Hernán Cortes y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Costa Rica: Laura Chinchilla, pésima presidenta, peor vecina



¿Es agente de la CIA o soplona de la DEA? 

¿Cómo ha hecho para moverse impunemente entre narcotraficantes? 

¿Cómo estará siendo recompensada por sus patrones norteamericanos? 

¿Por qué su odio irracional en contra de Nicaragua?

Laura Chinchilla no solo ha sido quizás la peor presidente que ha tenido Costa Rica, sino una agente del imperio norteamericano reclutada, de seguro, cuando cursó estudios en Estados Unidos a finales de los años 80, en la Universidad de Georgetown.

¿Es de la CIA o quizás soplona de la DEA? No lo sabemos, aunque llama la atención que tiene excelentes relaciones con el Departamento de Estado de los Estados Unidos, entidad desde donde se planifican las peores atrocidades en contra de los países que no son sumisos ante la política exterior norteamericana.

Es ese permanente idilio político con el imperio gringo el que le ha permitido salir airosa de los innumerables delitos en que ha incurrido, muchos de ellos ligados al narcotráfico.

¿Sus misiones como agente norteamericana? Torpedear los esfuerzos de las naciones progresistas para salir adelante, y regar por el subcontinente la “buena nueva” del neoliberalismo que tanto daño ha ocasionado a nuestros pueblos, sin dejar atrás la subordinación al imperio del Norte.

No obstante, tiene un encargo especial que Chinchilla cumple con sumo agrado: dedicar gran parte de su tiempo y su vida a denigrar a Nicaragua, en particular al sandinismo y sus gobernantes, pese a que en los añ0s 80 se la pasaba en nuestro país diciendo que era de izquierda al igual que su primer marido.

Es de esta señora de rasgos indígenas y gustos europeos, de la que Nicaleaks consiguió amplia documentación de parte de amigos costarricenses que le han dado seguimiento a las andanzas de doña Laura, sin escatimar perplejidad ante la impunidad con que se mueve por el mundo, a la sombra de poderosos padrinos.

Pésima gestión ligada al narcotráfico

En la administración de Laura Chinchilla como gobernante de Costa Rica en el período 2010-2014, los problemas se incrementaron y su legado complicó más la situación del presidente Luis Guillermo Solís. 

Diversos sondeos de opinión, entre ellos el realizado por la firma mexicana “Consultora Mitofsky, indican que de los 19 mandatarios continentales, Chinchilla es la peor evaluada con un índice de aprobación de 9%, identificada por los costarricenses como la “peor valorada de los últimos seis gobiernos”.

Su administración estuvo salpicada por manifestaciones de diversos sectores de la sociedad molestos con su política, además de las críticas y burlas sobre su vida personal, por la gran diferencia de edad con su marido, el español José María Rico, con quien por conveniencia patrimonial contrajo nupcias a los 40 años, sin importarle que fuera 26 años mayor que ella y solo 2 años menor que su padre, Rafael Ángel Chinchilla Fallas.

Su gobierno estuvo marcado por escándalos de corrupción, mala gestión con aumento de la brecha entre ricos y pobres, desempleo, incremento de los índices de inseguridad, asentamiento de redes del narcotráfico de origen colombiano y mexicano, y la vinculación de sus funcionarios con este flagelo que durante su mandato registra un significativo auge en el territorio costarricense.

Tres ejemplos de polémicos casos que marcaron la falta de popularidad son:

Su viaje a Perú y Venezuela en el jet privado de un empresario colombiano, involucrado en el lavado de capitales al servicio del capo narcotraficante extraditado a los Estados Unidos, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”

La corrupción en la construcción de la carretera en la zona fronteriza con Nicaragua.

El fracaso de su Plan Fiscal, que dejó un déficit de más del 6% de su PIB, entre otros.


Penetración del narco

Laura Chinchilla Miranda, por conducto de su ministro de Comunicación, Francisco Chacón y su asistente personal, Irene Pacheco, hizo uso de sus relaciones con el empresario colombiano nacionalizado costarricense, Gabriel Ricardo Morales Fallón, ligado al narcotráfico y lavado de dinero al servicio de Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”.

El objetivo era Morales Fallón que le facilitara el jet privado que Chinchilla usó para viajar a Venezuela en marzo de 2013 al funeral del presidente Hugo Chávez Frías, y en mayo de 2013 a Perú, acompañada por su cónyuge, los ministros de Comunicación Francisco Chacón y de Comercio Exterior, Anabel González, para asistir a la boda del hijo del vicepresidente peruano y sostener un encuentro con el expresidente Ollanta Humala.

Durante el viaje a Perú, en la fiesta de la boda del hijo del vicepresidente peruano Luis Liberman, Laura Chinchilla compartió con James y Jhonatan Stone Coen, relacionados con varios escándalos en ese país, como la compra de aeronaves de guerra por más de cuatrocientos millones de dólares en el gobierno del presidente Alberto Fujimori, y señalados de haber recibido pagos de hasta 20 millones de dólares de Vladimiro Montesinos.


La aeronave Cessna 525B, con matrícula estadounidense N93CW, propiedad de la empresa Cessna Finance Corp, era operada bajo un contrato de leasing por la compañía petrolera THX Energy, empresa fachada del narcotraficante Luis Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”. Era utilizada para el lavado de activos y cuyo testaferro-administrador era Gabriel Morales Fallón, alias Rimax, según consta en los registros de la computadora ocupada a “Chupeta” durante su detención en Brasil en el año 2007.


Sabía quién era el dueño del avión

En el momento que Laura Chinchilla utilizó esa aeronave, sin notificación previa del Poder Legislativo sobre su salida del país y los costos operativos del avión, las autoridades costarricenses, alertadas por sus pares colombianas, investigaban a Morales Fallón por varios escándalos y actos delictivos que van desde la importación ilegal de carros Skoda, el lavado de activos, hasta su aparición bajo el alias «Rimax» en la contabilidad del capo colombiano del Cartel del Norte del Valle, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias «Chupeta».

Gabriel Morales Fallón, conocido en el mundo empresarial como un próspero y exitoso inversionista, en Panamá creó 110 sociedades de maletín; desde 1995 incursionó en el negocio de los hidrocarburos, cuando en sociedad con su madre y su hermana, María Elvira Morales, fundó la compañía Petroleum Exploration International (PEXIN), en cuyo registro de socios aparece el capo del cartel del Valle, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”, el exparamilitar colombiano Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna” y sus abogados defensores, los norteamericanos Andrew Schacht y Paul Nalven.

Parte del historial de Gabriel Morales Fallón, que era del conocimiento de las autoridades costarricenses, revela que en el 2003 fue investigado por autoridades colombianas debido a una irregular importación millonaria de lujosos autos Skoda y manejaba 18 concesionarias de esta marca de automóviles, con planes de instalar una ensambladora en Santa Marta; todo ello con fondos del narcotráfico, como fue comprobado en 2008, cuando las autoridades ocuparon 332 bienes de Ramírez Abadía, y Morales aparece como propietario de la isla Barú, en el Caribe colombiano, donde “Chupeta” vacacionaba años antes de refugiarse en Brasil.

Con estos datos, Morales Fallón se consagra como uno de los más poderosos testaferros de Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”.

En el 2009 fue investigado por el uso ilegal de fondos de la empresa colombiana Ecopetrol, a través de Fidubogotá; Morales devolvió el dinero de inmediato y salió de Colombia, pero su casa y la petrolera PEXÍN fueron allanadas. En el 2010 fue condenado en Colombia por falsedad material de documento público y estafa agravada. Aunque ganó el caso en etapa de casación, quedó al descubierto que para ser absuelto utilizó “dádivas” para algunos magistrados del Tribunal Supremo.

Lo nacionalizan tico

Gabriel Ricardo Morales Fallón, en el interés de obtener la nacionalidad costarricense, en el año 2005 se divorció de la diseñadora Catalina Acevedo Mejía, con quien estuvo casado desde 1994, para contraer matrimonio en 2006 con la costarricense Bianca Quirós Badilla, de quien se divorció en 2011. Una vez que se nacionalizó costarricense, utilizando tráfico de influencia,adquirió la identidad de Gabriel Morales Falán.

En el periodo 2008–2013, que cubre el proceso de gestión de residencia y naturalización, se registran al menos 100 entradas de Morales Fallón a Costa Rica, país donde también utilizó para sus actividades ilícitas la identidad con el nombre de Gabriel Morales Falán, representante y directivo de la empresa petrolera canadiense Thornelo Energy, con operaciones en Colombia y que en 2012 modificó su razón social en Panamá a THX Energy.

En el año 2011, Morales Fallón ya había logrado establecerse como fuerte empresario petrolero que con fachada y una proyección mediática de filántropo, estableció relaciones con funcionarios del gobierno de la presidenta Laura Chinchilla, del empresariado costarricense y otros estamentos sociales y económicos. 

A partir de estos vínculos, logró establecer relación de confianza con el despacho de la mandataria, lo que se corrobora con el préstamo del avión JET matrícula N93CW, para que Laura Chinchilla, su familia y funcionarios allegados, viajaran a Venezuela y Perú.

El vocero presidencial y ministro de Comunicación de Costa Rica, Francisco Chacón, admitió que el gobierno no verificó los antecedentes del empresario y de la petrolera. 

La Procuraduría de la Ética y la Fiscalía General de Costa Rica, iniciaron una investigación en medio de denuncias de sectores de la oposición sobre enriquecimiento ilícito, conflictos de intereses y actuación irregular de Chinchilla.

Sin embargo, la Procuraduría de la Ética desestimó el caso con el argumento de que en el ordenamiento jurídico costarricense no hay normas que regulen la responsabilidad administrativa que pudiera corresponderle por este tipo de actuaciones, creando con ello un espacio revelador de impunidad.

Como una forma para mitigar los efectos del acto ilícito, la presidente Laura Chinchilla, en una especie de negociación “arreglada”, aceptó la renuncia de sus colaboradores más cercanos, el ministro de Comunicación, Francisco Chacón, asistente personal de Chinchilla; Irene Pacheco y el viceministro de la Presidencia, encargado de la seguridad, Comisionado antidroga Mauricio Boraschi.

http://nicaleaks.com/2021/03/12/laura-chinchilla-pesima-presidenta-peor-vecina/?fbclid=IwAR2KddNgptY6OnTYR7-mb7TEMXmbolADvHSKCbQ_0ZYlzKZ2nXfiOK6kugM

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