Las sonrisas cambiaron de bando. Ahora son los jerarcas chinos los que apuntan con el dedo al Gobierno de Donald Trump, que días atrás defendía a los manifestantes en Hong Kong como héroes, y ahora defiende en su país el toque de queda, el estado de sitio y la represión contra las protestas anti-racistas.
Las protestas anti-racistas tras el asesinato del afroamericano George Floyd por un policía blanco alcanzaron 40 grandes ciudades de los Estados Unidos, conformando una oleada impresionante como no se había visto en mucho tiempo. Una de las reacciones de Trump consistió en anunciar, a través de sus redes sociales, su intención de designar al movimiento Antifa (antifascista) como organización terrorista.
La acusa de actos vandálicos, yendo mucho más lejos que las autoridades chinas frente a las protestas en Hong Kong. Una de sus frases podría haber sido pronunciada por la gobernadora de la ciudad o por algún miembro de la dirección del Partido Comunista Chino.
"Apoyamos el derecho de los manifestantes pacíficos y escuchamos sus súplicas, pero lo que estamos viendo en las calles de nuestras ciudades no tiene nada que ver con la justicia o la paz", dijo Trump en Florida, al asistir al lanzamiento de un cohete tripulado hacia la Estación Espacial Internacional.
Los medios chinos no dejaron de enfatizar en las contradicciones de Washington en el tratamiento de las manifestaciones en Hong Kong y las que suceden en EEUU ahora.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores en Pekín dijo: "¿Por qué los Estados Unidos glorificaron a las llamadas fuerzas independentistas en Hong Kong como héroes, pero critican a los manifestantes estadounidenses decepcionados con el racismo?".
"¿Por qué Estados Unidos criticó a la auto-contenida policía de Hong Kong pero disparó a sus manifestantes y movilizó las tropas de la Guardia Nacional?", se explayó el ministro.
El editorial del oficialista Global Times del domingo 31 de mayo, recuerda que el gobernador de Minnesota, la ciudad donde se cometió el crimen de Floyd, dijo públicamente: "Al observar que esto se expande por todo Estados Unidos, uno comienza a ver si esto es terrorismo interno, extremistas ideológicos para radicalizar o si se trata de una desestabilización internacional de nuestro país".
La denuncia china del doble rasero de EEUU la lleva a recordar cómo las potencias occidentales apoyaron la violencia en las manifestaciones en Hong Kong: "El Gobierno y el Congreso de los Estados Unidos, así como el Reino Unido, simplemente echaron una mano a las manifestaciones violentas que no tenían nada que ver con sus objetivos iniciales y las elogiaron como un hermoso paisaje".
Destaca que si las autoridades chinas actuaran de forma simétrica a las de EEUU y el Reino Unido, ahora estarían apoyando la "revuelta del pueblo estadounidense", y además "exhortarían al Gobierno de los Estados Unidos a entablar un diálogo serio y negociaciones con los manifestantes y a ejercer moderación al tratar de restablecer el orden".
Por el contrario, el gobierno chino dice que Washington debería agradecerle que no se haya inmiscuido en sus asuntos internos. Así y todo, el editorial de Global Times lleva un título cargado de sorna: "El hermoso paisaje se extiende de Hong Kong a EEUU".
La frase hace referencia, según Diario del Pueblo, las palabras de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien en junio de 2019 calificó las protestas en Hong Kong como "una imagen hermosa para la vista". Miles de internautas chinos la recordaron con sarcasmo al comentar los disturbios en Estados Unidos.
"No esperábamos que los políticos estadounidenses pudieran disfrutar de este tipo de 'imágenes hermosas' en su propio país tan pronto", fue uno de los comentarios más repetidos. El diario del Gobierno chino asegura que los hashtags "disturbios de EEUU" y "los disturbios de EE.UU se extienden a 22 estados", recibieron más de 1.740 millones de visitas en la plataforma de medios sociales Sina Weibo.
La situación merece algunas reflexiones. La primera es que debería llegarse a un acuerdo en cuanto a la no intromisión de los Estados y los gobiernos en los asuntos internos de otros países, un principio que siempre había guiado las relaciones internacionales entre naciones.
Es cierto que la no intromisión no implica neutralidad ante violaciones fragantes de los gobiernos hacia sus propios ciudadanos, pero deben ser éstos los que pongan límites a los gobernantes.
Este principio de no injerencia fue modificado unilateralmente por Occidente y por EEUU al adoptar la doctrina de los derechos humanos durante la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981), como parte de su ofensiva contra la Unión Soviética.
El debate debería haberse actualizado durante la globalización, en la cual las relaciones entre naciones fueron más estrechas que en el período de la guerra fría, pero las principales potencias occidentales utilizaron los derechos humanos como arma arrojadiza contra sus enemigos geopolíticos, pasando por alto las flagrantes violaciones que cometían sus aliados o en sus propios países como sucede con el racismo en EEUU.
A mi modo de ver, la comunidad internacional no debería dar por buena cualquier actuación de los gobiernos ante sus poblaciones. Pero eso no debe ser excusa para promover bloqueos o aislar naciones, para emprender el derribo de gobiernos a través de invasiones o desestabilizaciones.
Estados Unidos no abre la boca ante las evidentes y flagrantes violaciones que comete Arabia Saudí en Yemen, o la propia monarquía saudí contra su población (país donde las mujeres sufren enormes restricciones, incluso para conducir coches), pero pone en la lupa a los gobiernos de Venezuela y de Cuba, por ejemplo.
Por eso lo más sensato debería ser abstenerse de entrometerse en los asuntos internos de los demás países y, a la vez, difundir los valores que cada quien considere adecuados, sin esperar que los demás los adopten pero alentando un debate sereno.
En este sentido, China se ha mostrado más prudente que Washington. "La próxima vez, cuando Pelosi y otros políticos estadounidenses hagan comentarios sobre Hong Kong, deberían pensarlo dos veces", dijo Lyu Xiang, de la la Academia China de Ciencias Sociales en Beijing a Diario del Pueblo.
Lyu dijo además que con el impacto de la epidemia de COVID-19 y los disturbios, los movimientos hostiles de la Administración Trump contra China disminuirán. "Trump hablará más, pero hará menos al desafiar a China", dijo.