La guerra comercial entre Pekín y Washington demostró que este último depende en gran medida del primero. En particular, EEUU depende mucho de China en las importaciones de los metales de tierras raras. ¿Será el país norteamericano capaz de dejar de depender de Pekín en este ámbito? Sputnik te explica los pormenores.
Como era de esperar, los estadounidenses no están contentos con el estado actual de las cosas porque esto afecta a su país en gran medida y se siente en todos los niveles, incluso en la gestión política del país. Estados Unidos preferiría deshacerse de la dependencia en los metales de tierras raras —que son tan importantes para la industria en nuestra época— y proteger de esta manera sus propios intereses nacionales.
Las autoridades estadounidenses tratan de favorecer al desarrollo de la industria nacional de la producción de metales de tierras raras. Esto tiene que ver con el hecho de que el funcionamiento de muchas empresas norteamericanas depende de este tipo de metales. Además, la industria militar utiliza esta materia prima en sus productos. Por eso, la autonomía en este ámbito es una cuestión de seguridad nacional para Estados Unidos.
Los metales de tierras raras se utilizan en automóviles, aeronaves e incluso en smartphones. Los gigantes industriales como Apple, Tesla y SpaceX recurren al uso de metales de tierras raras en sus productos. Es más, el caza de quinta generación F-35 de Lockheed Martin también utiliza este tipo de metales.
La República Popular China produce cerca de 105.000 toneladas de metales de tierras raras anualmente, lo que corresponde al 81% de la producción mundial y Estados Unidos depende de sus importaciones enormemente. Sin embargo, EEUU constantemente baraja diferentes posibilidades para reducir esta dependencia y ya ha asignado el dinero para empezar su producción en el territorio norteamericano.
En julio de 2020, el Pentágono invocó al Acta de la Producción Militar para asignar alrededor de 30 millones de dólares a la empresa texana Urban Mining Company que emplea a más 25 personas y, según su sitio web, ha creado 100 empleos manufactureros adicionales a lo largo de los últimos años. Esta compañía asevera que está lista para fabricar productos de tierras raras al reciclar equipos electrónicos desechados que contienen este tipo de metales.
Proyectos sin realización adecuada
El tema de la producción de estos metales de importancia trascendental se discute al más alto nivel. Por ejemplo, el senador republicano Ted Cruz introdujo un proyecto de ley que reservaba 50 millones de dólares para el Pentágono para financiar los proyectos de tierras raras hasta 2024.
Marco Rubio, otro senador republicano, introdujo en 2019 otro proyecto de ley que crearía una cooperativa de las empresas de tierras raras que actuaría como un monopolio. Pero pese a todos los esfuerzos, incluso si esto se hiciera realidad, las empresas estadounidenses en la etapa actual apenas serían capaces de competir con el dominio chino en este sector industrial.
El Pentágono ya ha asignado al menos 125 millones de dólares a los proyectos de elementos de tierras raras. El Departamento de Energía prevé gastar otros 160 millones de dólares en investigación y desarrollo en el ámbito de tierras raras, informó el medio norteamericano The New York Times.
Se ve claramente que EEUU está dispuesto a invertir cantidades enormes de dinero para reducir la dependencia de China, pero incluso en este caso tardará muchos años para llegar a cierto grado de autosuficiencia.
Al día de hoy en Estados Unidos hay solo una mina donde se extraen los elementos de tierras raras y que sigue funcionando: se trata de la instalación en Mountain Pass, en el estado de California. La mina que opera desde los 1950 fue efectivamente salvada de la bancarrota por la empresa MP Materials. La compañía estadounidense trabaja arduamente para renovar esta mina. Pero está claro que el país necesita muchas más minas y preferiblemente nuevas minas.
EEUU tiene previsto extraer metales en yacimientos en Alaska, Texas y Wyoming. En estas zonas ya operan tres empresas, pero estas no han hecho nada en concreto todavía.
El país norteamericano todavía está muy lejos de extraer más metales de tierras raras, menos aún es capaz de procesar estos metales. En la etapa actual, los elementos de tierras raras son extraídos en la única mina de dicho tipo y son exportados a la República Popular China porque EEUU carece de capacidades de hacerlo.
La creación de una cadena de producción completa de metales de tierras raras en Estados Unidos es una tarea muy ambiciosa. Por ahora, los esfuerzos de los norteamericanos han demostrado ser insuficientes: llevan años de retraso en este ámbito en comparación con China. Solo se puede concluir que EEUU ha perdido toda experiencia en la extracción de los metales de tierras raras y fracasó en adaptarse a las nuevas realidades del mercado.
Intentos desesperados
El Pentágono eligió en abril de 2020 a la empresa MP Material como uno de los dos contratistas que se enfocarán en la producción de un tipo específico de metales de tierras raras que es muy necesario en la fabricación de equipos militares. El Pentágono también asignó financiación a la empresa australiana Lynas Corporation que ya extrae minerales en una mina en Australia. El monto de la financiación no se ha divulgado.
El senador Ted Cruz, quien es conocido por algunos de sus proyectos de la ley proteccionistas —en particular, se opuso al proyecto del gasoducto ruso Nord Stream 2—, tampoco estuvo contento con la participación australiana. Junto con otros legisladores que representan otros estados protestó contra la decisión en una carta del secretario de Defensa.
Entre los firmantes se encontró John Barrasso que representa a Wyoming, lugar donde se ubica la mina Bear Lodge que puede ser usada en el futuro. En su carta, los senadores abogaron por la idea de que el Pentágono debería financiar solo las empresas que operan exclusivamente en EEUU.
Si los estadounidenses no optan por el desarrollo de su propia industria de tierras raras, pueden acabar dependiendo de China y otros países y entonces Pekín será capaz de dictar las reglas de juego a Washington.
Esto quiere decir que la ventaja solo en este ámbito puede en cierta medida prejuzgar el resultado de la guerra comercial entre las dos potencias económicas mundiales.
Asimismo, la mina Mountain Pass no será capaz de proveer al país con metales de tierras raras eternamente. Es posible que a mediano plazo se agote. Lo peor para Washington en esta situación es que ni siquiera ha comenzado a realizar trabajos concretos en el desarrollo de otros yacimientos en el territorio estadounidense: solo hay planes preliminares.
Muchos se dieron cuenta del ascenso de China en el mercado de metales de tierras raras ya hace dos décadas y ahora su dominio en este mercado es indudable: muchos países en vías de desarrollo e incluso los países desarrollados dependen del gigante asiático. Teniendo en cuenta que Pekín cuenta con un monopolio, es capaz de dictar los precios para este tipo de metales. En otras palabras, tiene un as en la manga muy importante para la guerra comercial.
Teóricamente sería capaz de paralizar la industria de altas tecnologías de EEUU al menos por un período corto de tiempo. Ahora que la Administración Trump se arremete contra las empresas tecnológicas chinas, Pekín tiene preparada una respuesta, pero no recurre a ella: los riesgos son muy altos.
En resumidas cuentas, cualquier paso brusco por parte de cualquier beligerante en esta guerra comercial puede tener tristes consecuencias para el mercado y con toda probabilidad hará disparar los precios de los productos de alta tecnología.