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Inteligencia Artificial (IA): ¿Se está escapando el genio de la botella?


Risa, asombro o indignación provocó, días atrás alrededor del mundo, las realistas, pero falsas publicaciones de fotos del papa Francisco en trajes “inapropiados”. Para muchos eso no pasó de ser una anécdota mediática ya olvidado como suele suceder en la Red.

Sin embargo, para otros es un campanazo, una alerta sobre un fenómeno tecnológico que silenciosamente ha llegado a nuestras vidas y que rápidamente se ira manifestando de diversas formas. Para unos beneficamente, para otros de manera nefasta, incluso mortal.

El rápido desarrollo de las nuevas tecnologías de la informática, la comunicación, Internet y sobre todo el creciente uso de estas herramientas en nuestra vida cotidiana, nos han quitado la capacidad de asombro.

No obstante, estas herramientas son “buenas” o “malas” dependiendo el uso y quien las controle. Y precisamente su creación, desarrollo e implementación soy hoy en día, además de una codiciada mercancía en el sistema capitalista global que las ha creado y principalmente desarrollado, un arma de control y de manipulación social.

El mas novedoso “producto” de esta carrera descontrolada hacia el dominio de los mercados y las conciencias es la llamada Inteligencia Artificial (IA) que ya irrumpió en nuestras vidas, más allá de la comentada anécdota sobre la vestimenta del papa.

La IA en manos de la élite del capitalismo global, la misma que lucha por conservar la hegemonía económica, política, social y militar, ya preocupa a los que alrededor del mundo entienden que tal portentoso avance de la ciencia y la tecnología será posiblemente usado para cambiar a favor de fuerzas oscuras, incluso la naturaleza de la especie humana.

Y no estamos hablando del grupo de altos tecnócrata y famosos empresarios que recientemente han firmado una carta llamando “a pausar por unos meses la masificación de tal herramienta tecnológica, mientras se escriban las reglas, el código ético de su uso”, sino de hombres y mujeres realmente preocupados por la sociedad y el mundo, quienes afirman que esto es parte del llamado “transhumanismo”, tan pregonado por los gurús de Davos, que debe de cambiar aspectos sustanciales de la bio-genética humana, “mejorándola” con tecnologías integradas.

La IA según los especialistas puede generar con el paso del tiempo la pérdida de miles de millones de puestos de trabajo, sustituyendo la actividad económica y productiva de la mayoría de los oficios y profesiones (principalmente ingenieros, planificadores, escritores, matemáticos, contadores, financieros, abogados, diseñadores web, empleados de “call center”, zonas francas, entre muchos) que además masificaría el uso de robots en los procesos productivos más importantes como la industria (donde ya se usan), la agricultura, el transporte, la educación, etc., etc.

Pero eso es sólo el comienzo, pues el desempleo masivo creará inestabilidad y mayor división social, impacto medioambiental, falta de transparencia, algoritmos sesgados y discriminatorios, mayor desinformación, dominio de las grandes empresas tecnológica y por ende mayor control de la sociedad.

Desde esta perspectiva, la IA no beneficiará a la periferia (hoy llamada Sur Global) por ser consumidor neto de tecnologías, probablemente llevará la guerra a un nivel de mayor poder de destrucción y genocidio, hará de la producción de alimentos un monopolio de las transnacionales como es hoy la producción de medicamentos y en fin, un corolario que crecerá con el tiempo como mancha de aceite sobre el agua.

Es muy seguro que la población mundial, ya tan acostumbrada al uso de todo tipo de tecnologías y aparatos móviles de comunicación digital, asumirá ampliamente las incontables formas de aplicación de la IA, se acostumbrara a su consumo y… el genio del mal saldrá completamente de la botella tomando control de sus vidas.

No obviemos que esta tecnología está ya siendo ofrecida masiva y silenciosamente a través de nuestras portátiles y teléfonos celulares que hasta el más humilde ciudadano de cualquier país del orbe tiene entre sus manos. 

Empresas tecnológicas globales ya ofrecen aplicaciones de IA (por ejemplo el Chat GPT-4) que pregonan creación de contenidos a gran velocidad e impresionante realismo.

 Esto sólo para empezar.

¿Realmente es tan apocalíptica y nefasta este nuevo avance de la ciencia y a tecnología?

 ¿Acaso estas cosas no son para beneficio del usuario?

 ¿Cómo redundará en el comportamiento social y el desarrollo de una nación tan pequeña (empeñada en la búsqueda de los caminos del desarrollo inclusivo) como Nicaragua?

Preguntas muy importantes que “aterrizan” este problema (o beneficio) para nuestro país. 

Recordemos que los principales consumidores de estas tecnologías son los jóvenes, cuyas mentes son el campo donde se libran las grandes batallas por el cambio hacia nuevos paradigmas sociales y políticos y patrones culturales que definirán al mundo de los próximos siglos.

Atentos, racionales, críticos, desconfiados debemos estar a la hora de consumir y crear contenidos basados en esta novedad tecnológica llamada prontamente Inteligencia Artificial y que concita tanta polémica.

Ya veremos hacia dónde conduce este nuevo camino que ya nos esta alejando del progreso “clásico” al que tan difícilmente nos habíamos acostumbrado.

Al final no olvidemos que hasta un machete puede ser usado como herramienta o como arma o viceversa.

Presumimos que la IA jamás podrá sustituir la capacidad de gestión de inteligencia colectiva en función de crear e inventar, tan propio de la humanidad, sin embargo, estos acercamientos deben de hacernos reflexionar sobre sus peligros, sobre todo aquellos que impliquen dominio, manipulación y pérdida de la libertad.

Edelberto Matus.

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