VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Honduras: dictadura a 10 años del golpe



Allá por 2008, yo me mantenía siempre alejado de la política partidista de Honduras. Prefería seguir adelante, trabajando, apático y “apolítico”, con la misma visión colonizada de que en Honduras “nunca iba a cambiar nada”.

Mi madre, entonces septuagenaria, y conservadora, llamó mi atención sobre “El Poder Ciudadano”, el gobierno de Mel Zelaya. 

Ella era asidua de una transmisión en directo por televisión, de reuniones del presidente y miembros de su gabinete con el pueblo, en todas partes del país. 

Para ella, aquello era un cambio total, Cuando falleció, en 2015, era parte de la resistencia hondureña, con el corazón.

EL ALBA TRANSFORMÓ HONDURAS

Pronto vino la firma del ALBA, y las tensiones con los grupos de poder y con el imperio iban en ascenso. Entonces, como estudioso, comencé, con cautela a seguir los acontecimientos en Honduras a una distancia prudente. 

Mi madre decía, que en Honduras ahora hablaríamos del “antes de Mel y después de Mel”, y bueno, la historia se ha encargado de darle la razón.

Creo que para enero de 2009 el Golpe en Honduras ya estaba planificado, y había entrado en su etapa de ejecución. Mientras, el reloj avanzaba, y con él las transformaciones, los desafíos del gobierno del Poder Ciudadano lo aislaban de las élites pero lo rodeaban de pueblo.

EL GOLPE FUE CONTRA HONDURAS, NO CONTRA MEL

Un golpe de Estado no es nunca el producto del enojo de alguien o la reacción súbita a una actitud o acción específica. Por eso, el argumento de que “Mel se quería quedar” era nada más la excusa más burda para la ejecución que una acción contra el pueblo hondureño, para que evitar, a cualquier costo, que se diera cuenta que podía vivir mejor, aspirar a otro mundo, pero era tarde para evitarlo.

El golpe de estado del 28 de junio en Honduras, marca sin duda un punto de inflexión, ahí donde cambia la “curvatura” de nuestra historia. 

Por esa, razón la campaña ideológica de las élites hondureñas ha ido dirigida a incentivar el olvido como medio para “recobrar” la paz.

También es difícil de asimilar, como algunos sectores de la “izquierda” propongan, dejar el pasado atrás y concentrarnos en el futuro. El esfuerzo contra la memoria es enorme, pero también existe determinación y convicción entre aquellos que creemos que somos lo que hemos sido, que nuestra historia marca nuestro camino, y que el futuro es impensable sin pasado.

Diez años de golpismo nos han dejado muchos males, entre ellos el crimen organizado, el narcotráfico más activo de nuestra historia y la penetración profunda de los criminales en todas las esferas del Estado. 

La asociación del régimen con la DEA solo ha servido para destruir unos carteles y fortalecer otros. 

A medida proclaman avances contra las drogas, aumenta la circulación y la influencia de los carteles, mientras el gobierno hace la pantomima de extradiciones de las que no es actor ni ejecutor (de todos los capturados en Estados Unidos, un 90% se entregaron voluntariamente, por temor a ser asesinados si eran capturados en Honduras).

Difícil hacer todo el recuento en un solo artículo. Lo cierto es que el Golpe de Estado marca un momento histórico de cambio en nuestro país. 

No solo se impusieron por la fuerza los sectores más retrogradas de nuestra sociedad, sino que se alcanzaron condiciones objetivas y subjetivas que hoy nos hacen creer realmente en la liberación de nuestra patria.

Protestante Hondureño frente a dispositivos policiales

Es que en diez años, el pueblo hondureño ha dado muchas batallas; ha tenido victorias electorales contundentes, que no ha podido materializar, y hoy, su capacidad de movilización, resistencia y lucha, son formidables. 

Sin llegar a un punto ideal, la “cuestión hondureña” está lejos de resolverse en una elección, si antes no se termina con el golpismo.


Aquí estamos, diez años después, habiendo construido algo intangible pero dialéctico; con muchos errores, defectos y carencias, como es propio de todo proceso. Con fuerzas que empujan como arietes hacia adelante, y una lucha incesante, incluso contra nuestros prejuicios, o nuestras malas interpretaciones teóricas, que también están ahí como frenos. Todo en un proceso histórico extraordinario y heroico.

Ese proceso heroico que mi madre vio crecer en el ocaso de su vida, cuyo desenlace no alcanzó a ver, pero que intuyó muy bien.

Por: Ricardo Salgado Bonilla

https://redvolucion.net/2019/06/20/honduras-dictadura-a-10-anos-del-golpe/?fbclid=IwAR0COVBoIioF67UAxYuS5gRxANuhw2crEhpbsHk1xdgCa68_oFmhN-cn_x0

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