El 6 de agosto de 1959, fue capturado, después de incursionar en la guerrilla, el periodista Manuel Díaz y Sotelo. Fue sometido a múltiples a torturas por los esbirros somocistas hasta asesinarlo. Hoy recordamos su ejemplo de guerrillero valiente y periodista revolucionario.
Manuel Díaz y Sotelo nació en Boaco en 1929 en el seno de una familia humilde.
Alto y delgado, fue periodista de radio y articulista del periódico Flecha, a partir del año 1955. Desde ese espacio, hacía fuertes críticas a la dictadura de Somoza, a través de una columna que tituló Trinchera, la que publicaba todos los días.
En 1956, se involucró en el ajusticiamiento de Anastasio Somoza García, llevado a cabo por Rigoberto López Pérez. En la ola de represión que se desató después del atentado al tirano, fue capturado y terminó confinado en el Norte del país.
A mediados de 1957 volvió al trabajo periodístico. Denunció la violencia de la cual había sido víctima y siguió con sus comentarios en contra de la dictadura, tanto en Flecha como en la emisora La Voz de América.
Ahí mismo fue capturado una tarde por la Guardia Nacional, y luego fue torturado brutalmente, le rompieron a puñetazos el rostro, le arrancaron las uñas de manos y pies, entre otros vejámenes a los cuales lo sometieron.
Gracias al apoyo periodístico nacional e internacional fue liberado.
Describió en el artículo La Antesala del infierno, lo que le había pasado pero la guardia negó los hechos. Llevado a Casa Presidencial, Manuel denunció ante Luis Somoza, al jefe de las torturas.
Posteriormente fue expulsado a Costa Rica. Ahí, Díaz y Sotelo ingresó al Movimiento 26 de Julio, que en Cuba era liderado y dirigido por el Comandante Fidel Castro, quien combatía a la dictadura de Fulgencio Batista.
Con el Triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Manuel Díaz y Sotelo fue invitado por el gobierno revolucionario a trasladarse a la isla.
Allí organizó un grupo de combatientes que luego ingresaron Nicaragua. Ya estaba convencido, como Carlos Fonseca, del cual era amigo, que la lucha armada era la única opción para liberar a Nicaragua de la dictadura somocista.
Por lo cual, Manuel Díaz y Sotelo organizó un movimiento armado contra Anastasio Somoza García en 1959, la columna “General Augusto C. Sandino”, formado con 22 hombres entrenados en Honduras, compuesta por Jorge Praslin, Juan Bonnerman, Tino Reyes, Fadel Abdalah, Fabio Andara, Solero Montalván, Antonio Carias, Tobías Gadea y Cristóbal Villegas, entre otros.
El grupo rebelde ingresó al territorio nacional por El Espino el día 24 de julio, sin ser detectados por la Guardia Nacional, pero días después conocieron de su presencia por la deserción de Norvin Meneses Cantarero, quien les dio aviso.
La Guardia reforzó los cuarteles de Estelí, Ocotal y León y decidió darles persecución.
La columna se dirigió a San Juan de Limay, departamento de Estelí, dividiéndose en dos grupos, uno dirigido por el guerrillero cubano Luis Escalona que fue detectado por la Guardia a 15 kilómetros de Telpaneca, por lo que el jefe Escalona decidió cubrir la retirada de sus compañeros enfrentándolos en un desigual combate, sin embargo, el resto del grupo fue cercado.
En cambio, el grupo de Manuel Díaz y Sotelo avanzó hacia Pueblo Nuevo, donde el líder guerrillero fue capturado por una patrulla de la GN cerca de una finca llamada Grecia, lo amarraron a un árbol durante más de 30 horas.
Sin darle agua, ni alimento alguno, le exigían que hablara. Díaz y Sotelo siempre se negó a hablar.
Fue fríamente asesinado el 6 de agosto de 1959, tenía cerca de 30 años.
Fue un ejemplo de guerrillero valiente y hoy lo recordamos con una célebre frase en la que se sintetiza su compromiso de periodista revolucionario:
“He contraído un compromiso con el pueblo y si solamente yo tengo que decir la verdad, pues asumo ese deber solitariamente”