El micrófono, el video o la cámara son un trampolín poderoso para lanzar a la fama a cualquier persona. Estas son herramientas, que con la tecnología actual están en manos de quien sea y nos pueden hacer lucir bien, pero también nos pueden hacer lucir mal.
Muchos políticos y políticas saben del poder que tienen esos instrumentos y por supuesto hay existen quienes saben aprovecharlos cuando están frente a ellos, como también hay quienes, a pesar de ser comunicadores, por nacer y vivir en ese mundo, por meterse a ruedos electorales, meten las de andar y dicen cualquier barbaridad.
Uno se pone frente a un micrófono, en la cabina o espacio más solitario que usted pueda imaginar, pero desde la primera sílaba que uno dice, dependiendo por supuesto del poder de penetración que tenga el medio, son millones de personas que te están oyendo o viendo y de ahí que debamos tener cuidado en lo que decimos y lo recuerdo porque muchas veces el subconsciente nos pierde y nos hace pensar que solo estamos frente a quien entrevista y es cuando la lengua se dispara y nos descubre tal cual somos.
Como televidente o como oyente podría dispensar que alguien que se crea político y peor hasta suspirante presidencial, por no saber lo que significa estar frente a un micrófono, diga cualquier barrabasada sobre cualquier tema, pero que lo diga alguien arropado con un apellido que ha sido un clan político en el país, del que para bien o para mal salieron presidentes y además íntimamente ligada a los medios de comunicación como empresaria y como formadora intelectual de la sicología del terror desde lo que fue la Fundación Violeta Barrios, ya entonces la cosa cambia porque hablamos de quien se ofrece “suspirantemente” a “sacrificarse por la patria” a ser la presidenta de Nicaragua si en la pretensión encuentra en el camino alguien que la recoja y la postule desde un partido político como su candidata porque eso es lo que persigue la que “arrasa” en las encuestas oposicionistas y de la que hoy el partido de la carretera norte hace sendos reportajes sobre la que bajando de los cielos dice nos quiere “salvar y liberar”.
Todos sabemos que luego de estar conspirando terroristamente desde la Fundación Violeta Barrios, ahora disuelta porque prefirió desaparecer antes que justificar el origen y uso del dólar maldito que recibió para financiar la agitación y propaganda del fallido golpe de estado de 2018, reapareció, con una connotación candidatural Cristiana Chamorro, hija de Pedro Joaquin Chamorro Cardenal, de la expresidenta Violeta Barrios, viuda de Antonio Lacayo, ex primera dama porque su esposo en vida fue en realidad el presidente de 1990 a 1997, hermanísima de Carlos Fernando que fue Director de Barricada y de Pedro Joaquin que fue ministro de defensa, de turismo, candidato a alcalde y después diputado, tanto de Arnoldo Alemán como de Eduardo Montealegre, es decir reapareció otro rostro más de la Chamorrada en sus insaciables ansias por el poder, pero sin conectar la lengua al cerebro y sobrarse en un yoismo ofensivo y sin límites que no se había hecho escuchar ni en el más bruto de los suspirantes conocidos hasta ahora.
No estoy descalificando las pretensiones ni de Cristiana Chamorro ni de cualquier otro nicaragüense que desde la acera oposicionista se ofrezca “sacrificadamente” a “salvar y liberar” al país, que ojalá fuera así, pero de ellos mismos.
Yo creo que Cristiana Chamorro, si algún vehículo partidario le da raid, tiene todo el derecho para optar como ciudadana de este país por la presidencia de la república, pero hay muchas cosas en el previo de ese escenario que sin ser candidata de algo ya nos dan una idea de la calidad de gente que en realidad son algunos suspirantes y entre esos, ella.
La semana pasada en una comparecencia en la Radio (Corporacion) que habla el lenguaje del odio Doña Cristiana Chamorro, que Gracias a Dios nació en cuna de oro; que tuvo una infancia sobre protegida; que fue una adolescente bien vivida; que disfrutó de las de las mieles de la influencia política que alcanzó su padre; que fue una privilegiada en tanto su madre fue miembro de la primera y original junta de gobierno de Reconstrucción Nacional que entró a Managua en 1979 con el triunfo de la revolución; que fue la putativa primera dama de la nación durante su esposo, Antonio Lacayo, fue el hombre fuerte del gobierno de su madre la presidenta Violeta Barrios y que como empresaria es socia del partido de papel de carretera norte (La Prensa) y que jamás ha sabido lo que es el hambre, la pobreza y el desabrigo, llamó a los nicaragüenses a no aceptar del gobierno de Daniel Ortega, de Rosario Murillo y del Frente Sandinista de Liberación Nacional a la cabeza de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, lo que ella conceptúa como compra de conciencia a través de los programas sociales.
Cuando algo así sale como bocanada de odio de una persona de linaje azul como el que sella la estirpe de Doña Cristiana Chamorro y te invita a seguir siendo pobre invocando una “dignidad” que ni ella, ni nadie con su apellido, le podrá dar, es cuando uno termina de entender porque este oposicionismo tiene marcado como fierro aquello de “miserias humanas”.
Para que Cristiana Chamorro llame al ciudadano y al campesino empobrecido de este país a rechazar todo lo que el gobierno sandinista le devuelve a través de los programas sociales que se financian a través del presupuesto general de la república, que se cubre en muchísima parte con mis impuestos, con sus impuestos, con los impuestos de todos, lo que nos deja claro que ni Daniel Ortega, ni Rosario Murillo, ni el FSLN, regalan nada sino que devuelven, retornan a su origen, los tributos que pagamos, por lo que Doña Cristiana Chamorro, necesitaría convencernos, probarnos, demostrarnos tener la autoridad moral para hacer un llamado de esa naturaleza y eso pasa por preguntar que devolvieron ellos, los Chamorro, de los impuestos pagados por el pueblo al mismo pueblo.
Cómo recuerdo aquella imborrable frase de Hugo Chávez Frías, después de lanzarse toda una perorata de María Corina Machado, oposicionista venezolana que quiso robar cámaras desde el parlamento de su país aprovechando el escenario de la juramentación por un nuevo mandato como presidente y después de tanta fluidez retórica se dejó oír una corta pero contundente y respuesta; “AGUILA NO CAZA MOSCAS” y esas cuatro palabras encierran un mensaje claro para quienes únicamente tienen capacidad para mentir.
A Cristiana Chamorro por siempre haber estado bien no le importa que los que siempre estuvieron mal, gracias en gran parte a la Chamorrada, continúen igual.
Al margen de sus aspiraciones presidenciales, que es otro tema, es un acto totalmente deshumanizado, venirle a decir al padre de familia que no acepte la merienda escolar que se le da a su niño; que el destechado no agarre las laminas de zinc que le proporciona el programa plan techo; que las mujeres en hogares con economías limitadas no reciban la asistencia que proporciona el usura cero; que los alumnos de quinto año rechacen el bono que extiende el gobierno para su graduación; que amplios territorios rurales en el corredor seco no reciban los miles de miles de paquetes alimenticios; que los enfermos no hagan suya la atención y medicina gratuita de nuestro sistema hospitalario; que el nicaragüense reniegue de la educación gratuita; que los pensionados rechacen la jubilación que les fue reivindicada por este gobierno y que su madre quitó de entrada cuando llegó al poder; que los afectados por enfermedades cancerígenas no reciban la atención de primer mundo que brinda el Minsa y así pasaría refiriendo una y mil razones para reafirmar porque toda esta miseria humana concentrada en el oposicionismo está como está y porque no vale la pena que el águila se interese en cazar mosca porque al final los insectos son de vida corta por efecto de su propia pequeñez.
El oposicionismo ya perdió hasta la posibilidad de rescatarse así mismo.
Imagínense cómo están que de todos ellos juntos no se hace uno solo porque la competencia no es quien será la mosca designada por la embajada americana para enfrentar a nuestra Águila que está en la cima, sino quien dice la mayor burrada y en ese pleito no calzamos los que apoyamos por el servicio a los que menos tienen desde un proyecto que busca el desarrollo de nuestro país pero con paz, estabilidad, armonía, tolerancia, respeto y educación, que al final son temas que a lo mejor Doña Cristiana algún día los refirió en un escrito, pero que jamás los comprendió.
Por: Moisés Absalón Pastora.