El ex jefe de Gabinete del gobierno que reestructuró la deuda externa con la mayor quita de la historia, tal como recordó Cristina Kirchner, adelantó que el Frente de Todos se ocupará de "los pobres que deja Macri". Convocaron a votar la boleta completa del Frente de Todos.
Desde Mar del Plata
"Torta friiiitaaaaaas, torta friiiiitas. Las hizo Cristinaaaa" gritaba un vendedor en La Rambla de Mar del Plata mientras el cafetero de la jornada ofrecía un vaso chico a cuarenta pesos y se quejaba de que desde que ganó Mauricio Macri trabaja el doble y no le alcanza para vivir dignamente. Unas cincuenta mil personas, según los organizadores, se reunieron ayer en "La feliz" para escuchar a Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en el cierre nacional de la campaña presidencial. La anfitriona fue la candidata a intendenta del Frente de Todos, Fernanda Raverta, muy elogiada en cada discurso por sus compañeros.
Desde la ciudad con el índice de desocupación más alto del país, la candidata a vicepresidenta dijo que "no estamos cerrando una campaña electoral, sino un ciclo histórico para que no volvamos a caer nunca más en las garras del neoliberalismo" y el candidato a presidente, sostuvo que "en cada discurso que damos, estamos firmando un contrato moral con ustedes" y señaló que el domingo "vamos a votar para dar vuelta una página oprobiosa de la historia argentina que empezó a escribirse el 10 de diciembre de 2015".
En el último acto de esta campaña, en Mar del Plata ayer hubo cuatro oradores: Raverta, Kicillof, Fernández de Kirchner y Fernández, que hablaron en ese orden. El candidato a presidente recordó el día en el que lo llamó Cristina Kirchner para decirle "es tu turno". Se definió como "un militante" que en ese momento dejó el traje de "armador" y se puso el de candidato.
Lo escuchaban unas 50 mil personas que empezaron a juntarse en La Rambla de Mar del Plata al mediodía. Había marplatenses, pero también personas de todo el país que no querían perderse lo que consideraban un hecho "histórico". Gente suelta y militantes organizados que amenizaron la previa de una tarde fría con bombos y cánticos ya clásicos.
Antes de que aparecieran los candidatos, pasadas las cinco de la tarde, desde el escenario empezaron a tirarles a los presentes banderitas celestes y blancas, mismos colores que lució en su poncho Cristina quien, además de elogiar especialmente a los candidatos y diputados Kicillof y Raverta "por no haber cedido al canto de sirenas del neoliberalismo y no haber acompañado las leyes del macrismo que endeudaron al país", dedicó palabras muy afectuosas para el candidato al que eligió para pelearle el gobierno a Mauricio Macri.
"Alberto fue jefe de gabinete del gobierno que le devolvió la dignidad a los argentinos, que desendeudó al país", dijo la senadora antes de darle la palabra y Fernández retribuyó el elogio al señalar que de toda su vida política, las dos escenas que más lo conmueven son "el día que conocí a Néstor y el día que la conocí a Cristina"
El candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires también habló. "Hemos visto una campaña surrealista y errática del oficialismo y no se puede gobernar en base a la mentiras, con engaños y con excusas. Pero lo bueno que fracasó el modelo neoliberal en la Argentina y nos encuentra a todos unidos y no en una aspiración de que se vayan todos. Acá hasta el domingo no se duerme nadie", dijo.
Los cantitos de los presentes fueron los típicos de la campaña. "Alberto presidente" y "Vamos a volver", sumado a "Raverta intendenta" interrumpieron varias veces los discursos. Pero lo novedoso de este acto fue que cuando la candidata a vicepresidenta planteó que el neoliberalismo no tenía que volver "nunca más" a la Argentina, las cincuenta mil personas presentes repitieron como un mantra "Nun-ca más. Nun-ca más".
Además de los dirigentes que se vieron en el escenario (los oradores, varios gobernadores, la candidata a vicegobernadora Verónica Magario y el candidato a jefe de gobierno porteño Matías Lammens) entre los invitados al cierre de campaña estuvieron el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, el intendente electo de La Matanza, Fernando Espinoza, Daniel Scioli, Sergio Massa, Camilo Vaca Narvaja y el presidente del PJ porteño, Víctor Santa María. También estaba la pareja de Alberto Fernández, Fabiola Yáñez.
Raverta, que aspira a ganarle al macrismo la intendencia de Mar Del Plata, fue la primera en hablar y dijo que "con método y ternura vamos a construir un nuevo tiempo en la Argentina". El candidato a presidente, a su turno, criticó a los intendentes del oficialismo que llaman a cortar boleta para mantenerse en sus cargos. "Practiquemos.
Yo digo boleta completa y ustedes contestan 'adentro'", les dijo a los presentes, que participaron gustosos del juego. Fernández confesó que se siente "muy feliz" de haber llevado adelante una campaña "muy simbólica para todos y para mí", le agradeció a la senadora la confianza y dijo que "la fuerza que construimos en 2003 está más viva que nunca".
Agregó que "el mejor equipo de la Argentina es éste" y dijo que entiende que "en cada discurso que damos estamos firmando un contrato moral con ustedes.
El domingo vamos a votar y con el voto tenemos que empezar a dar vuelta una página oprobiosa que empezó a escribirse el 10 de diciembre de 2015". En el mismo sentido, cuando silbaban a Macri, la senadora dijo: "no silben, voten. No sirven los gritos ni los silbidos. Sirve el voto".
Todos los invitados al cierre de campaña coincidieron en tres cosas: la victoria del domingo está asegurada y arriesgan que Fernández podría llegar a aumentar el caudal de las PASO y superar el 50 por ciento de los votos, los tiempos que se avecinan van a ser difíciles y sugieren que si Macri tiene intención de mantener la estabilidad económica del país, debería decretar feriado cambiario lunes y martes para que los mercados no intranquilicen a la gente.
Pero todavía falta el comicio. Ya en veda electoral y sin actos por delante, el día de la verdad es pasado mañana. En el complejo Art C de la calle Corrientes ya están preparándose para el festejo.
En Mar del Plata, la fiesta de ayer en las calles siguió bien terminado el acto y algunos de los presentes siguieron varias cuadras el auto de Alberto Fernández.
Llamó especialmente la atención un hombre disfrazado de papa Francisco que quería a toda costa su foto con quien muy probablemente el domingo se convierta en el presidente electo de los argentinos.
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