En Lisboa, Netanyahu dijo que sus conversaciones con Pompeo se habían centrado en: 1. Irán, 2. Irán, y número 3.Irán.
"Esta es una oportunidad histórica", susurró una de las personas cercanas a Netanyahu al oído de Ben Caspit (un destacado periodista israelí) esta semana: "No tienes idea de lo que podemos obtener de los estadounidenses en este momento, qué oportunidad de oro se nos presenta ahora que Estados Unidos está a punto de entrar en un año electoral”.
"Bunker busters", le murmura a Caspit, quien explica que: "según miembros del círculo íntimo de Netanyahu, estas bombas serán entregadas a Israel una vez que haya firmado el acuerdo de defensa mutua en el que Netanyahu ha estado trabajando".
Y aunque el estamento de seguridad de Israel históricamente se ha opuesto a un pacto completo, Caspit explica que los colaboradores del primer ministro "se están refiriendo a un pacto de defensa 'parcial' enfocado solamente en Irán". Los camaradas de Netanyahu insisten en que "el primer ministro quiere hacer historia en los próximos seis meses". (Énfasis añadido)
¿Qué tipo de historia podría ser? ¿Por qué seis meses? Bueno, Caspit señala: "La gente de Netanyahu, encabezado por el ministro Yuval Steinitz, afirman con claridad que es probable que estalle una guerra generalizada en los próximos seis meses entre Irán y sus adversarios en la región, incluido Israel". Y el nuevo ministro de Defensa, Bennett, amenaza a Irán casi a diario.
"Quizás Netanyahu simplemente necesita una guerra con Irán para sobrevivir políticamente", le dijo a Caspit uno de los líderes del partido White and Blue: "Eso es aterrador y peligroso...".
Sin embargo, precisamente un tratado con tanto enfoque en Irán sería el tema clave en la apresurada agenda de conversaciones organizada con el secretario Pompeo, en Lisboa esta semana, una “cumbre” que procedió después de la visita de una horda de conspicuos funcionarios de defensa de muy alto nivel de Estados Unidos a Israel en los últimos días.
En Lisboa, Netanyahu dijo que sus conversaciones con Pompeo se habían centrado: 1. Irán, 2. Irán, y número 3.Irán.
¿Y en Washington? El estamento de Defensa no se hace eco del llamado israelí a la acción temprana (con Irán y sus aliados presuntamente atrapados en amplias protestas), sin embargo están preocupados porque Irán no está siendo suficientemente "disuadido".
Y el estamento de Defensa estadounidense le suma a las exageraciones de Netanyahu sobre Irán: "Seguimos observando indicios... de que una posible agresión iraní podría ocurrir", dijo John Rood, el número tres del Pentágono, a raíz de un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa que advirtió que Teherán está produciendo "misiles balísticos y de crucero cada vez más eficaces", con mayor precisión, letalidad y alcance.
¿Pero es creíble toda esta publicitada "amenaza"? Irán ha sido muy explícito al expresar que el propósito de su respuesta calibrada es la "presión": es decir, una contrapresión para obligar a Estados Unidos a repensar su política de asedio económico. Eso es perfectamente comprensible, ¿acaso no? O, ¿es esta exageración simplemente la política de Netanyahu en el período previo a una posible tercera ronda de elecciones en Israel en el año nuevo y que podría verlo expulsado del poder e ir directamente a la cárcel?
La última explicación es posible, pero los eventos sugieren que Netanyahu realmente quiere sellar su legado persuadiendo a Estados Unidos para que se una a Israel en un ataque contra Irán. Eso también es un riesgo real.
Y de ser así, nuevamente (como en 2003), dicho evento una vez más será vendido al público estadounidense y europeo utilizando una información completamente falsa.
¿Y de qué se trata? Bueno, se trata de lo siguiente: “Durante mucho tiempo parecía que la propagación de la influencia iraní en el Medio Oriente era imparable. Ahora, todo el proyecto de hegemonía iraní está en riesgo.
Durante semanas han estado ocurriendo protestas en Irak y Líbano, llevando sus economías casi a la paralización y obligando a sus primeros ministros, aprobados por Irán, a renunciar. No se vislumbra el fin de las protestas...”.
Y, por consiguiente, la campaña israelí, liderada por el recién nombrado Ministro de Defensa, Bennet, de que ahora, precisamente, es el momento para que Estados Unidos actúe contra Irán. Esta es la narrativa de la guerra.
Indudablemente, se está preparando un escenario en torno a esta narrativa: Estados Unidos está envuelto en una batalla épica con Irán sobre quién tendrá la primacía de la influencia en Irak. Estados Unidos y sus aliados europeos también mantienen a la economía del Líbano como rehén de una resolución de la crisis financiera (agravada por el drenaje deliberado de liquidez en dólares estadounidenses desde el Líbano a Nueva York), contra la demanda estadounidense de una escisión entre el partido cristiano del presidente Aoun y Hezbolá -una alianza que controla efectivamente el parlamento en Beirut- y que además exige que Líbano conceda a Israel su posición sobre la demarcación de petróleo y gas del Mediterráneo Oriental.
Y, en Siria, las fuerzas estadounidenses están tratando de usar a los kurdos sirios para bloquear las vías de acceso entre Irán e Irak (endureciendo el asedio económico), mientras Israel ataca la infraestructura iraní desde el aire.
En resumen, estamos lidiando con la guerra de Nueva Generación: máxima presión económica (y asedio), para provocar protestas populares, y luego sacar provecho de este genuino malestar económico experimentado por la población, mediante la inserción de pequeños grupos entrenados para plantar 'mensajes' -y recurrir a la violencia calibrada contra los símbolos del estado (para atraer la atención de los medios de comunicación), en caso de que las protestas populares decaigan y haya necesidad de ser revitalizadas.
Por otro lado, en lo que también puede interpretarse como "otro" aspecto para la "preparación del escenario", Israel está trabajando para pacificar Gaza (con dinero del Golfo); mientras los EE.UU están activos con los hutíes buscando atenuar la guerra con Arabia Saudita, es decir, evitar otros frentes de guerra potenciales.
Los problemas económicos y de gobernabilidad en Irak y Líbano son reales (y profundos) y, hasta cierto punto, afectan el margen de maniobra de Irán. Y entonces, ¿cuál es la "falsa propaganda"?
Radica en las protestas en Irán, y el "mensaje" que está siendo promovido por los principales medios de comunicación que colocan al "régimen" al borde del colapso, y obligado a usar un nivel de violencia sin precedentes para sofocar las multitudinarias protestas pacíficas, como resultado de una subida del precio del combustible que se manejó con una asombrosa ineptitud.
¿Cuál es el problema con esta versión? Bueno, la versión correcta es que la subida de precios provocó protestas en 100 ciudades el viernes 15 de noviembre. Las protestas fueron generalizadas y los segmentos más pobres de la población (simpatizantes tradicionales del estado) tuvieron una fuerte participación. Pero no actuaron violentamente.
El resto de la historia es falso
El día de las genuinas protestas masivas contra el aumento de combustible, nadie murió. Y, al día siguiente, los manifestantes desaparecieron casi por completo de las calles. En cambio, pequeños grupos de activistas preparados de antemano, armados y violentos -no manifestantes- atacaron los centros estratégicos de la infraestructura estatal: bancos, plantas petroquímicas, la red de gas y el almacenamiento de combustible.
Estos centros fueron atacados con granadas propulsadas por cohetes (RPG) y ametralladoras. Otros grupos destruyeron bancos (cientos de ellos), armados con pistolas, espadas y barras de hierro. (Uno de estos grupos atacó seis bancos en el espacio de solo una hora). Nada de esto fue espontáneo o "populista".
Las fuerzas de seguridad reaccionaron militarmente, arrestando y matando a muchos insurgentes. Y es verdad, la internet fue apagada. Pero, no la internet interna iraní, solo la internet global. Razón por la que el equivalente iraní de WhatsApp y Telegraph, y los canales de noticias iraníes aún estaban accesibles, aunque la internet global no lo estaba.
La ira en el extranjero por el cierre de la internet externa posiblemente fue el reflejo de la sorpresa e irritación que causó el hecho que Irán tuviera esta capacidad. Probablemente, se pensaba que Irán no poseía esa capacidad.
Entonces, ¿qué es lo que pasó? Al parecer, el gobierno iraní tenía conocimiento previo de los planes de "activistas" para organizar ataques, como parte de un plan de perturbación (formulado y financiado desde el exterior). Pero ese plan original indicaba que el inicio de estas acciones tendría lugar a principios del próximo año.
Lo que parece haber sucedido es que cuando comenzaron las protestas por el aumento del combustible, estos "activistas" recibieron el visto bueno para "aprovechar el momento". En otras palabras, antes de tiempo activaron todos sus planes previamente preparados. Esto era exactamente lo que querían y habían buscado las fuerzas de seguridad iraníes. Ello les permitió "descubrir" la trama, y arrestar o matar a los cabecillas.
En otras palabras, el gobierno iraní no está al borde de ningún colapso -y las encuestas posteriores en Irán muestran la ira popular dirigida principalmente hacia las pandillas violentas y, en menor medida, hacia la Administración de Rouhani, por su mal manejo del aumento del precio del combustible- pero no en contra del estado, per se.
Este último resultado no es tan sorprendente, ya que los iraníes mayores recuerdan como la CIA utilizó tácticas similares -ataques violentos contra tiendas- para intensificar las protestas en el derrocamiento del primer ministro Mosaddegh en 1953, con el propósito de fortalecer el gobierno monárquico del Sha.
Aquí la pregunta que surge es: ¿Habrán los instigadores de estos ataques deliberados y violentos admitido el fracaso de su plan -y el desmantelamiento (los arrestos y la interrupción) de sus "redes" iraníes, ante el presidente Trump? O, ¿únicamente se le ha presentado la "narrativa" de Netanyahu de un Irán acorralado "y al borde del colapso"?
Irán no está al borde del colapso; su economía no está colapsando, y no ha sido, al menos todavía no, acorralado en la región. La pulseada entre Estados Unidos e Irán en Irak, Siria y Líbano está en plena acción, pero no ha terminado. No es el momento para que Israel "cante victoria" con respecto a un Irán colapsando.
La otra interrogante que surge es que si con la intensificación de toda esta presión, las operaciones de "guerra" económica por parte de Estados Unidos, Israel y ciertos Estados del Golfo Pérsico, en todo el Medio Oriente, ¿existe alguna salida? ¿O es probable que termine en una guerra? El impulso, tal como están las cosas, debe ser hacia la escalada. Para evitar ese desastre, una u otra de las partes debe retroceder.
Una “salida” podría ser que, aunque Trump (ignominiosamente) podría estar listo para contemplar la ruptura, la angustia y las dificultades que se están aplicando al pueblo de Líbano, Irak y Siria en aras de debilitar a Irán, es posible que él no quiera proceder con la guerra como el objetivo final.
Las encuestas en Estados Unidos muestran que no hay apetito popular por una guerra contra Irán.
Sin embargo, para Trump no será fácil desescalar su conflicto con Irán. La otra salida sería que Netanyahu deje de ser PM durante esos cruciales seis meses que se aproximan para “escribir la historia” y sellar su legado. Sería “aterrador y peligroso”, sin duda alguna, si Netanyahu (y sus colaboradores cercanos) concluyera que necesita esa guerra para poder sobrevivir -tal y como fue alertado Ben Caspit.
Pero lo que es improbable es que Irán se doblegue o implosione.