Ursula von der Leyen (nacida como Ursula Gertrud Albrecht), la guerrerista presidenta de la Comisión Europea (máximo órgano de gobierno del anciano continente) que va por el mundo recetando democracia y transparencia, es una delincuente que se aprovechó de la pandemia del Covid-19 para enriquecerse.
A finales de abril de 2021, un equipo de periodistas de investigación del diario The New York Times descubrió que Ursula von der Leyen mantenía correspondencia privada con el jefe del gigante farmacéutico Pfizer, Albert Burla, sobre la negociación del enorme acuerdo para suministrar vacunas contra el Covid-19 a los países miembros de la Unión Europea.
Se trataba del mayor negocio de la industria farmacéutica, el mayor acuerdo en la historia de la adquisición de vacunas y de las decenas de miles de millones de euros que pasaron del presupuesto de la UE a los bolsillos de la empresa estadounidense.
Pero a absolutamente todas las preguntas, los funcionarios de la Comisión Europea responden que es imposible leer la correspondencia, porque es de “naturaleza fugaz, de carácter efímero”.
El diario digital “Político”, que se difunde desde Washington y está vinculado al Estado profundo, publicó recientemente (un artículo con el siniestro subtítulo: “Este es el tipo de historia que no desaparece sin más” sobre cómo Ursula von der Leyen, actuó en connivencia con Pfizer Corporation.
La semana pasada, durante un acto organizado en París por la eurodiputada francesa Michèle Rivasi, del grupo de Los Verdes-Alianza Libre Europea, el miembro de un grupo de presión y defensor de la transparencia Frédéric Baldan anunció que ha presentado una denuncia ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por el papel de von der Leyen en la negociación del enorme acuerdo sobre la vacuna Covid-19 con la transnacional farmacéutica Pfizer.
En el mismo acto, Rachel Hanna, subdirectora de la ONG Access Info Europe, denunció que la propia Comisión Europea se niega a revelar el contenido de los mensajes de texto que la von der Leyen intercambió con el Director General de Pfizer, Albert Bourla, en el mismo período que la UE negociaba con esa multinacional un gigantesco contrato de vacunas contra el Covid-19.
La Comisión nunca ha confirmado la existencia de los mensajes. Ursula von der Leyen, está casada con Heiko Echter von der Leyen, vinculado estrechamente a la industria farmacéutica alemana. Ursula y el marido son médicos; tienen nueve hijos.
Sin embargo, quienes han leído los mensajes entre ambos personajes afirman que Pfizer acordó con la von der Leyen que le entregaría una cuantiosa comisión de decenas de millones de euros, una vez consumada la fechoría: comprar a Pfizer vacunas por un valor individual de 30 euros, cuando producirlas les cuesta menos de 7 euros.
El mayor soborno de la historia
“El problema es que hasta ahora nadie en Europa sabe qué acordaron exactamente Von der Leyen y Burla, pero se sospecha con razón que hubo grandes sobornos de por medio. Probablemente también es el mayor soborno de la historia”, comentó la vocera de la cancillería de Rusia, María Zajárova.
Hanna dijo que la forma en que la Comisión había gestionado una petición de Alexander Fanta, periodista del sitio alemán de noticias Netzpolitik, para acceder a los mensajes de texto, va en contra de la propia normativa de la UE, cuyo objetivo es dar a los ciudadanos el mayor acceso posible a los documentos.
La negativa a compartir los mensajes de texto, dijo Hanna, “niega al público su derecho fundamental”.
La flamante Ursula, que esta semana anda por Latinoamérica queriendo dar recetas de democracia y honradez, ya ha sido amonestada por el Defensor del Pueblo Europeo por no buscar los mensajes, y en septiembre el Tribunal de Cuentas Europeo criticó la falta de transparencia en torno a las negociaciones preliminares del tercer y mayor contrato de vacunas de la UE con Pfizer/BioNTech.
Baldan afirmó que la presidenta de la Comisión había “violado claramente las disposiciones” del código de conducta vinculante de la Comisión, y pide al tribunal que suspenda a von der Leyen y a sus colegas comisarios mientras se lleva a cabo una investigación.
Baldan ya ha presentado una denuncia penal ante un tribunal belga, acusando a la Presidenta de la Comisión de corrupción y destrucción de documentos.
Los activistas en favor de la transparencia afirmaron que el secretismo de los órganos de gobierno de la Unión Europea está “minando lentamente la confianza pública”.
“Tras la crisis sanitaria, vemos que las instituciones se cierran”, afirma Christophe Van Gheluwe, fundador de Cumuleo, un sitio web que publica información de acceso público sobre políticos y funcionarios en Bélgica. “Los ciudadanos… exigen más acceso a la información. Por otro lado, tenemos autoridades que no facilitan esta información, y creo que existe un enorme riesgo para nuestra democracia”.
https://radiolaprimerisima.com/una-delincuente-llamada-ursula/
