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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Descendientes de testaferros batistianos pretenden ser «indemnizados» por la Helms-Burton


Fulgencio Batista era el accionista mayoritario de la Cía, Cubana de Aviación S.A. como resultado de turbios rejuegos financieros. La otra parte de las acciones la controlaban sus testaferros. Foto: Archivo de Granma

Ahora resulta que el señor José Ramón López, quien dice ser hijo del empresario cubano José López Vilaboy, propietario antes de 1959 del aquel entonces Aeropuerto de Rancho Boyeros; de la Cía. Cubana de Aviación; del hotel Colina y de otros inmuebles, que el Gobierno Revolucionario soberanamente confiscó, a tenor del Título III de la Ley Helms-Burton, pretende ser indemnizado, cuando su padre fue uno de los testaferros más allegados del dictador Fulgencio Batista

Como se conoce, en la fría madrugada del 1 de enero de 1959 el dictador Fulgencio Batista huía de Cuba acompañado por más de cien de sus principales compinches, en tres aviones de las Aerovías Q que despegaron del aeropuerto militar de Columbia (hoy Ciudad Libertad).

Dicen que Batista embarcó veinticinco maletas y que llevaba en la mano un abultado maletín que apretaba contra su pecho una vez sentado dentro de la nave. Eran dólares y Batista como era muy desconfiado temía perderlos. Conocía perfectamente la calaña de sus compañeros de viaje y de tropelías de todo tipo en turbios negocios que compartía con ellos.

El dinero se lo habían entregado sus testaferros más allegados que le controlaban sus “negocios”, como Andrés Domingo y Morales del Castillo, secretario de la presidencia; Manuel Pérez Benitoa y José López Vilaboy, entre otros socios.

Por cierto, Manuel Pérez Benitoa estaba en Nueva York desde finales de diciembre cuando llevó a esa ciudad a los hijos de Batista y cuarenta y tres millones de dólares para depositarlos en la cuenta del dictador. Acreditó cuarenta y dos y se quedó con uno.

Y López Vilaboy no pudo obtener ninguna plaza en los aviones que despegaron con los íntimos del dictador. Tuvo que asilarse ese mismo día en la embajada de Guatemala en La Habana.

Hace varias semanas el presidente de Estados Unidos activó el Título III de la Ley Helms Burton, que pretende, entre cosas, otorgarle el derecho de reclamación a quienes no eran ciudadanos de Estados Unidos, en concreto, a cubanos, cuando sus propiedades fueron nacionalizadas o se marcharon del país abandonándolas a principios de la Revolución.

Ahora resulta que el señor José Ramón López, quien dice ser hijo del empresario cubano José López Vilaboy, propietario antes de 1959 del aquel entonces Aeropuerto de Rancho Boyeros; de la Cía Cubana de Aviación; del hotel Colina y de otros inmuebles, que el Gobierno Revolucionario soberanamente confiscó, a tenor del Título III de la Ley Helms Burton, pretende ser indemnizado.

El dictador Fulgencio Batista en una fiesta con su principal testaferro a su izquierda, Andrés Domingo y Morales del Castillo, junto a la primera dama. Foto: Archivo de Granma

Han transcurrido muchos años y se hace necesario recordar y precisar cómo actuó en estos casos el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, que era el organismo encargado de tramitar todo lo referente a las nacionalizaciones y a las intervenciones de bienes, entre otras tareas.

En el caso del señor José A López Vilaboy, se le abrieron 27 expedientes tanto a él como a su esposa, por enriquecimiento ilícito, así como a otras quince personas que aparecen como testaferros en compañías y negocios de Vilaboy.

Para enmascarar y “legalizar” las fraudulentas operaciones financieras, el clan de testaferros contaba con el Bufete Pérez Benitoa, Lamar y Otero, que era el encargado con su batería de abogados de realizar esas ilegalidades.

Los tres socios estaban relacionados con lazos conyugales con la familia de Batista ó con políticos de su confianza.

De izq. a derecha, Alfredo Hernández, cónsul de Cuba en Nueva York, José López Vilaboy, presidente de Cubana y James J O´Brien, representante del alcalde de Nueva York, el 15 de mayo de 1956 Foto: Archivo

-En cuanto a Cubana de Aviación aparece en el libro Las Empresas de Cuba, 1958, de Guillermo Jiménez Soler la siguiente referencia:

COMPAÑÍA CUBANA DE AVIACIÓN S.A.

“Empresa de aviación de pasajeros y carga, valorada en $22 000 000, con 796 trabajadores y oficinas en 23 y O, Vedado, La Habana.

“Era una empresa mixta de capital cubano privado y estatal con mayoría del último, donde el BANDES era su propietario principal y, entre los primeros, el accionista mayoritario era Fulgencio Batista.

“Como resultado de complejos y turbios rejuegos financieros, otra parte de las acciones estaban suscritas por entidades controladas por testaferros de Batista o favorecidos por su régimen. Así, $2 600 000 estaban a nombre de "De Aeropuertos Internacionales S.A., poseía $6 000 000 en acciones como parte de un préstamo recibido del BANDES. Por último, el sindicato de la Federación Aérea tenía acciones.

“El BANDES se había convertido en propietario a finales de 1958 al transformar en suscripción de acciones los préstamos otorgados para su rehabilitación, ascendentes a $11 000 000, que incluía la participación que, desde 1955, tenía el BANFAIC, a quien aquél había sustituido como prestamista y accionista.

“Más de las 2/3 partes de su capital privado pertenecía a Fulgencio Batista a través de "Inmobiliaria Rocar S.A., Compañía", propiedad aparente de Andrés Domingo Morales del Castillo y Manuel Pérez Benitoa, a donde se le habían ido traspasando gradualmente las acciones por parte de José López Vilaboy , el segundo mayor accionista, testaferro de aquél y gestor de estas maniobras financieras, quien, desde el 3 de agosto de 1954, había comenzado traspasando un quinto de las que él tenía a su nombre.

“Las acciones privadas estaban distribuidas entre 200 000 comunes, de las cuales 68 021 estaban controladas por "Unión Inmobiliaria de Construcciones S.A.", donde el principal era Vilaboy, y el resto se distribuía entre otros 200 accionistas entre los cuales figuraban "Luis G. Mendoza y Compañía" , Jorge Barroso , Julio B. Forcade y otros.

“José López Vilaboy era su presidente y tenía como vicepresidentes a José M. Casanova Soto, José M. Garrigó Artigas, ambos accionistas, y otros 3, y como secretario al Dr. Antonio Pérez Benitoa Fernández, quien había estado casado con Mirtha Batista Godínez, hija del primer matrimonio de Fulgencio Batista”.

Cuando los funcionarios, peritos mercantiles y auditores del Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados terminaron su trabajo, salió a la luz que el señor José López Vilaboy no era un emprendedor empresario como aparentaba, sino un hábil testaferro al servicio del presidente Fulgencio Batista.


Aeropuerto Internacional de Rancho Boyeros. Dijeron que lo trasladarían para La Cayuga, San Antonio de los Baños, y no era cierto. Luego presionaron para que vendieran las tierras aledañas. Foto: Archivo

-El periódico Revolución publicó el 3 de febrero de 1960 en primera plana la siguiente información:

CONFISCAN LAS PROPIEDADES DE VILABOY Y SUS TESTAFERROS

“Pasa a poder del Estado la Cía. Cubana de Aviación, el Aeropuerto de Rancho Boyeros, el Hotel Colina, y parte de acciones en otros muchos negocios. Trust Fosforero.

“El Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados confiscó todas, las propiedades de José López Vilaboy a quien se le siguieron 27 expedientes por enriquecimiento ilícito al amparo del poder público—, los de su esposa, Carmen Bagur Peñalver —también favorecida con el enriquecimiento ilegal—, así como los de quince personas cuando éstas aparecen como testaferros en compañías y negocios de Vilaboy.

-Entre los bienes confiscados a Vilaboy y sus testaferros se encuentran los siguientes:

“La Compañía Cubana de Aviación, el aeropuerto de Rancho Boyeros, el 51 por ciento de la cafetería del aeropuerto y le mitad del parqueo que existe en ese lugar.

“El periódico *Mañana», la estación Radio Aeropuerto, el reparto Mañana, el hotel Colina, el arrendamiento del tejar Mañana, la mitad de la empresa Fomento y Turismo de Cienfuegos —propietaria del valioso motel Jagua— y una residencia, valorada en más de 20,000 pesos, situada en 17 número 1255, en el Vedado.

“Otras de sus propiedades ya incorporadas a los bienes del Estado son los terrenos en que está enclavado el hospital Las Ánimas y su participación en el trus fosforero, ambos confiscados por resoluciones anteriores, así como el Banco Hispano Cubano, que está bajo el control del Banco Nacional de Cuba.


En el palco presidencial junto a la primera dama, Marta Fernández, aparece Manuel Pérez Benitoa, con su esposa y el ayudante presidencial. Foto: Archivo de Granma

ENTREGA DE PROPIEDADES

-Las propiedades mal habidas por Vilaboy revertirán servicios para el pueblo bajo los siguientes organismos del Estado:

“Cubana de Aviación, el aeropuerto y el parqueo ya se entregaron al Ministerio de Transporte El diario *Mañana» se dará al Ministerio de Comunicaciones; el reparto y la residencia del Vedado, al INAV; el hotel Colina, el motel Jagua y la cafetería del aeropuerto, al INIT; el trust fosforero pasó al INRA, y el tejar se entregó al Ministerio de Obras Públicas.

LOS TESTAFERROS

-Estas son les quince personas cuyos bienes se confiscan cuando aparecen como *terceros interpuestos» en negocios de Vilaboy:

“Juan Becerras Danglada, Rosa Vizcaíno Díaz, Rufina González Pérez, Gerardo Díaz Rodríguez, Francisco de Jesús Casado Rodríguez, Isolina Barneal Rodríguez, Ramón Ochoa López Soler. Francisco Díaz Fernández, Sergio Vidal Cayro, Carlos René Cabrera Vázquez, Oscar Morales García. Nicanor Colina Jáuregui, Rafael Rivas Vázquez, José Manuel Pruna y Francisca Casas Gómez.

“Se ordenó cancelar los bonos, hipotecas o préstamos que aparecen a favor de estas personas, cuando los mismos graven propiedades o negocios de Vilaboy.


Primera plana del periódico Revolución del 3 de febrero de 1960. Foto: Archivo

DERECHOS DE TERCEROS

“Se aclaró en el Ministerio de Recuperación que de la cafetería del aeropuerto solamente se confisca el 51 por ciento del negocio, que era la parte de Vilaboy, pero se reconoce corno dueño legitimo del 49 por ciento restante al señor Elpidio Pizarro.

“En cuanto al parqueo del propio aeropuerto, se confisca la mitad del negocio, pero se admite que el resto pertenece legalmente a Gustavo Novo Saborido y José R. Pino León.

“Del reparto Mañana sólo pasan a poder del Estado las mensualidades pendientes de pago de casas vendidas en dicho reparto, sin que la confiscación afecte en nada a las personas que ya terminaron de pagar. Por otra parte, el Ministerio de Recuperación otorgará escritura de propiedad a las personas que finalizaron sus pagos y todavía no tienen en su poder ese documento.

EL TRUCO DEL AEROPUERTO

“Vllaboy ganó fama de cerebro trimotor de múltiples negocios, lo que lo acreditó como un formidable hombre de empresa. Al poner Recuperación en claro sus trapisondas, ha quedado simplemente como un perfecto vividor.

“En el trust fosforero Batista le prestó diez y medio millones de pesos, que se pagarían con el dinero que se ahorraba por impuestos “perdonados”.

“Para el negocio del aeropuerto chantajearon a la antigua propietaria, haciéndole creer –que él y Batista--, que lo trasladarían para otro lugar.

“De ese modo, la empresa estuvo obligada a vender. Pagó poco más de un millón de pesos, y para mejorarlo, el Bandes le prestó más de cuatro millones, suma que se debe todavía.

“En cuanto a los terrenos del Hospital Las Animas, simplemente se apropiaron de propiedades que de muy antiguo era el Estado”.

Este solo es un caso, de los cientos que tramitó con apego a la ley el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados.


Primera plana del periódico Revolución de 3 de febrero de 1960. Foto: Archivo

Fuentes:

-Las Empresas de Cuba, 1958, de Guillermo Jiménez Soler.

-https://www.granma.cu/granmad/2008/01/01/nacional/artic01.html

-https://www.telemundo51.com/noticias/cuba/Heredero-del-aeropuerto-de-La-Habana-pide-que-se-le-reconozca-como-propietario-369096451.html

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