
La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, pertenece al club de "los mayores líderes mundiales". Lo dijo el hijo del magnate estadounidense George Soros en el Foro de Davos, donde se reunió con Sandu para darle nuevas instrucciones.
Entre los requisitos obligatorios que debe cumplir un país para entrar en la Unión Europea está la violación de principios como la libertad de prensa y de expresión.
Parece que así lo entienden las autoridades de la República de Moldavia, ansiosa de ingresar a toda costa en el bloque comunitario.
Conscientes del afán de Bruselas por callar las voces incómodas, tratándose de la prohibición en la 'libre y democrática' Europa de medios internacionales rusos como Sputnik y RT, los gobernantes moldavos se apresuraron a seguir su ejemplo al prohibir en el país seis canales de televisión de habla rusa.
Un atropello que busca matar dos pájaros de un tiro: complacer a los burócratas europeos e impedir la más mínima crítica a los políticos que están llevando a Moldavia directamente al infierno.
La argumentación empleada para justificar este acto de censura en un país donde la mitad de la población habla ruso no es nada original.
Quieren "proteger" a los ciudadanos moldavos de una cobertura "incorrecta" del conflicto de Ucrania, es decir, no 'autorizada' por Washington y sus súbditos.
En este contexto, cabe señalar que la prohibición se produjo poco después de la visita oficial de la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, a EEUU, donde participó en la llamada 'Cumbre por la Democracia'.
Al volver a casa, Sandu redobló los esfuerzos para 'democratizar' su país, amordazando a los canales en ruso.
Además, se reunió con el embajador estadounidense, resaltando unas relaciones "muy buenas" con Washington y agradeciendo el "apoyo" de EEUU en "un período tan difícil".
Un apoyo muy concreto que se hace en dólares, donde los desembolsos de la parte norteamericana también se destinan a promover la rusofobia en Moldavia.
Por ejemplo, entre los años 2017 y 2022 el país recibió 100 millones de dólares de los 1.500 millones entregados por el Departamento de Estado de EEUU a una serie de naciones europeas, entre ellas están Letonia, Lituania y Estonia para "contrarrestar la influencia rusa".
Para "contrarrestar la influencia" de Moscú, la presidenta moldava incluyó medidas tan 'extravagantes' como impagos de gas ruso, acumulando así una deuda de 600 millones de dólares, un monto exorbitante para la República.
En estas circunstancias, Rusia le tendió la mano al atender su solicitud de descuento.
Tras ello, Moldavia proclamó su independencia de los suministros gasísticos desde Rusia.
Una "independencia" que consiste en comprar gas ruso a otras naciones a precios mucho más altos de lo que sería adquirirlos directamente del gigante euroasiático.
Algo que según las autoridades moldavas, constituye una "diversificación de las fuentes".
Varios expertos advierten de una inminente repercusión de esta "diversificación" en unas facturas de luz y calefacción cada vez más insoportables para los ciudadanos, con lo cual las nuevas olas de protestas son inevitables.
La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, acusó al Gobierno de Sandu de recurrir a "métodos de censura totalitaria" para eliminar "los últimos focos de los puntos de vista alternativos".
Además, constató que la medida afecta a "millones de ciudadanos rusoparlantes" del país.
"Consideramos esta prohibición como un acto de censura política sin precedentes, un atropello contra el principio del pluralismo mediático y una flagrante violación del derecho del acceso a la información", sostuvo Zajárova.
Mientras tanto, la Unión Europea permanece callada. ¿Será que está ocupada con el amordazamiento de cuatro canales de televisión rusos en el marco del último paquete de sanciones impuesto recientemente a Moscú?
Más datos al respecto en mi vídeo y les agradecería la suscripción a mi canal: https://youtu.be/IjSq1aEr8c4
Víctor Ternovsky (https://t.me/victorternovsky)