidente de la AGHN.

Related Posts

Subscribe Our Newsletter