Pablo Gonzalez

Nicaragua: LA CONSTABULARIA (1925-1927)

El término Constabularia, del inglés Constabulary, es un concepto utilizado desde el siglo XIX en Europa para designar a los cuerpos policiales civiles locales con funciones paramilitares.

En Gran Bretaña se empleó usualmente en lugares rurales, inspirados en la estructura de compañías, composición y misiones de la gendarmería francesa.

Los Estados Unidos de América implementaron la organización de las constabularias como fuerzas locales de los países que intervinieron militarmente en el siglo XX, con el objetivo de imponer la pacificación a través de las guardias nacionales y para proteger sus intereses económicos y políticos.

De esta manera contrarrestaba el desprestigio ante la opinión internacional y pública a lo interno de su país, por la presencia permanente de los infantes de marina y su involucramiento en la política interna de estos países. 

La situación de Nicaragua desde inicios de los años veinte se continuó caracterizando por la violencia.

Las acciones armadas en 1922 de los conservadores contra la Legación Militar, los ataques de los liberales en León y Chinandega y los conflictos fronterizos entre Nicaragua y Honduras, motivaron a los Estados Unidos a promover, con el apoyo del gobierno del General Emiliano Chamorro, las conversaciones entre centroamericanos que dieron como resultado la suscripción del Tratado de Paz y Amistad, firmado en Washington el 7 de febrero de 1923. Además, se aprobó un Convenio sobre Limitación de Armamento de los ejércitos.

En este Tratado se acordó organizar una entidad militar y policía apolítica como Guardia Nacional en cada país bajo el modelo norteamericano.

Los objetivos fueron: defensa común de Centroamérica, asegurar la paz interior, unificación de criterios y la cooperación de los Estados Unidos. Para su organización se estableció un techo en la composición de las fuerzas para todos los ejércitos centroamericanos, correspondiéndole a Nicaragua la cantidad de 2,000 miembros.

En las elecciones de 1924 resultó electo como presidente el doctor Carlos J. Solórzano, conservador, y como vicepresidente el doctor Juan Bautista Sacasa, liberal. Esta fórmula llamada “Gobierno de Transacción” fue apoyada por el Departamento de Estado norteamericano, ya que se habían comprometido a conformar la Guardia Nacional según sus planes.

Desde 1923 los Estados Unidos presionaban para la organización de la Guardia Nacional, por lo que habían planteado que después de las elecciones retirarían la Legación Militar, que en realidad era el instrumento que garantizaba el mantenimiento de los partidos en el poder. 

Por ello el Gobierno de Nicaragua de Carlos Solórzano procedió a formar La Constabularia y fue decretada una ley el 15 de mayo de 1925. Inició con 270 miembros, con funciones de Policía urbana, rural y judicial. 

A solicitud de Nicaragua el Departamento de Estado envió oficiales a organizar, entrenar y dirigir la Constabularia, que enfrentó la Guerra Constitucionalista y fue derrotada, desapareciendo en mayo de 1927, dando lugar a la creación de la nueva Guardia Nacional.

La situación fue compleja. A partir de esta fecha en Nicaragua iban a coexistir dos fuerzas militares, ya que de acuerdo a las leyes aprobadas no se estableció que la Constabularia sustituyera al Ejército Regular, pero se le encargó la formación de una Guardia de Honor Presidencial y misiones de patrullaje de la ciudad de Managua.
El Ejército Regular era una pequeña fuerza de origen conservador, con oficiales generales simpatizantes del General Emiliano Chamorro, que se oponían a la conformación de esta nueva fuerza, que en teoría sería apartidista y se convertía en un obstáculo para la conquista del poder político. La Guardia Nacional que se empezaba a organizar fue conocida como la Constabularia, término acuñado por la política norteamericana.

Se inició con tres oficiales norteamericanos que ocuparon el mando de la fuerza: el Mayor Carter, el

Mayor Daniel Rodríguez y el Mayor L.F. Schoerder.

Las instalaciones que ocuparon fueron el Campo de Marte y la parte norte de la Loma de Tiscapa donde estaba el Ejército Regular, estructurándose en diez compañías con la composición de 200 reclutas.

Con el objetivo cumplido de iniciar la conformación de la Constabularia en Nicaragua, los marines norteamericanos abandonaron el país el 3 de agosto de 1925.

 El General Emiliano Chamorro, en confabulación con jefes y oficiales conservadores de las distintas unidades, aprovechando esta situación y conociendo las debilidades en la conformación de la Constabularia, atacó la Loma de Tiscapa y el Campo de Marte, produciéndose de facto el golpe de Estado que fue conocido como “El Lomazo”.

El presidente Solórzano decidió no enfrentarse al General Chamorro y aceptó sus planteamientos a través de acuerdos que permitieron que el General Chamorro fuera nombrado Comandante General del Ejército y ejerciera el poder real en el país. 

El 16 de enero de 1926, por decisión del Congreso Nacional, el General Chamorro asumió el Poder Ejecutivo, pero los Estados Unidos no lo reconocieron.

La posición del General Chamorro con respecto a la Constabularia cambió y la empezó a nutrir de conservadores que garantizaran su lealtad política, logrando ya para marzo de 1926 convertirla en un ejército partidista a su favor. 

Sin embargo, las tropas liberales organizadas en el Ejército Constitucionalista y dirigidas desde agosto de 1926 por el General José María Moncada, continuaban avanzando desde la toma de Puerto Cabezas. 

A finales de octubre el General Chamorro fue obligado a renunciar y depositó la presidencia en el senador

Sebastián Uriza, que también no fue reconocido por los Estados Unidos, por lo que convocó al Congreso de la República para designar un nuevo presidente.

Es así que Adolfo Díaz asumió la presidencia de la República el 14 de noviembre de 1926 e inmediatamente removió al Mayor Carter y designó al Mayor Rodríguez como Jefe de la Constabularia, asimismo solicitó al gobierno estadounidense el regreso de una Legación Militar.

 En diciembre las tropas constitucionalistas lograron importantes victorias en Laguna de Perlas. Ante una posibilidad de triunfo de los liberales, los Estados Unidos apoyaron la solicitud de Díaz y el 6 de enero de 1927 ordenaron el desembarco de un grupo de marines del USS Galveston. Aun así, la situación militar fue favoreciendo al Ejército Constitucionalista, que había logrado causar importantes bajas al ejército conservador y principalmente a las tropas constabularias, que estaban reducidas a menos de 90 hombres.

El presidente de los Estados Unidos Coolidge envió a Henry L. Simpson a imponer la paz y negociar con el Jefe del Ejército Constitucionalista, General José María Moncada, por lo que se reunieron en Tipitapa con delegados del doctor Juan Bautista Sacasa, el 4 de mayo de 1927 donde firmaron el tristemente famoso “Pacto del Espino Negro”, donde se acordó entre otros puntos la organización de una nueva Guardia Nacional, que sustituiría a la derrotada Constabularia.

Historia Militar 
Ejercito de Nicaragua

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