Algunos historiadores y periodistas estadounidenses y británicos creen que una confrontación civil puede comenzar pronto en Estados Unidos.
Las próximas elecciones presidenciales podrían llevar a una división final en la sociedad estadounidense y a una nueva guerra civil. Esta opinión fue expresada por un historiador británico, el profesor de la Universidad de Harvard Niall Ferguson, en un artículo publicado en The Sunday Times.
Recientemente, las contradicciones internas y el ‘conflicto cultural’ se han intensificado en EEUU, destaca Ferguson. Esto retrotrae a casos preocupantes de bombas aficionadas enviadas a críticos prominentes del presidente estadounidense, como Barack Obama y Hillary Clinton, George Soros y Robert De Niro. La furgoneta del hombre arrestado en relación con el caso, Cesar Sayoc, estaba cubierta de pegatinas pro-Trump, incluida una que decía “la CNN es una mierda”.
Ferguson cita a un colega suyo del Instituto Hoover, el historiador Víctor Davis Hanson, quien advierte que EEUU está “al borde de una verdadera guerra civil” y debe estar alerta. Reihan Salam, de National Review, cuyo nuevo libro sostiene que sin una reforma migratoria Estados Unidos se desmoronará, piensa lo mismo.
Ferguson también toma en serio el trabajo de Peter Turchin, quien ha estado argumentando durante algún tiempo que varios indicadores importantes de inestabilidad política (en particular la desigualdad) alcanzarán su punto máximo alrededor de 2020, lo que hace que EEUU sea “particularmente vulnerable a la agitación violenta”.
La historiadora Emily Whalen, de la Universidad de Texas, también analiza en un artículo para Task&Purpose el riesgo de una guerra civil en el país norteamericano. Se basa en la metodología del periodista Jonathan Randal, quien predijo el comienzo de una confrontación civil en el Líbano. Al observar que existen diferencias significativas entre los dos países, la especialista llega a la conclusión de que hay similitudes y motivos de preocupación.
“Que Estados Unidos se encuentre en 2018 en una posición menos grave que el Líbano en 1974 es poco consuelo. Hay algunas similitudes adicionales: como el Líbano en 1975, Estados Unidos tiene un patán de presidente, aliados poderosos y poco fiables con sus propias agendas, y un Gobierno ineficaz hasta la caricatura”, escribe Whalen.
Al mismo tiempo, el Partido Republicano se parece a las fuerzas conservadoras del Líbano en vísperas de la guerra civil, y los demócratas, así como los partidos progresistas del Líbano en su época, “están desorganizados y descentralizados”, cree la académica.