La Red Mundial de Información Agrícola (Global Agricultural Information Network – GAIN) y el Servicio Agrícola Exterior (Foreign Agricultural Service - FAS) del Departamento de Agricultura (Departament of Agricultura - USDA) actualizaron el informe 2020/21 para Venezuela con relación a su producción agrícola, consumo, comercio y políticas aplicadas, específicamente para granos y cultivos forrajeros.
En el nuevo informe, publicado en noviembre de 2020, que obvia las sanciones, la persecución a PDVSA, la esperanza en los bajos precios del petróleo y el impacto del covid-19, sostienen que, aunque la producción continúa disminuyendo, es a un ritmo más lento de lo previsto inicialmente, a medida que "los agricultores encuentran soluciones creativas para la escasez de insumos agrícolas y combustibles".
En un informe anterior esperaban que se exacerbara en el país la escasez de recursos e incapacitara al Estado para "importar combustible, comprar productos básicos o mantener los programas sociales de larga data en los niveles existentes", así como estimularan aún más "la escasez de semillas certificadas y fertilizantes".
Para, particularmente en el tiempo que transcurre, "la escasez de combustible" se hiciera "inmanejable" por el Estado venezolano, haciendo caer precipitada y masivamente la producción nacional de alimentos en el año 2020.
SUFICIENTE GASOLINA Y DIÉSEL PARA SEGUIR OPERANDO
Como debe recordarse, Estados Unidos pronosticó para Venezuela desde principios de año, en el tema de la agricultura, que en todo caso impacta en la alimentación de la población venezolana, la "disminución en la producción de la mayoría de los rubros básicos", entre estos trigo, maíz, arroz y sorgo, por la falta de insumos agrícolas y otros componentes, pero, sobre todo, por la incorporación del nuevo caballo para la guerra no convencional contra Venezuela en el año 2020, el combustible, calificado como dardo certero para la "caída precipitada y masiva de la producción", afirmando entre otras cosas que "sin combustible no se pueden hacer funcionar los tractores".
Y es que, si las medidas coercitivas impuestas sobre Venezuela y su industria petrolera, sus socios y clientes, estaban haciendo estragos en la producción interna de gasolina, consideradas insuficientes por el gobierno de Donald Trump para hacer colapsar al gobierno nacional, con el paso del tiempo se encendieron las alertas, hasta en sectores opositores a Nicolás Maduro, incluso en la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), cuando se anunció la posible finalización de las exenciones petroleras, que incluía el comercio de petróleo venezolano por diésel, principal combustible, tanto para generación de electricidad, y sobre todo de transporte, del cual dependen la producción de insumos básicos como alimentos o medicinas.
En este aspecto, reconoce el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), que el gobierno de Nicolás Maduro "pudo extender el suministro de combustible, a través de una combinación de refinación de gasolina iraní importada y diésel nacional", por lo tanto, "los pronósticos de producción actualizados proyectan que los productores tendrán cierto acceso continuo a los insumos en este año".
Y, aunque al inicio, la escasez de combustibles, por ejemplo, "obligó a los agricultores a elegir entre plantar sorgo y otros cultivos para el consumo humano"; o en sectores como el maíz, los productores "enfrentaron una escasez masiva de combustible, fertilizantes y agroquímicos a principios de 2020", provocando "disminuciones en el área plantada y rendimientos, que se esperaban continuarán todo el año"; finalmente, desde esos primeros pronósticos, "la escasez no es tan grave como inicialmente se había previsto".
En fin, se reafirma que es gracias a "los envíos de combustible iraní y una leve recuperación de la refinación nacional que dio a los agricultores suficiente gasolina y diésel para continuar operando".
LA DEPENDENCIA DE VENEZUELA AL TRIGO IMPORTADO
En el tema específico de la producción agrícola, y particularmente el consumo de trigo, del cual Venezuela es altamente dependiente de la importación, se afirma, no caerá en 780 mil toneladas métricas, y aunque se mantendrá la caída con respecto a años anteriores, la misma alcanzará las 900 mil toneladas, por encima de las estimaciones previstas.
De igual forma, que Venezuela importará un millón de toneladas métricas de trigo en la campaña 2020/21. Considerando un aumento de 225 mil toneladas sobre la estimación inicial de 775 mil toneladas, por las flexibilidades otorgadas al sector privado para importar libremente, lo que incide en una recuperación de las importaciones, con un cambio de patrón en los productos importados y, por ende, mayor disposición para los consumidores. Sin embargo, siguen esperando una liberalización completa de este mercado para que aumenten las mismas.
Justamente en este rubro es que Venezuela se convierte en uno de los principales destinos de exportación de la materia prima de Cargill, transnacional de casa matriz norteamericana que en días pasados anunció la venta de todos sus activos en el país y que conforma, junto a otras empresas, el oligopolio nacional transnacionalizado y transnacional presente en el sistema agroalimentario venezolano, con posición de dominio sobre el mercado de alimentos de mayor consumo nacional, entre los que se encuentran la harina de trigo y pastas, entre otros.
SE CUENTA CON EL PRINCIPAL RUBRO DE LA DIETA NACIONAL
En cuanto a la producción de maíz, se estima un aumento a 390 mil toneladas métricas o en 110 mil toneladas más del pronóstico oficial del USDA, cuyo incremento se explica por una expansión de 30 mil hectáreas del área plantada, junto con una leve mejoría de los rendimientos.
En este sentido, se indica que se plantó más maíz amarillo que blanco durante el ciclo de invierno de 2020, y que "el consumo total de la campaña 2020/21 aumentó a 1 mil 350 millones de toneladas métricas. Un 4% por encima del pronóstico oficial del USDA".
También se reportan inventarios de maíz mayores que el promedio e incluso que los grandes molineros informaron la caída de las ventas en abril y mayo, lo que correspondería al inicio de la pandemia en Venezuela, provocando una posterior acumulación de existencias, sin embargo, "la industria comienza a normalizarse"; y en este caso, las empresas reportan almacenamiento de 100 mil toneladas métricas de maíz amarillo y cerca de 250 mil toneladas de maíz blanco.
Y en cuanto a los proveedores internaciones, se considera que Estados Unidos sigue siendo un gran proveedor de maíz amarillo a Venezuela, mientras que la mayoría de las importaciones de maíz blanco provienen de México.
DISMINUYE LA SIEMBRA DE ARROZ, AUMENTAN LOS RENDIMIENTOS
Con relación a la siembra de arroz, se mantiene que el área plantada disminuiría a 55 mil hectáreas, un 8% menos respecto a 2019, por el acceso limitado a insumos agrícolas, cuyo decrecimiento seguirá constante desde 2014.
Sin embargo, sobresale un elemento: se estima el aumento a 130 mil toneladas métricas, correspondiente a 25 mil toneladas por encima del pronóstico inicial del USDA, particularmente por aumentos en los rendimientos en el año en curso, lo que les hace sugerir esa estimación.
Y aunque solo se considere que es por el acceso adicional a fertilizantes, abundante lluvia y mejor control a plagas y enfermedades en la temporada actual, y no se cuente con datos públicos oficiales, este pronóstico pudiera corresponder a la siembra de arroz de la variedad ViVe, una variedad precoz desarrollada gracias al Convenio Vietnam-Venezuela que permite, en menos de 100 días, el rendimiento de 6 mil kilos de arroz por hectárea, particularmente de la semilla ViVe 80 y ViVe 95.
En este mismo rubro, se estima el aumento del consumo en 20 mil toneladas métricas a 620 mil toneladas, por la mejora de la producción y, por supuesto, la oferta.
En cuanto a las importaciones de arroz, se estiman en 450 mil toneladas métricas, que son 10 mil toneladas, por debajo del pronóstico oficial del USDA, proveniente mayormente desde Brasil.
Por otra parte, se advierte sobre un nuevo elemento en relación con el arroz, referido a los márgenes de ganancia negativos para los agricultores, que está desincentivando el crecimiento en el área con relación al precio de compra.
En este caso, los productores de arroz nacionales señalan que no pueden competir con el arroz importado a menor costo. Esto vendría a reforzar la acción del gobierno nacional con la imposición del arancel del 20% a la agroindustria importadora en los tipos de arroz paddy, blanco a granel, empacado, la harina, subproductos y otros derivados del arroz; esta industria ya adelantó sobre el aumento de los costos de producción y, por ende, los precios al consumidor.
Sin embargo, reconoce el USDA que sigue siendo el gobierno nacional el mayor comprador de arroz nacional e importado para la distribución a través del sistema CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción).
EL SORGO PARA LA PRODUCCIÓN ANIMAL
Para el sorgo, se sigue pronosticando que la producción 2020/21 caerá a 15 mil toneladas métricas, así como el consumo se reducirá en la misma proporción por los insumos escasos, en un rubro que es utilizado como fuente de alimento para las industrias avícola y porcina, que últimamente está siendo reemplazado en la alimentación animal por el maíz amarillo.
Recordemos que Venezuela no importa ni exporta sorgo. Importaba semillas para la siembra principalmente desde Estados Unidos, mediante la exclusividad que tenía Agroisleña; tras su nacionalización, esas importaciones cayeron a cero.
NUEVOS ACTORES PERFORAN EL BLOQUEO CONTRA VENEZUELA: TURQUÍA E IRÁN
Por otra parte, sigue resaltando el informe, la presencia de los nuevos socios comerciales de Venezuela.
Es así como refiere que los nuevos productos de trigo importados están apareciendo en las entregas mensuales del programa de subsidios de alimentos CLAP, entre los que se encuentran mayormente las pastas turcas.
Esto evidencia la presencia de un nuevo actor en el suministro de alimentos a Venezuela, que de acuerdo con sus datos comerciales muestran un "repunte en importaciones de harina y pasta, y Turquía envía la mayoría de ambas".
De hecho, se asegura que en los últimos meses "crecientes volúmenes de pasta y harina han llegado a Venezuela desde Turquía", cuyos productos importados tienen un costo más bajo que los productos similares elaborados en el país. En ese caso es necesario aclarar que la materia prima utilizada en la industria molinera venezolana en la manufactura de los productos es completamente importada.
Por esto, destacan el aumento notable de las importaciones venezolanas de productos procesados de trigo, desde mediados de 2019, convirtiéndose Turquía ahora en el mayor proveedor de harina y pasta para Venezuela. Aunque también se está haciendo seguimiento a los incrementos en las importaciones de harina de Brasil y Colombia durante el año fiscal 2020.
Y, por si fuera poco, se menciona la nueva cadena de supermercados Megasis, que también vende harina y pasta de marca iraní en Venezuela.
Por lo tanto, se considera que "el régimen continúa apoyándose en socios comerciales no tradicionales, como Irán, Turquía y Rusia, para ciertos productos básicos", y en el caso particular de Irán, con el combustible.
PLANTEAMIENTOS FINALES
Estos nuevos socios comerciales, entre los que destacan Turquía, Irán, Rusia y China, son actores de importancia estratégica para Venezuela, en esta fase de aplicación de la política de "cambio de régimen" que adelanta Estados Unidos contra el país, y por lo tanto, han constituido con sus alianzas un freno al bloqueo económico, financiero y comercial, que da mayor libertad de acción en lo inmediato a la Revolución Bolivariana, por encima de las estimaciones de la intervención extranjera y todo lo que hay detrás del asedio del país norteamericano al sector agroalimentario venezolano en el año 2020.
Y es que la utilización del combustible como componente esencial para el escenario de conflicto de Estados Unidos contra Venezuela, con el fin de hacer caer masiva y precipitadamente la producción nacional de alimentos, es un ejemplo de la guerra no convencional, ataque en simultáneo o "guerra en paralelo", donde solo con recurrir a la teoría de los Cinco Anillos de Poder de John Warden III, coronel de la Fuerza Aérea estadounidense, y su adaptación a los Seis Anillos, con el fin de avanzar en el debilitamiento del poder central, se puede explicar esta acción de impedir el suministro de gasolina o diésel para exacerbar todas las vulnerabilidades que conlleve a la parálisis estratégica o la inacción del gobierno nacional.
En este sentido, se visualizó la puesta en práctica del ataque simultáneo a elementos esenciales de la producción, entre los que están los alimentos, que afectara a la infraestructura logística y sus conexiones, a la población y a la agricultura, más allá de las fuerzas militares, para llegar al primer anillo de poder; transversalizado por la importancia de la energía para el esfuerzo de la guerra, reagrupando a factores como la electricidad y el combustible, e incorporándolo en un nuevo anillo de poder (sexto) que atraviese a todos los demás, y desnude todas las vulnerabilidades.
Es que no es suficiente considerar a los alimentos como suministro esencial correspondiente al segundo anillo, también es preciso afirmar que el sistema agroalimentario forma parte de la infraestructura principal dentro del tercer anillo, que a su vez puede afectar al resto, entre los que están la población y las fuerzas armadas. Si además es atravesado por el sexto anillo de la energía (ver imagen), no eran menores los pronósticos a los que se enfrentaba Venezuela en el año 2020, solo en el tema alimentario.
Y mientras se asume que las estimaciones de producción mejorarán porque los productores tienen cierto acceso continuo a los insumos y combustibles este año, aunque lejos del aseguramiento total; lo cierto es que se reaccionó de forma rápida con el relanzamiento de la Gran Misión AgroVenezuela.
Por otra parte, Donald Trump perdió las elecciones en Estados Unidos sin concretar la política de "cambio de régimen" en Venezuela, al mismo tiempo que desde el país norteamericano se extienden las exenciones a sus empresas petroleras en territorio venezolano, hasta el próximo mes de junio, y la Revolución Bolivariana se mantiene en pie, de la mano del gobierno de Nicolás Maduro.
Sin embargo, preparémonos para la batalla de 2021 en el tema agroalimentario: esperemos al enemigo hambriento, con nuestras tropas bien alimentadas.
https://misionverdad.com/investigaciones/el-ataque-de-eeuu-suministros-esenciales-de-venezuela-en-2020