VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

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España: Marta Gayá, la amante de don Juan Carlos a la que Corinna 'birló' un millón



Desde hace algo más de tres años, la mallorquina Marta Gayá apenas ha sido vista en la isla que la vio nacer. 

Ella fue, con permiso de doña Sofía y de Corinna, el amor más sincero y duradero del rey Juan Carlos. El propio Borbón se lo confesaba en 1990 a su amigo Josep Cusí: "Nunca he sido tan feliz", tal y como se puede escuchar en una grabación hecha por los servicios secretos y difundida en 2017. 

Ahora sabemos que Marta también recibió generosas donaciones por parte del Rey: pero no dos millones de euros, como se había dicho, sino uno. Porque Corinna frustró el envío del segundo millón.

La mallorquina Marta Gayá es tendencia en las RRSS gracias a otra de las noticias sobre el rey emérito. Don Juan Carlos ordenó en 2011 al gestor de su fortuna en Suiza, Arturo Fasana, que ayudara económicamente a su ex amante, ahora amiga, para que tuviera "un nivel de vida decente"

Marta recibió un millón de euros el 18 de noviembre de ese mismo año y, a punto estuvo de recibir otro millón al año siguiente, pero la operación se frustró al haber donado Juan Carlos I los 65 millones de esa cuenta a su otra amante, Corinna Larsen, contra quien se enfrenta ahora en medios y tribunales.

Fasana remitió una nota al Banco Mirabaud, el 17 de noviembre de 2011 en la que pedía que se transfirieran fondos de la Fundación Lucum a Marta Gayá, dada su delicada situación económica. 

"He tenido numerosos encuentros con el cliente de la cuenta mencionada (Juan Carlos I), el cual me ha trasladado su preocupación sobre una amiga suya. Me ha dicho que la conoce desde hace 25 años y que en la actualidad en Suiza. 

Esta persona tiene pocos recursos financieros y no mucho ingresos debido a su edad (68 años). 

Él desea asegurarle un nivel de vida decente y ayudarla financieramente", relataba Fasana en la misiva. 

"Para asegurar su tren de vida en los años venideros, él desea hacerle un regalo de dos millones de euros, de los cuales un millón sería este año. La próxima entrega se hará en 2012", añadía el gestor sobre los deseos del Rey emérito. 

Y añadía: "Él me pide expresamente guardar gran discreción sobre este asunto". Marta Gayà se personó en el banco al día siguiente, el 18 de noviembre e ingresó la cantidad en una cuenta personal recién creada.

El segundo millón no llegó a manos de Marta Gayà, como se había apuntado en un principio tras salir a la luz una carta desvelada por OK Diario.

 En la misiva, el abogado Dante Canónica también daba cuenta a un gestor del banco Mirabaud de las intenciones del Rey, justo un día después de la nota enviada a la entidad por el propio Fasana. Canónica detallaba también que Marta Gayá era contribuyente del fisco suizo y que se encontraba sujeta "de manera ilimitada a los impuestos cantonales, municipales y federales desde el 1 de noviembre de 2007. Es decir, cuando recibió el millón, llevaba cuatro años residiendo a efectos fiscales en el país helvético.

El ingreso de este segundo millón, según Vozpópuli no se no se consumó porque a que a finales de 2012 los fondos de Lucum ya estaban en manos de Corinna Larsen.

 La fundación fue disuelta de forma apresurada en julio de 2012 al estallar el escándalo de Botsuana. Semanas antes, Juan Carlos I pudo traspasar a Corinna los polémicos 65 millones que rastrea la fiscalía suiza por indicios delictivos que apuntan a una donación obtenida por el Rey emérito como mediador en la adjudicación del AVE en Arabia Saudí.

 Los intentos del padre de Felipe VI por recuperar el dinero han sido nulos, ya que Corinna Larsen se aferra a que fue una "donación irreversible", según el acta de la operación a la que ha tenido acceso El País.

Corinna vs Marta

Así pues, no hubo dos entregas de un millón cada una. Los testaferros del padre de Felipe de Borbón utilizaron la misma cuenta de la offshore panameña Fondation Lucum en el Banco Mirabaud desde donde también transfirieron los 65 millones de euros del regalo a Corinna Sayn Wittgenstein, a mediados de 2012 pero solo les dio tiempo a hacer una.

La donación de don Juan Carlos a Gayá se producía a finales de 2011, cuando comenzaba ya a distanciarse de Corinna, medio año antes del accidente de Botswana, que provocó la expulsión de Corinna de los aposentos del Palacio de La Angorrilla, en El Pardo.

El Rey emérito retomó sus relaciones con Marta Gayá después de la ruptura con la princesa alemana. 

La donación de noviembre de 2011 da a entender que, en ese mes, ya habían restablecido los contactos.

Don Juan Carlos y Marta Gayá fueron vistos en público por última vez en Irlanda, en julio de 2017, cuando asistieron juntos a la inauguración de la Iglesia de San Juan Bautista, que había sido restaurada por un amigo común. Después viajaron a República Dominicana, Miami y Suiza.

Pero a esta decoradora exquisita, que acaba de cumplir 72 años, nunca le gustó salir en las revistas ni ser objetivo de los focos. Por eso huyó de Mallorca cuando se publicó una foto suya con el rey emérito en julio de 2017 (abajo).

Los dos estaban invitados a la inauguración de la iglesia de San Juan Bautista en Irlanda, restaurada por un millonario amigo tanto de don Juan Carlos como de la mallorquina. Hacía 25 años que el padre de Felipe de Borbón y su gran amor mallorquín habían roto su intensa relación, y sin embargo seguían siendo amigos y permanecían en contacto. Parece que retomaron algo más que su amistad.

Un año después, se desvelaron las conversaciones de Corinna con el comisario Villarejo y Juan Villalonga, ex presidente de Telefónica, y el ex comisario Villarejo, grabadas por este último para dañar la imagen del rey y de la institución, motivos más que suficientes para que Marta Gayá, siempre discreta y ajena a los focos, se alejara más que nunca de la curiosidad pública y de la prensa.

Pero hace un año y medio Marta Gayá tuvo que regresar a Palma obligada por la muerte de su madre, una señora de 90 años que sin embargo tenía buena salud y podía hacer una vida normal y con cierta independencia. 

Marta, que pasa gran parte del año viajando o en su casa suiza de Gstaad, estaba de viaje en Canadá cuando falleció su madre, y tuvo que retrasarse el entierro hasta que ella llegara. 

Por expreso deseo de su hija, para evitar a la prensa y mantener su habitual discreción, no se celebró ningún funeral y sólo unos pocos amigos acompañaron a Marta y a sus dos hermanos en el tanatorio. Muy poca gente en la isla se enteró del fallecimiento, como tampoco tuvo eco la muerte de su padre, Fernando Gayá, hace ya tres años.

Los padres de Marta Gayá habían sido los dueños de una importante cementera y del hotel Villamil, un elegante establecimiento en la localidad de Paguera, con terrazas y jardines con encanto, gestionado más tarde por una cadena hotelera.

Después de su divorcio del ingeniero Juan Mena, con el que estuvo casada cuatro años, y en la plenitud de sus relaciones con don Juan Carlos, la decoradora mallorquina se instaló en un ático en el paseo Marítimo de Palma frente a Porto Pi.

Sólo sus padres, sus hermanos y algunos amigos hacían que Marta Gayá regresara a Palma y cuando lo hizo fuer para salir a navegar en su barco, sin apenas dejarse ver en las grandes fiestas sociales del verano mallorquín. "Ahora que sus padres ya no están, vendrá menos que nunca", nos dice alguno de ellos.

Corinna Sayn Wittgenstein

Cuando se publicó que Juan Carlos I donó en 2012 a su entonces pareja sentimental Corinna Sayn Wittgenstein y a su hijo Alexander 65 millones de euros, supimos también que el dinero formaba parte de un regalo que Su Majestad había recibido cuatro años antes del Rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdulaziz, con quien mantenía unas excelentes relaciones. La donación había sido transferida a través del Ministerio de Finanzas del Estado árabe.

Para ocultar el dinero sus testaferros constituyeron la offshore Fondation Lucum ante un notario de Panamá, el 31 de julio de 2008. 

Las gestiones fueron realizadas por la abogada Carmen de Martínez, que representaba como apoderada a la instrumental local ABA Corporate Services, despacho panameño especializado en la creación de offshores, que sirven de pantalla a inversores internacionales.

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