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Sentada junto a sus acusadores, esperaba la mujer por quienes habrían de apedrearla.
La sabiduría del Padre celestial no se opuso al cumplimiento de la ley; pero pidió que la justicia llegara de la mano de quien se considerara libre de pecado.
Hoy, después de ver fracasar su tribunal colonial en la OEA, 12 verdugos colocan en el banquillo a Venezuela, acusándola de crímenes sin pruebas.
A su alrededor apuntan, piedra en mano, esperando que su vecino de alma pura haga el primer lanzamiento.
Comienza el anfitrión, y mira en su mano una roca, que no tiene los 12 ángulos de la emblemática calle Inca; pero que bien serviría para marcar en la acusada, la primera gota de sangre.
Pero el banquero alemán que preside ese ancestral pueblo, no se parece a su gente, tras una intensa carrera como financista, no ha podido atender los más elementales requerimientos de los maestros de su país que piden a gritos atención, no tanto para ellos, sino para la educación de los niños.
No puede el Perú, lanzar la primera piedra
Voltean todos a mirar a los grandes de la región, Mexicanos, quizás puedan ellos iniciar la sentencia.
Pero el enviado de EPN, se envalentona para responder lo que en su país, su propio jefe no pudo.
Valiente para acusar, cobarde para defenderse.
Que ejecute la sentencia; pero que lo haga cuando responda donde están los 43 estudiantes de Ayotzinapa o que explique los 35 periodistas muertos bajo su administración, para no pedirle cuenta de los 109 desde el 2000.
Se mira entonces al Gigante del Sur, la nación más rica y grande de estas tierras; pero es preferible no dar la tarea a este país sin presidente, a este inmenso territorio donde se ha cometido el mayor de los golpes y hoy se instala un dictador inmerso en el mayor caso de corrupción de la historia.
¿Cómo puede un “presidente” acusar a otro de falta de democracia, cuando él nunca fue electo por el voto de los ciudadanos?
Y así, se van turnando los invitados, reconociendo que ninguno tiene la moral necesaria.
Los pequeños territorios de centro América:
Guatemala, con su cuestionado presidente quizás podría ocuparse de atender la generalizada corrupción de su país, la violencia de las bandas o el 60% de pobreza, antes de hablar de Venezuela.
Honduras, que aún no se recupera del golpe de estado que dio la CIA hace 8 años a Zelaya; o Costa Rica, y su dependencia casi exclusiva del capital estadounidense.
El desprestigiado macrismo argentino, mal pudiera lanzar, pues le pesa en su mano, el aumento del desempleo de su propio país, las pruebas de corrupción de su presidente, propietario de acciones de Odebretch, sus Santiagos Maldonados y sus Milagros Salas.
Frente a esta reunión de estos inmorales perros simpáticos, se levantará de nuevo Venezuela, como siempre, autónoma, altiva, orgullosa e independiente y hoy fortalecida al saberse apoyada por la mayoría del pueblo.
Allí que se quede esa jauría canina acusándose, mordiéndose, peleándose por la retribución del amo que otra vez no pueden obtener.
Que se lancen uno a otro las piedras acusadoras.
Venezuela seguirá soñando con la utopía y dando ejemplo de cómo se construye una nación en función de un contrato social y en favor de un pueblo.
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