"Temen intromisión rusa en las elecciones", tituló el principal multimedio de Argentina. Con algunas anécdotas atadas con alambre y la advertencia sobre la potencial injerencia de Rusia que se trajeron desde Washington funcionarios del gobierno, en el diario Clarín escribieron una historia dominical que ellos mismos califican como de "novela". ¿Cuál es el objetivo de hacer una 'campaña del miedo' con bandera rusa?
Argentina hoy no parece ser un actor decisivo en la escena global, pero sí juega un rol importante en el frágil equilibrio latinoamericano. Es decir, un orden regional que –desde la asunción de Mauricio Macri a fines de 2015 y pasando por el impeachment contra Dilma Rousseff, la disputa entre Rafael Correa y Lenín Moreno y más– vive en permanente estado de mutación. Lo cierto es que en octubre no solamente vota Argentina: también van a las urnas Uruguay y Bolivia. En cada uno de los casos puede ocurrir cualquier cosa.
Es cierto –siempre lo fue, siempre lo será– que en el mundo existe una disputa por el poder global. No empezó con la Guerra Fría y tampoco se terminó con la caída del Muro de Berlín.
Pero interpretar los halagos a Perón de un intelectual ruso y los viajes a Cuba de la principal líder de la oposición como un revivir del enfrentamiento entre bloques es –por lo menos– figurita repetida.
Es cierta la buena relación que durante sus dos mandatos presidenciales tuvo Cristina Fernández de Kirchner con Vladímir Putin, incluso en su flamante libro la senadora y ex mandataria cuenta la historia de que el presidente le regaló a ella la carta de San Martín a O'Higgins.
Pero también es cierto que Rusia colaboró en la búsqueda del submarino Ara San Juan y que en enero de 2018, Mauricio Macri viajó a Moscú a reunirse con el presidente. Se llama real politik.
Es cierto que Cristina Fernández de Kirchner se juntó en Moscú con Edward Snowden en 2015. También, que últimamente viaja a Cuba. Pero no es para 'operar desde La Habana', como sugiere el citado artículo. Los motivos de los viajes, que se omiten, son de público conocimiento: su hija está con un tratamiento allá por problemas de salud.
En el artículo se menciona también la visita a Argentina del cientista social ruso Aleksander Dugin y sus elogios a Perón. Pero no es la primera vez que un medio lo presenta como "el filósofo de Putin" al momento en que les sirve para atar cabos inconexos, aunque sea pasarse tres pueblos.
Pero su nombre no es demasiado conocido entre los rusos y las rusas, y su descrédito tal, que fue por eso que le apartaron del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Estatal de Moscú.
La campaña del miedo
La frase 'campaña del miedo' se popularizó en Argentina durante el debate electoral de 2015. El actual presidente Mauricio Macri acusaba a su contrincante (Daniel Scioli) de querer asustar con las medidas que tomaría el PRO en caso de ganar. Afirmaba que ningún beneficio se perdería en el futuro y que la sociedad debía apostar a la 'revolución de la alegría'.
Casi cuatro años después, los números no ayudan al marketing político. El 'mejor equipo de los últimos 50 años' tiene escasas conquistas tangibles para mostrar en la campaña electoral y entonces dan vuelo a su fantasma de autor, algo así como 'estamos mal, pero si no hubiéramos ganado, Argentina sería Venezuela'.
Y en su idioma –que es el de los grandes medios– eso significa caos. Sin más.
Es que la fragilidad económica es el peor contendiente del gobierno de Macri, quien seguramente aspire a ser reelecto en octubre. La macroeconomía no le responde, la crisis se ahonda, hay un 32% de pobreza, escandaliza el ajuste en ciencia, la deuda es récord, la pérdida de credibilidad en el Poder Judicial es crítica.
Virtualmente lo único que los guía pareciera ser contener el dólar hasta las elecciones. Para eso necesitan dinero y al Fondo Monetario Internacional. Desde ahí se entiende la dependencia al organismo y a Washington, que es decisivo.
Como señaló el especialista en relaciones internacionales Juan Gabriel Tokatlian en una nota reciente en la revista Crisis, "desde el advenimiento de la democracia en 1983, ningún presidente contó con tanto apoyo político en Estados Unidos para ser reelecto como Mauricio Macri".
Este escenario previo sirve para entender la sugerencia que trajeron los funcionarios desde EE.UU. y que el columnista de Clarín publicó como un 'off the record' sobre referirse a una potencial injerencia rusa. Por un lado, el gobierno de Macri tiene una creciente dependencia de Washington y al mismo tiempo se está quedando corto de retórica (o marketing político) para salir bien parado en octubre.
Tras seis fracasos electorales en lo que va del año, habrá que observar si prende en la opinión pública este nuevo intento de patear la pelota fuera de la cancha.
Esta película ya la vimos
El fantasma de la injerencia rusa ya se viene utilizando hace rato en Europa: Alemania es un ejemplo, e incluso lo usaron cuando se encontraron sin herramientas para explicar el Brexit o el intento independentista de Cataluña. También se habló de Rusia en las elecciones mexicanas, colombianas y –por supuesto– estadounidenses.
Alerta spoiler: después de todas las acusaciones, no suelen aparecer pruebas de injerencia rusa en los procesos políticos contemporáneos. No sucedió ni cuando Moscú le pidió a España explicaciones, ni cuando el fiscal especial estadounidense presentó los resultados de su investigación, ni cuando se le preguntó al Gobierno Mexicano, ni cuando un grupo de supuestos expertos fueron al Parlamento Británico a compartir experiencias.
Aunque la época de la posverdad pueda desanimar, vale el intento de atajar en el aire a un nuevo fantasma que amenaza con recorrer América Latina.
Julia Muriel Dominzain
https://actualidad.rt.com/actualidad/314700-ano-electoral-argentina-rusia-villano-favorito