Un 16 de junio de 1944, George Stinney, un niño negro con solo 14 años, se convirtió en la persona más joven ejecutada en los "democráticos" EEUU en el siglo XX.
Era tan pequeño que tuvieron que apilar libros en la silla eléctrica para poder atarlo y ponerle el casco para ejecutarlo. 70 años después de su ejecución, se demostró que era inocente y que fue victima del racismo supremacista blanco.
En marzo de 1944, George fue acusado de matar a 2 niñas blancas desaparecidas, Betty de 11 años y Mary de 7 años, sus cuerpos fueron encontrados cerca de la casa donde la familia negra de Stinney vivía en Alcolu, Carolina del Sur.
La hermana de Stinney afirmó que ella estaba junto a su hermano el día del asesinato y no podría haberlas asesinado.
A pesar del testimonio de la hermana, por el simple hecho de ser negro y vivir al lado de donde ocurrió el asesinato, el sheriff arrestó a Stinney al día siguiente bajo cargos de asesinato en primer grado.
El sheriff afirmó falsamente que George confesó y entregó el arma del crimen, algo que no consta en ningún lado ni se realizó ningún informe ni el arma apareció jamás.
Tras la detención, el padre de Stinney fue despedido del trabajo y su familia fue desahuciada de su casa.
Toda la farsa judicial contra Stinney, incluida la selección de un jurado formado exclusivamente por blancos, tomó solo un día y no se permitió la presencia de personas negras en la sala del tribunal.
A los jueces supremacistas le bastaron apenas unos minutos para condenar al niño de 14 años a la pena de muerte, sin ningún tipo de prueba ni siquiera su abogado apeló la sentencia.
A la espera de la pena de muerte, George estuvo en aislamiento durante 81 días sin visitas ni ningún tipo de contacto con el exterior.
Fue ejecutado el 16 de junio de 1944, a las 7:30 de la mañana, siendo atado a una silla y electrocutado con más de 5.300 voltios en la cabeza.
El 17 de diciembre de 2014, 70 años después, una jueza de Carolina del Sur, Carmen Tevis Mullen, declaró totalmente nulo e ilegal aquel juicio-farsa a George Stinney.
El Caso Stinney se trató de un burdo montaje para tapar al verdadero asesino, alguien que seguramente tenia conexiones con el poder, de familia rica y blanco, porque hablamos de un proceso judicial corrupto que involucró al sheriff, a jueces títeres que dictaron sentencia rápidamente y a un abogado defensor comprado.
Para llegar a esta conclusión, se analiza que:
-Al examinar las actas del proceso del sheriff, la magistrada Mullen no halló ni una sola prueba a que hubiese arma del crimen ni tampoco a ninguna confesión del niño.
-Fue un juicio compuesto solo por jueces blancos que no duró más de un dia y que apenas en unos minutos de proceso, rápidamente se dictó sentencia.
-El Sheriff afirmó que contaba con la confesión del niño pero jamás se encontró ninguna prueba escrita en ese sentido de puño y letra del niño ni aparece por ningún lado en los archivos judiciales.
-Su "abogado", un cobrador de impuestos blanco, en ese entonces en plena campaña para su reelección, no convocó a testigos tan cruciales como su hermana que tenia la coartada y no realizó ningún interrogatorio al sheriff preguntando de donde sacó su base de pruebas como la confesión o el arma del crimen.
-Después de la injusta sentencia, increíblemente su "abogado" ni siquiera apeló el fallo del tribunal, algo que hubiera bastado fácilmente para suspender la ejecución del niño, simplemente calló y dejó que lo mataran.