Nicaragua quiere paz. Eso no lo puede negar nadie. Pero sólo hay una fuerza política capaz de garantizar la paz en Nicaragua, que es el FSLN, y a eso se debe que esta sea una de las principales consignas revolucionarias actuales del sandinismo.
La derecha golpista, con sólo alucinar que ya tenía el poder (sin tenerlo), presentó al país apenas una pequeña muestra de lo que haría si lo tuviera en realidad: Destruirlo todo; perseguir, abusar, torturar, ultrajar, asesinar a toda persona que piense diferente.
Incluso ahora, los golpistas siguen demostrando su odio acosando en las redes a personas públicas o conocidas (youtubers, artistas, reinas de belleza, etc.) que sin ser necesariamente sandinistas, simplemente no se pronuncian a favor del golpe o condenando al gobierno, pues los golpistas asumen que esas personas tienen la obligación de estar con ellos o al menos, de tomar partido en un conflicto político.
Los golpistas asumen el lema sectario y maniqueísta propio de toda tiranía (como la que ellos pretenden instaurar): "O estás conmigo, o sos mi enemigo", que es propio de la ideología nazifascista predominante ahora en la derecha latinoamericana y promovida por el imperialismo como hicieron en otros tiempos al instaurar dictaduras militares afines a sus intereses hegemónicos, como fue la de los Somoza en nuestro país.
Supongamos pues por un momento, que la derecha tomara el poder en Nicaragua, incluso por la vía electoral, algo prácticamente imposible, pero tomémoslo como una hipótesis.
Todos conocemos el dicho "por la víspera se saca el día".
Pues bien; si por la víspera del fallido golpe se saca la hipótesis de un funesto día en que la derecha tomara el poder por cualquier vía, obviamente lo primero que pretendería esta derecha terrorista y nazifascista sería aniquilar política y físicamente al sandinismo, pero para eso hay un problema: Los sandinistas no nos quedaríamos a esperar que nos maten o encarcelen, ni saldríamos huyendo del país; pero además hay un detalle importante, y es que tenemos cómo defendernos, porque hay unas fuerzas armadas y una policía con vocación patriótica y apegadas a la Constitución y las leyes, que nacieron de la lucha revolucionaria del sandinismo y que por tanto, no van a permitir que una hipotética derecha gobernante viole las leyes del país masacrando o encarcelando a los sandinistas por el solo hecho de serlo.
¿Qué pasaría entonces?
La derecha no tendría más remedio que provocar el enfrentamiento violento, organizando para ello fuerzas paramilitares, pero a sabiendas de que esas fuerzas no serían suficientes para enfrentarse con alguna posibilidad de triunfo a la Policía Nacional y si fuera el caso (previsto por la Constitución), al Ejército de Nicaragua, instituciones que además de su poder de fuego contarían de ser necesario, con el apoyo de fuerzas voluntarias y legítimamente constituidas, como serían el Cuerpo de Policías Voluntarios ya existente o incluso, los Batallones de Reserva que bien podrían ser organizados nuevamente como expresión de la participación popular en defensa de la Vida, la Patria y la Revolución, como en los años ochenta.
Ojo, no estoy hablando del Servicio Militar Patriótico, sino de la participación VOLUNTARIA del pueblo en defensa de la Revolución, que fue la modalidad implementada por el sandinismo para enfrentar a la Contrarrevolución hasta la primera mitad de los casi diez años que duró la guerra de agresión que sufrimos durante la primera etapa de la Revolución Sandinista.
¿Qué haría entonces la derecha?
Llamar a la intervención norteamericana, que muy probablemente acudiría en su auxilio, ya que de lo contrario el hipotético gobierno de la derecha nazifascita sería derrotado en una semana como máximo.
Pero aun en caso de invasión gringa, no debemos olvidar que Nicaragua ha sido el país que más veces ha sido intervenido por tropas norteamericanas pero a la vez, uno de los dos únicos países en el mundo que las ha derrotado; el otro es Viet Nam, y en nuestro caso derrotamos dos veces a los invasores (en la Guerra Nacional de mediados del siglo XIX y en la Guerra Anti-intervencionista encabezada por Augusto C. Sandino).
Sin embargo, para nosotros los sandinistas, la mejor forma de ganar la guerra es evitándola, o sea ganando la paz, como lo hemos venido haciendo frente al fallido golpe de Estado de la derecha vendepatria, porque no queremos más muerte y desolación en nuestro país.
Si tuviéramos en Nicaragua una derecha democrática fuerte que eventualmente pudiera ganar unas elecciones, no sólo el sandinismo podría garantizar la paz, sino también alguna otra fuerza política.
Pero para desgracia de la misma oposición, esa derecha no existe en nuestro país, por lo cual la única opción para que perdure esa paz que todo el país quiere y necesita (así como la integridad de nuestra soberanía e independencia, con las que también se identifica la inmensa mayoría de los nicaragüenses) es la permanencia del sandinismo en el poder, y a medida que la derecha insista en su línea confrontativa, golpista y terrorista como la que promueve Silvio Caifás Báez, serán cada vez más los nicaragüenses que aun sin ser sandinistas, comprenderán que esa paz y esa soberanía patria que Nicaragua quiere y necesita, sólo puede ser garantizada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
- Carlos Fonseca Terán.
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