Hernán Cortes y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Nicaragua: Monseñor Silvio Báez apostó por el odio al pueblo


Generó las condiciones para la crisis prolongada que ocasionó la pérdida de vidas humanas, el resurgimiento del odio y el debilitamiento económico de una nación.

Nicaragua en el último año ha sido noticia mundial. Después de varias etapas de negociación durante 2017, el Gobierno de Nicaragua aprobó el 16 de abril la reforma al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que aplicaba nuevas tasas de aportes al seguro social.

La reforma generó un rechazo en diferentes sectores de la población nicaragüense y el surgimiento de los primeros choques de violencia desde el 18 de abril de 2018. 

Estos hechos colocaron en escena rápidamente dos aspectos relevantes, por un lado el descontento de una parte de la sociedad nicaragüense en contra del proyecto del gobierno sandinista, sobre todo de la clase media y alta, y por otro la rápida orquestación de inestabilidad social de viejos líderes opositores a Daniel Ortega, quienes además de ser sus adversarios políticos, han cargado ya por más de dos décadas un sentimiento de odio directo y personal logrando incubarlo en parte de la sociedad como bandera de lucha.

La salida a lo que posterior se convirtió en una profunda crisis social, política y económica, pudo haber sido orientada hacia un verdadero proceso de diálogo de nación que permitiera establecer una hoja de ruta para superar a lo inmediato, a mediano y/o a largo plazo, aquellas demandas razonables que presentarán los sectores opositores al gobierno sandinista, más allá de las reformas del INSS.

El 22 de abril fue una fecha clave, luego de la agravada situación de protestas desde el 18 del mismos mes, el Presidente Daniel Ortega bajo el Decreto Presidencial No. 04-2018 decide derogar las reformas al seguro social contenidas en el Decreto 03-2018 e invita a al cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes a ser mediador y testigo de un diálogo nacional.

Desde ese momento, las habilidades políticas de Silvio Báez orientaron el rumbo del diálogo. 

Era visible en todos los medios de comunicación el protagonismo político y la sobre posición de Báez al Cardenal Brenes. La Conferencia Episcopal Nicaragüense (CEN) orquestó la mesa de diálogo y colocaron a quienes consideraron como representantes de la oposición denominándolos como Alianza Cívica, más tarde conocida como creación del mismo Obispo Báez y sus allegados. 

Cabe señalar que los representantes de Báez nunca fueron escogidos por los sectores opositores al gobierno como sus delegados.

El momento del diálogo llegó, y al mejor estilo de un juicio de la santa inquisición, más allá de establecer los cimientos para el consenso nacional, la Conferencia Episcopal Nicaragüense propició un ambiente de mayor división logrando con ello exacerbar los ánimos en las calles y con ello el incremento de acciones violentas y anarquía sobre todo en los tranques denominados por el Obispo Báez como una invención extraordinaria, enterrado desde el inicio toda posibilidad de sentar las bases para búsqueda de acuerdos políticos reales y ampliamente vigilados por el país entero y la comunidad internacional.

Lejos de pensar en la delicada situación que vivían los sectores populares, dominados por la rivalidad y el odio político, Báez como operador y pensador político de la Conferencia Episcopal en todo momento sostuvo que el diálogo era para que el Presidente Daniel Ortega se rindiera, entregara el gobierno y se realizaran elecciones inmediatas, incluso promovió el acuartelamiento de la policía nacional provocando con ello luz verde para el incremento de las destrucciones materiales y de vidas humanas.

La convulsión social y los hechos trágicos vividos entre el 19 de abril y el 16 de mayo (fecha que inició el “diálogo”), ejercían presión al gobierno de Daniel Ortega, configurándose una oportunidad para que cualquier oposición condicionara al gobierno de Nicaragua a realizar cambios que permitirán una mejor gobernabilidad en el país, como por ejemplo el cumplimiento del proyecto “Fortalecimiento de las Instituciones Democráticas en Nicaragua a través de la Implementación de las recomendaciones de la MAE/OEA Nicaragua 2017” el cual ya contaba con la voluntad política del gobierno de Nicaragua y un cronograma de trabajo, entro otros temas que podían haber contado con la apertura.

Sí era posible la amplia concertación de una agenda de país; sí era posible haber logrado cambios para el bien de la nación nicaragüense; si era posible haber establecido el diálogo antes del 16 de mayo; si era posible que funcionara la mesa de diálogo; si era posible haber detenido la violencia, las muertes, las agresiones, las pérdidas materiales; si era posible hoy gozar con una sociedad sin odio; si era posible no haber llegado a la sumida crisis económica que hoy se encuentra el país; si era posible haber logrado una rápida justicia, reparación y no repetición para las muertos y sus familias los primero días de la crisis.

Báez con su habilidad de operador político y las ventajas de su investidura, desplegó su visión ideológica burguesa. Visionó la gran oportunidad de dejar como historia al gobierno sandinista y tomó la ruta de la muerte, generó las condiciones para la crisis prolongada que ocasionó la pérdida de vidas humanas, el resurgimiento del odio y el debilitamiento económico de una nación.

Colectivo Mística y Revolución (MIRE)

http://www.redvolucion.net/2019/04/24/baez-aposto-por-el-odio-al-pueblo/

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