Con vista al encuentro entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo estadounidense Joe Biden, Estados Unidos y Rusia han llegado a ciertos acuerdos sobre Israel.
Hace 2 años que Rusia venía presionando al líder político israelí Avigdor Liberman –nacido en la Moldavia soviética– para sacar del poder a Benyamin Netanyahu, pero este último seguía gozando del apoyo de Estados Unidos.
Netanyahu es hijo del secretario particular de Vladimir (Zeev) Jabotinsky, fundador de la Unión de Revisionistas Sionistas –predecesora del actual partido Likud.
Según la doctrina de Jabotinsky, Palestina es «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra» y los pobladores autóctonos de ese territorio serían por consiguiente tan “descartables” como los llamados “pieles rojas” en el Far West estadounidense.
Durante los últimos años, Netanyahu supo maniobrar hábilmente entre Washington y Moscú –viajando incluso con más frecuencia a Rusia que a Estados Unidos.
Pero Netanyahu acabó haciéndose insoportable para ambos bandos, así que la administración Biden aprovechó las cuartas elecciones generales israelíes realizadas en 2 años para deshacerse de un aliado que se había convertido en un estorbo.
Para lograrlo sólo tuvo que estimular el surgimiento de una alianza de fuerzas políticas contrarias a Netanyahu, alianza a cuya formación Washington había venido oponiéndose durante los dos últimos años.
Así se hizo posible la aprobación en el parlamento israelí, el 13 de junio de 2021, de un nuevo gobierno conformado por una coalición opositora reunida alrededor de Naftali Bennett, proveniente de la extrema derecha religiosa (a la derecha en la foto), y del centrista liberal laico Yair Lapid (a la izquierda).
«La descolonización de Israel está en marcha», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de mayo de 2020.