Estamos en 2012. Acompaño a Michel Collon a un debate sobre el tema: “Información en los medios”. Después de unas cuantas preguntas insistentes hechas por el público, la discusión se empantana. El moderador, un tanto descorazonado, nos sale entonces con esta frase enigmática: “A ver quién es el listo que pueda explicarnos lo que está pasando en Siria”…
Me llamó la atención esa frase. A las claras, la información difundida por los medios sobre el conflicto en Siria no satisface al público. Y la consecuencia es que nadie parece entender a fondo lo que está ocurriendo en ese país. Todo, sin embargo, al principio, parecía tan sencillo. Un pueblo se sublevaba contra su dictador. Después de Túnez y Egipto, la “primavera árabe” daba sus aldabonazos en las puertas de Damasco.
Visto desde Occidente, uno solo podía saludar con inmenso júbilo a esa juventud que osaba desafiar a las dictaduras que las había visto crecer. Estábamos a la espera de una oda a la democracia, de un recital en alabanza de la libertad de expresión, de una sinfonía en honor de los derechos humanos…
Pero varias notas discordantes vinieron a descomponer esa romántica partitura con la que nuestro entusiasmo quería acoger aquellos acontecimientos.
Primero, fue en Libia. Mientras que los egipcios y los tunecinos habían conseguido derribar a sus dictadores solo con la fuerza desus protestas, la oposición libia, en cambio, necesitó que la OTAN le echara una buena mano. Siempre apresurada en socorrer a los pueblos, la OTAN intervenía, nos contaron, para impedir una masacre. ¿Balance? Decenas de miles de muertos, ciudades arrasadas y una resolución de la ONU (“no fly zone”) pisoteada por completo, descaradamente.
Y después de que pasaron los bombarderos y después de haberles entregado mucho armamento a los islamistas, en Libia solo impera el caos.
Ya las teles no difunden aquellas imágenes de muchedumbres libias coreando en un alegre jolgorio : “¡One, two, three, thank you Sarkozy!”
Y después, viene Bahrein. Con menos repercusion en los medios, el levantamiento popular que desafió a la dictadura de los Khalifa no conoció los aplausos de las cancillerías occidentales.
Pero Arabia Saudí sí envió a su ejército para ayudar al rey de Bahrein a reprimir unas manifestaciones totalmente pacíficas. No hay repercusión en los medios en lo que respecta a esas monarquías absolutas que tienen por nombre Qatar y Arabia Saudí. Es allí donde se lapida a la esposa adúltera.
Y también es allí donde se decapita a trabajadores inmigrados tras un simulacro de proceso.
Y aquí, en Europa, nadie se extraña de que esos países tomen parte activamente en la lucha por el triunfo de la “democracia” y de “los derechos humanos” en los países vecinos.
En cuanto a Egipto, nuestra idílica visión de la “primavera árabe”quedó bastante magullada tras el golpazo que le asestó el derrocamiento del presidente democráticamente elegido, Mohamed Mursi.
Su succesor, el general Abdelfatah Al-Sisi, condenó a muerte a centenares de partidarios de su rival. Los gobiernos occidentales guardaron un silencio incómodo, cuando, al mismo tiempo, condenaban duramente la represión política en Siria…
¿Y Siria? Pues sí ¡hablemos de Siria! Desde las primeras manifestaciones del 2011, también en Siria la “primavera” ha venido cambiando de tono. Con un montón de contradicciones. Nos contaban que los valientes combatientes de la revolución siria harían triunfar el bien, pero vemos cómo se comen corazones humanos frente a las cámaras y cómo juegan a la pelota con las cabezas de sus víctimas.
Decían que Bashar al-Assad era odiado por todo su pueblo, pero hasta los refugiados suníes, cuyas casas había bombardeado el ejército sirio, apoyan hoy a su presidente alauí.
Se pensaba que el dictador había cruzado la línea roja al utilizar armas químicas, pero Obama no ha intervenido. Se pensaba que Estados Unidos estaba en guerra contra el terrorismo, pero sus armas, curiosamente, van a parar a manos de… unos terroristas.
Se pensaba que para eliminar a nuestro nuevo enemigo, el “Estado Islámico”, habría que cortarle sus ingresos financieros y, sin embargo, el Daesh sigue siendo una empresa floreciente que vende su petróleo… hasta en Europa. Efectivamente, ésta es una maraña en la que nada está claro…“A ver quién es el listo que puede explicarnos lo que está pasando en Siria”.
Eso mismo se lo hemos dicho a Mohamed Hassan. Ese antiguo diplomático etíope es un perspicaz conocedor de Oriente Medio y de las estrategias internacionales.
Después de redactar La Estrategia del Caos, nos volvemos a reunir para esclarecer los recovecos de la“primavera siria”.
Y para entender la evolución de Egipto tras la caída de Mubarak. Se dice que ese país es el faro del mundo árabe y que lleva la batuta en la región. Pero las noticias que nos llegan de Egipto son poco alentadoras.
En resumen, una pregunta esencial sobresale en el transcurso de nuestras entrevistas: ¿qué es el islamismo?
El vocablo irrumpe en el discurso mediático cada dos por tres. Pero a fuerza de designar nociones muy distintas, termina apareciendo como un concepto cajón de sastre. ¿Existe un solo islamismo o bien existen varios islamismos?
No hay quien pueda explicarnos lo que está pasando en Siria”.
Pero ¿es verdaderamente tan complicada la situación? O bien ¿no será que a algunos les interesa que la situación nos parezca incomprensible? Este libro no pretende aportar la verdad absoluta, sino proponer algunas claves para entender mejor ese gran tablero de Oriente Medio.
Y con la esperanza de que despierte en cada lector el deseo de interesarse más por los acontecimientos que están descomponiendo a esa región. Y es que esos acontecimientos nos importan a todos muchísimo más de lo que nos imaginamos…
https://www.investigaction.net/es/a-ver-quien-es-el-listo-que-pueda-explicarnos-lo-que-pasa-en-siria-introduccion-de-yihad-made-in-usa/