VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

EEUU. y sus Satélites: “Todos Contra Rusia”


Mientras las Fuerzas Armadas de Rusia avanzan hora tras hora en cumplimiento de sus principales objetivos, siempre tratando de evitar al máximo daños innecesarios y sobre todo, preservar la vida de la población civil ucraniana, el mundo es bombardeado por los medios globales con “información” falsa que solo persigue la prolongación de la guerra y el aislamiento de Rusia, sin importarles el sufrimiento de los involucrados en el conflicto y sus nefastas consecuencias para todos.


Pese a todo, el ejército de Ucrania, en su mayoría formado por elementos nacionalistas y pro-fascistas, va siendo desalojado de importantes territorios, incluso importante ciudades y centros industriales, mientras Kiev va siendo rodeada y sus accesos controlados por las fuerzas militares rusas que hasta el momento asedian sin pasar al asalto de una ciudad donde sus autoridades irresponsablemente tratan de utilizar a sus habitantes como escudos humanos.

Como lo demuestra la historia reciente, Occidente ya habría ordenado los bombardeos indiscriminados (Libia, Iraq, los Balcanes, etc.) sin importarle la vida y hacienda de los civiles, pero Rusia se rige por principios humanistas y de respeto al Derecho Internacional al no ser una potencia depredadora e inhumana y que sólo actúa en defensa de la población largamente asediada de Lugansk y Donetsk y su propia Seguridad nacional vulnerada por las amenazas de la OTAN.

En este punto es donde los verdaderos líderes con amor a sus pueblos, estadistas con visión política y comprensión de la realidad objetiva, buscan diálogos sinceros, el fin negociado del conflicto en beneficio de ambas partes, entendiendo que cada vida que se pierde es una tragedia enorme.

Sin embargo, la camarilla fascistoide que conforma el gobierno ucraniano, escondida en su búnkeres, apuesta a la prolongación de una guerra que no ganaran, torpedean los tímidos intentos de diálogo propuesto por el gobierno ruso. Esta terquedad responde no a un sentimiento genuino de patriotismo, sino a un perverso cálculo de sus amos occidentales:

Ucrania es la piedra angular de una nueva arquitectura geopolítica mundial que deberá prolongar la hegemonía decadente del Imperialismo yanqui y la élite del Capitalismo mundial.

Agotar los recursos económicos y la moral de Rusia para luego destruir su ímpetu y fortalecimiento como Potencia mundial y hacer de ella un Estado subalterno como la fue inmediatamente después de la desaparición de la URSS.

No le importa a los que planifican desde Washington y Bruselas que para conseguir esto, Ucrania sufra y que al final pueda ser dividida en diferentes unidades nacionales; no les importa que los países del Este de Europa (del espacio postsoviético) comprometan su seguridad y su desarrollo, y mucho menos que Europa Occidental vuelva al militarismo, a la carrera armamentista en detrimento de la calidad de vida de su población.

Tampoco le importa a la élite ultra-reaccionaria global que está detrás de la provocación de la guerra y el abandono de la diplomacia, que el mundo esté volviendo a los niveles políticos de anteguerra que hicieron posible el surgimiento del nazismo, la conflagración mundial, pero que encumbró a los Estados Unidos como potencia hegemónica.

“Todos contra Rusia” es la consigna de los líderes del Capitalismo mundial que amplifica la todopoderosa falsimedia. Después (tras una hipotética victoria contra Rusia) “iremos contra China”, sueñan.

Pero Rusia está hoy a la ofensiva pese a todo el musculo económico punitivo occidental, va lentamente y según sus planes, dándole en las narices a su enemigos que saben que enviar armas (ya se retractaron en un atisbo de lucidez, de mandar aviones al terreno de combate) y destruir el prestigio de una gran nación y Potencia histórica como Rusia es tan inútil como retar al potencial definitorio de sus armas estratégicas.

La Sociedad contemporánea no puede subsistir sin energía y alimentos, pues los estándares capitalistas de consumo son insaciables. 

Así que la riqueza natural y productiva del gigante euroasiático es imprescindible y no puede ser arrebatada a la fuerza. Lean la Historia.

Edelberto Matus.

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