Un arma nueva, ya utilizada a principios de julio en el Golfo Pérsico contra 7 barcos iraníes , fue utilizada nuevamente, este martes 4 de agosto de 2020, en el puerto de Beirut.
Al igual que en el Golfo Pérsico, en Beirut se observó algo muy similar al “hongo” característico de las explosiones atómicas, muy diferente de lo que puede verse en las explosiones convencionales.
A pesar de su enorme potencia, la explosión en el puerto de Beirut no dejó cráter sino que hizo temblar el suelo en un radio de 200 kilómetros.
El centro alemán de investigación de ciencias de la tierra GFZ reportó una sacudida de 3,5 en la escala de Richter.
Lo que causó la grave destrucción registrada en numerosos barrios de Beirut no fue la onda expansiva de la explosión sino esa vibración del suelo.
La explosión provocó también una ola gigante y destruyó automóviles que se hallaban en la zona del puerto, pero no empujándolos lateralmente sino como si algo hubiese ejercido una fuerte presión desde arriba sobre el mar y sobre los terrenos inmediatos al epicentro del desastre.
La explosión registrada en Beirut se produjo precisamente en momentos en que el Tribunal Especial de las Naciones Unidas para el Líbano estaba a punto de emitir un dictamen –el 7 de agosto