Tal vez si en Venezuela se hiciera una encuesta acerca del político gringo más conocido actualmente en estas tierras, uno de los que ocuparía los primeros lugares sería sin dudas el senador republicano Marco Rubio, quien a diario emite amenazas e incita a la violencia, en especial a través de su cuenta Twitter, contra Venezuela.
Uno de los tuit más recientes del político cubano estadounidense, quien se confiesa fiel católico, fue:
“¿Por qué notas la astilla en el ojo de tu hermano, pero no percibes la viga de madera en las tuyas?, Lucas 6:41”.
Uno de los cientos de comentarios fue el de su compatriota Anya Parampil, quien escribió “¿Por qué notaste la crisis en Venezuela pero no percibes la crisis en tu propio país?”, y agrega la periodista que 41 millones de personas viven en la pobreza en la nación norteamericana, 13 millones de niños están hambrientos y las muertes por sobredosis de drogas están elevándose gracias a la industria farmacéutica.
Las polémicas y diatribas políticas son características de Rubio, quien posee una capacidad de comunicador mal empleada.
El talento sin probidad es un azote, decía Bolívar. Y en un verdadero azote se ha convertido Rubio contra las naciones que deciden trazar un rumbo distinto al dibujado por Washington.
El senador, quien asegura asiste a misa todos los domingos con su esposa e hijos, fue muy criticado por colocar en su cuenta Twitter el antes y después de los fallecidos presidentes de Libia, Muamar el Gadafi,y de Panamá, Manuel Noriega, ambos depuestos por acciones guerreristas e injerencistas de EEUU.
Las imágenes las colocó en clara alusión al caso Venezuela, una incitación a la muerte del jefe de Estado por no doblegarse a los designios de la Casa Blanca.
Rubio, quien cuenta con 3,85 millones de seguidores en su cuenta Twitter, comenzó su ascenso en los círculos de poder de cuando fue electo concejal de West Miami y en 2000 fue elegido representante del Distrito 111 de esa ciudad.
En 2009, fue señalado de haber empleado dinero del Partido Republicano y de su campaña para beneficio personal.
Chris Ingram, uno de sus entonces asesores políticos, dijo que Rubio había encargado un piso de baldosas valorado en 3.756 dólares; además, organizó una reunión familiar que costó otros 10.000.
Ambos gastos los pagó con la tarjeta de crédito del partido.
En 2010, se postuló como candidato a senador por el estado de la Florida, apoyado por el Tea Party, movimiento de extrema derecha y ultraconservador que se constituyó en uno de los principales actores políticos en los comicios del 2010 y cuyos activistas se encuentran a la derecha de la posición oficial del Partido Republicano en muchos temas, entre ellos, oposición a cualquier subida de impuestos; rechazo al aborto y al matrimonio homosexual o la oposición a ultranza del régimen castrista y chavista.
Montado en la ola del Tea Party, cotejados por la prensa conservadora y también financiado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), ganó, en contra de los pronósticos, un escaño en el Senado de los EEUU.
Sus críticos en la Florida dicen que la negativa de Rubio de no presentar iniciativas de ley para regular el uso de armas responde a su cercanía con la NRA, que le ha pagado más de 3 millones de dólares a través de su carrera política.
En las primarias presidenciales republicanas del 2016, año que favoreció a los “outsiders” políticos, Rubio, a quien se le señala de ser el principal lobista de la NRA y uno de los mayores lobistas pro-Israel en el Congreso de Estados Unidos, apostó alto con miras a ser el primer presidente latino de EEUU.
No obstante, perdió ante Trump, quien fue el candidato republicano en la contienda y a la postre electo presidente de EEUU.
A casi tres años de perder su carrera presidencial, el senador cubano estadounidense, se ha convertido en el principal estratega y vocero de la Administración Trump en la campaña injerencista contra Venezuela, tanto así que no parece un senador sino un funcionario a la orden del Presidente, quien cuando fue rival electoral de Rubio dijo que si este no era capaz ni de manejar sus finanzas personales, “¿Cómo va a ser capaz de encargarse del presupuesto del país”.
Junto a John Bolton y Mike Pence se ha convertido en la triada que emplea la Administración Trump para asfixiar con sanciones económicas unilaterales a Venezuela e impulsar una invasión militar al país bajo el pretexto de la “ayuda humanitaria”, sin importarle que estas no solo violan el derecho internacional, sino que matan y han matado a cientos de venezolanos.
El halcón no cree en diálogo para resolver los conflictos, sino actúa más como un jinete del Apocalipsis al traer muerte y destrucción.
Mentiroso patológico
“Soy hijo de inmigrantes, exiliados de un país lleno de problemas”, escribió Marco Rubio en sus memorias An American Son. El dirigente político, a quien uno de sus principales asesores lo tildó de mentiroso patológico, nunca ha visitado Cuba.
Y aunque en su sitio web y en reiteradas declaraciones a los medios de comunicación decía que sus padres salieron de la isla caribeña una vez llegado Fidel Castro al poder, una publicación de The Washington Post, se encargó de desmentirlo al reportar que sus progenitores realmente dejaron la isla en 1956 durante la dictadura de Fulgencio Batista.
Incluso el periódico conservador reportó que después del ascenso al poder de Castro, los padres del senador viajaron varias veces a La Habana sin inconvenientes.
En los círculos del poder de Estados Unidos, lo califican de un político turbio, cuyos antecedentes familiares se entretejen con tráfico de influencias.
Relaciones tóxicas
Marco Rubio nació en Miami. Es el tercero de cuatro hermanos. En sus memorias An American Son, publicadas en 2012, se refirió en forma somera a que su cuñado era un zar del narcotráfico.
Hacía mención a Orlando Cicilia, esposo de Bárbara, su hermana mayor.
The Washington Post publicó en 2015 un trabajo en el que se decía que Cicilia era un testaferro y operador del circuito de la cocaína, en tiempos de su máximo apogeo en EEuu.
En los años 80, Cicilia fue capturado y condenado a más de 35 años de cárcel.
Cumplió solo 12, pues salió en libertad cuando Rubio fue elegido senador en 2000, en virtud de las gestiones a su favor realizada por el senador.
Ante las preguntas de la prensa acerca de si había recibido apoyo financiero de Cicilia, Rubio se ha negado a responder.
Además, es señalado de tener vínculos directos con Alvaro uribe, expresidente de Colombia y el “asociado” 82 de la lista de la Defense Intelligence Agency de EEuu, referida a personas vinculadas al narcotráfico.
Asimismo, tiene nexos personales y de negocios con David Rivera, excongresista de la florida, implicado en casos de corrupción, quien salió ileso gracias a las gestiones de Rubio.
Se dice que pago para que no lo vincularan con los escándalos.