Mijaíl Bogdanov, el representante especial del presidente ruso Vladimir Putin para el Medio Oriente, declaró –el 23 de octubre de 2019– que todos los campos sirios de petróleo y gas deben volver a quedar bajo control de la República Árabe Siria.
El presidente sirio Bachar al-Assad concedió licencias de explotación a varias compañías rusas que todavía no han podido iniciar ningun tipo de trabajo en ese sentido.
Durante las negociaciones que precedieron el inicio de la operación militar turca “Manantial de Paz” en el noreste de Siria, Estados Unidos exigió que los campos petroleros existentes en los territorios sirios designados como «Rojava» fuesen explotados por compañías estadounidenses o israelíes.
Estados Unidos había planificado la guerra contra Siria desde 2003, mediante la adopción de la Syrian Acountability Act.
En aquel momento aún se desconocían las riquezas que encerraba el subsuelo sirio y no existía la rivalidad entre Qatar e Irán sobre la construcción de gasoductos a través de Siria. Es por consiguiente un error afirmar que el móvil de la agresión exterior contra Siria fue apoderarse de los hidrocarburos sirios.
Sin embargo, al principio de la guerra contra Siria, en 2011, los países del grupo designado como «Amigos de Siria» tuvieron conocimiento de los resultados de los trabajos de prospección en tres dimensiones realizados en Siria por la firma Sagex –posteriormente adquirida por Schlumberger. Alemania y los Emiratos Árabes Unidos tuvieron entonces la tarea de distribuir “licencias de explotación” entre los países que se comprometían a participar en la guerra contra Siria.
Actualmente está por comprobar si los resultados de aquellas prospecciones se ajustan a la realidad. De ser así, Siria dispondría de reservas de gas natural comparables a las de Qatar, lo cual podría ser problemático para los dos aliados del gobierno sirio, Rusia e Irán, que son actualmente los principales productores de gas natural a nivel mundial.
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