Había yo escrito buena parte de una entrada sobre el megashow del reverendo José Antonio Fortea Cucurull, en especial sobre su "exorcismo" de una joven adolescente.
Documenté claramente cómo las funciones de este espectáculo lamentable habían tenido público al menos en otras dos ocasiones en 2002, con periodistas de El Mundo y de La Razón (nombre paradójico si los hay) e hice una crítica del "exorcismo" que se nos alimentó.
Pero un problema con una página a la que accedí hizo que se cayera mi navegador y se perdiera buena parte de ese trabajo que no tengo tiempo de rescatar de momento. Busque usted en Google "fortea exorcismo marta" y encontrará los artículos que reseñan las funciones, todas iguales, con el mismo guión. Las críticas a la emisión, para hoy, ya las han hecho muchos otros blogueros y comentaristas, y para todos ha sido claro que es muy sospechoso que la "poseída" nunca convulsione tanto como para salirse de la colchonetita que le ponen para protegerla o que nunca arañe a la madre cuando la amenaza con las garras, y que es obvio que actúa como los poseídos del cine de Hollywood (incluida la imitación de la voz de la actriz que tuvo a su cargo doblar a Linda Blair al español ibérico). Nada de esto significa que la chica no tenga un problema psiquiátrico, obviamente, que rodeada de dos esperpentos como los que llevaban a cabo la sesión exorcizadora, cualquiera de nosotros perdería la chaveta.
Quizás la única ironía de la emisión que no se ha notado fue la calurosa felicitación del pájaro de cuenta Pedro Amorós Sogorb a El Mundo por el reportaje en cuestión, para lo cual se necesita tener una cara dura de Bélmez considerando que el mentirosísimo Pedro Amorós tiene demandado a El Mundo y a su director, Pedro J. Ramírez. Vaya tío convenenciero y poco ético, pensaría uno.
Así que lea usted a los demás críticos, que yo me limitaré a la semblanza del singular José Antonio Fortea Cucurull.
Parece claro que los medios necesitan otra vertiente del ocultismo para seguir gastando tiempo de manera inservible (pero atractiva para un público poco educado gracias a los mismos medios, entre otros corresponsables), y a últimas fechas, vaya usted a saber por qué, lo de los fantasmas y las caritas pintadas en el piso ha perdido mucho cartel.
La opción, pues, ha sido acudir al más malo de todos los malos... al Maligno en persona (iba a decir en carne y hueso, pero no...), a Satán, el demonio, el diablo himself, con todos ustedes, señores y señoras, niños y niñas de todas las edades, amigos y amigas, the one and only, el príncipe de las tinieblas y rey del mambo: ¡Luuuuucifer..!
Como el único preternaturalismo vendible admitido por la dominante religiosa cristiana es el del ángel caído en alguna de sus advocaciones, Mefistófeles, pues, se tocan las creencias y el interés de la mayoría que se define como católica.
La eficacia del soberano de los infiernos en asuntos mercadotécnicos es absolutamente innegable, baste recordar lo que hizo El Exorcista por la iglesia y por los ocultistas hace treinta y tres años (mira tú, la edad de Jesús al morir según la iglesia), o fijarnos en el estigma que ha perseguido a los Rolling Stones por su canción Sympathy for the devil, abominada por todos los que no saben inglés y no conocen la letra de la canción, que no es precisamente una apología luciferina, pero vaya usted y convénzalos mientras que yo caliento motores para ir a Valladolid ver en vivo a sus ancianas y no tan satánicas majestades este verano.
En los programas habituales de la asombropatía, el diablo ha tenido a últimas fechas más presencia que los parásitos naturales de los medios como Isabel Pantoja, lo que es decir mucho. Hasta Íker Jiménez ha dado espacio a los exorcismos de rigor, quizá tratando de olvidar a tres niñas que le causaron unos dolores de cabeza que siguen y siguen.
Por ello, Antena 3 se lanzó de cabeza con el exorcismo en el que pelearon diez rounds, en esta esquina, Satanás Lucifer del Demonio "El Maligno" y, en esta otra, el reverendo José Antonio Fortea Cucurull "El Exorcista de Villabilla", quien además estuvo presente para echar su rollo (en una participación que debe ser como la número dos mil quinientos que tiene este hombre, repetidamente descrito como "tímido", en la televisión).
Basta que usted crea que el diablo existe, pero que en lugar de ocuparse de cometer sus fechorías en la Casa Blanca o en los alrededores de Osama Bin Laden, José María Aznar, Pinochet o Silvio Berlusconi tiene el hobby de perder el tiempo "poseyendo" a personas más bien inocentes, y que crea además que el diablo habla latín o que antes de que hubiera crucifijos era invencible, y que crea también que el exorcismo de verdad afecta a un diablo de verdad, y que crea que un personaje tan estrafalario, extravagante y retrógrado como Fortea Cucurull puede horrorizar a un ente demoníaco certificado, y entonces está debidamente adobado para creerle todo a este personaje singular como el reverendo José Antonio Fortea Cucurull y comprarle ideas, miedos (los ofrece a carretadas) y otros productos.
El problema es que hay muy buenos motivos, incluso para los creyentes católicos, para dudar de todo el tinglado del diablo, las posesiones demoníacas y los exorcismos, (ya me lo decía un sacerdote mexicano medio rojo cuyo nombre no pienso dar, que suficientes líos tiene).
Hay postura filosóficas muy válidas como la que duda que un dios omnibenevolente permita que sus creaciones más amadas sean víctimas de un espíritu maléfico, hay dudas teológicas, comentarios bíblicos y demás motivos entre los creyentes y entre los no creyentes.
Pero uno de los mejores motivos es observar que "la lucha contra el mal" se vuelve un espectáculo circense encabezado por un personaje como José Antonio Fortea Cucurull, pensador premedieval, defensor del fascismo y destacado negociante de la diablología que tiene su pagina Web oficial donde muestra sus fotos tomadas con luz desde abajo para verse más imponente (viejo truco fotográfico), se da bombo hasta el delirio, defiende a los grafiteros (al menos algo bueno se puede decir de él, que defiende a los grafiteros) y vende, cual Íker Jiménez con sotana, sus libros de diablología, sus profecías sobre el anticristo, sus varias novelas (una sobre ETA y la iglesia que ha probado estar más desencaminada que El Código Da Vinci, aunque a él no le zumba el Vaticano como le zumbó a Dan Brown) y sus abundantísimas cogitaciones sobre demonología y exorcistología, todo ello a precios nada cristianos y con costes de envío que hacen suponer que cuando menos el mensajero encargado de llevárnoslos a la puerta será el arcángel Gabriel de manera instantánea al recibirse la transferencia bancaria, y haciendo sonar la trompeta, ojo.
El padre Fortea Cucurull se dedica, pues, a sacar del diablo fama y fortuna, cosa que, si la memoria no me falla, no es precisamente un dechado de virtud cristiana.
Pero el mediático y empresarial padre Fortea Cucurull tiene además otra página Web, ésta en Estados Unidos y en varios idiomas, dedicada a explicarle a la gente qué es eso de la posesión diabólica y por qué debe llamar a un exorcista a toda velocidad a la menor provocación.
Cito al reverendo Fortea Cucurull:
Lo más característico de la posesión es que tras participar en un rito esotérico la persona sufra trances en los que emerge una segunda personalidad maligna.
Aquí hay ya dudas razonables hasta para un buen católico devoto, ya no digamos para alguien que cree pero sin cerrar los ojos, o para algún hereje ateo y descreído excomulgado por un cura que, por cierto, reveló en esa ocasión una "segunda personalidad maligna" potentísima.
"Rito esotérico" es casi cualquier cosa que a uno se le pueda ocurrir, pero en el contexto occidental opulento de nuestro reverendo capitán de empresa generalmente quiere decir: "sesión de ouija", "sesión espiritista" o "rito satánico" (y éste último suele implicar cosas como la música de AC/DC o cosas peores).
(En la visión de Fortea, como veremos, los ritos satánicos pueden implicar cosas como votar por Izquierda Unida).
Ahora, la "segunda personalidad maligna" también es asunto de la subjetividad del exorcista y, suponemos, de su necesidad de tener con quién hacer un programa para la televisión.
Evidentemente, las posibilidades siquiátricas de un caso que pudiera encuadrarse en el diagnóstico "aquí te pillo aquí te mato" de Fortea Cucurull son enormes.
Cualquiera puede plantearse el caso de un adolescente impresionable con rasgos sicóticos que sufra un brote después de una sesión de ouija en la que crea sinceramente, para lo cual no hace falta que la ouija tenga ningún poder especial (que no lo tiene, como ya hemos relatado).
Un brote sicótico no es nada agradable, porque precisamente implica una alteración profunda en la personalidad.
Pero antes de que el siquiatra pueda llegar con algo de haloperidol y una experiencia correcta en el trato de este desorden (con lo poco que se sabe ya de la sicosis), el reverendo Fortea Cucurull plantea que se interponga un sacerdote dispuesto a un exorcismo, si posible ante las cámaras.
Caramba.
En esta web estadounidense, Fortea Cucurull echa mano de la demonología para explicar por igual supuestos poltergeists, la eficacia de los embrujos, encantamientos, hechizos, trabajitos y males de ojo (vamos, un hombre de su tiempo, si su tiempo es el siglo XIII); y, para no perder el tiempo, cualquier cosa.
Nos dice desfachatadamente:
Es cierto que ha habido casos en que determinadas visiones, pesadillas interminables, problemas aparentemente psicológicos y otras cosas, han probado tener una conexión con la acción del demonio.
¿Han PROBADO tener una conexión con la acción del demonio, padre Fortea Cucurull?
Pues eso dice. No aporta las pruebas, claro, pero quién va a desconfiar de un reverendo teólogo exorcista que sale en televisión (con frecuencia) y que tiene incluso su manager (según me cuentan fuentes generalmente bien informadas) en Francia para organizar la apretada agenda de entrevistas, conferencias, programas de radio y TV y exorcismos públicos de este sacerdote "tan tímido".
¿Fantasmas?
Por supuesto que también están en el maletín de horrores de Fortea Cucurull: Los fantasmas son apariciones de personas que están en el purgatorio.
Así, sin más. Queda explicado. Consummatum est y venga la cena.
¿Pero Benedicto XVI no iba a abolir el purgatorio?
¿Y entonces de dónde vienen los fantasmas en los que cree -o le conviene creer- el padre Fortea Cucurull?
Ya nos enteraremos.
Pero, por supuesto, no todos los males son culpa de Belcebú, claro. Lo malo es que Fortea Cucurull sugiere que más bien son culpa de Dios, lo que es pesadito hasta para un descreído como yo que de todos modos procede de una fervorosa familia católica y militó en el rebaño hasta bien entrada la adolescencia: Aunque usted esté completamente convencido de que el demonio o fuerzas ocultas están provocando continuas desgracias en su vida, ha de saber que el mal que le ha sucedido forma parte de la prueba que es la vida.
Pesado, ¿no?
En la página, finalmente, usted puede disfrutar una selección en MP3 de los Cientoytantos Principales de los sermones del padre Fortea sobre el diablo y el exorcismo, y puede constatar que en todos lleva agua a su molino.
Más notoriamente, la claridad y simplicidad de las respuestas ready-made de Fortea Cucurull a todas las preguntas anteriores desaparece cuando toca el tema de la siquiatría, para lo cual nos refiere a una página de contenido abigarrado, que igual tiene artículos que no se refieren para nada a la posesión que son delirios de psiquiatras que son, ante todo, creyentes religiosos, artículos de opinión y en fin, todo lo que no establece claramente cómo diferenciar un asunto siquiátrico de una diablura.
Tal es el mundo y los demonios del sacerdote Fortea Cucurull, tal es su interés en que el asunto exorcizador siga a todo tren, cosa nada rara en un hombre de la iglesia con un pensamiento claramente preconciliar.
Y no nos referimos a un pensamiento anterior al Concilio Vaticano II (ya casi inexistente), sino a un pensamiento anterior incluso al Concilio de Trento (1545-1564).
En "Sermonario", otro sitio Web de este cibernético de las cavernas se nos ofrecen algunos pocos cientos de los pensamientos (por llamarles de algún modo) del reverendo José Antonio Fortea Cucurull. Y el reverendo sabe de todo:
¿Transexuales?
Pensar que uno pertenece a otro sexo es "una pequeñísima idea que se nos mete en la cabeza" que es más fácil que cambiar todo el cuerpo.
Los transexuales deben adecuar "su pensar" a la realidad. Si se les encauza a la fe, a la vida en Jesús, a descubrir el plan que Dios tiene sobre nosotros", acabarían "comprendiendo y no fomentando lo que es erróneo".
¿El terrorismo que llama "musulmán" y no sólo integrista?
De nuevo Fortea Cucurull le echa la culpa a dios (al que mucho hay que temer si la descripción que nos ofrece el exorcista es correcta):
"Es como si el señor dijera: ¿Véis? Habéis seguido un mal camino, habéis abandonado los mandamientos, no oráis pidiendo al señor que os proteja, pues váis a ver lo que sucede en el mundo si yo dejo de evitar ciertas cosas.
Quien dice eso puede ser el asunto de la gripe aviar, que puede traer unas consecuencias muy graves. Y como eso muchísimas otras cosas. Muchas cosas podrían suceder, pero Dios como buen padre dice: No, las voy a evitar".
¿La manifestación contra la ley de educación?
Importantísima, y si la manifestación falla, "habremos perdido, los católicos, todos los colegios religiosos del país". (Falló, no perdieron los colegios y no se acabó el mundo.)
¿La pornografía?
Creará una sociedad "pervertida" que, ni más ni menos, "no nos dejará seguir predicando normalmente. Nos pondrá todas las trabas y finalmente lo impedirá. Es sólo una cuestión de tiempo"? De eso sabe mucho (dice) Fortea Cucurull.
¿Inteligencia artificial? Fortea Cucurull sabe que el hombre no puede dar el raciocinio a las máquinas, que la inteligencia artificial es imposible (y uno sospecha que la natural tampoco abunda mucho en las inmediaciones).
¿Guerra civil española?
Tuvo mártires, claro que sí, pero todos murieron por la fe (de donde se sigue que el fascismo no mató a nadie, que son buenos chicos).
¿Qué fue la guerra ésa?
"Ese momento en que lucharon con todas sus armas el comunismo, el marxismo más feroz, totalitario, antirreligioso, frente a todas las demás fuerzas de la sociedad"... y se queda tan ancho, omitiendo el asunto ése de las elecciones y una república legítima, y faltando sólo el vídeo para comprobar si la mano se le dispara hacia arriba como la del doctor Strangelove, el doctor Insólito, encarnado por Peter Sellers en la película de Kubrick (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, con diversas traducciones según el país).
¿Galileo?
"Era un científico desconocido al que se le pidió que no enseñara que la Tierra daba vueltas alrededor del sol hasta quelos teólogos vieran si en esa teoría científica había alguna incompatibilidad con algún versículo de la Biblia". Como desobedeció y enseñó eso, pues lo procesaron, lo que estuvo mal, vale, pero era un desagradecido que le faltó al respeto a los cardenales, que lo trataban muy bien.
¿El preservativo?
Sin él, habrá desastres y catástrofes porque viola los planes y la ley de dios. Sermón fácil porque la palabra "Sida" está ausente del mismo.
Pero pase y vea usted por sí mismo, en sus abundosas páginas, lo que dice, piensa y vende el protagonista del exorcismo repetido vaya usted a saber cuántas veces a una chica que es, o víctima de este salvaje o parte del elenco de este circo ambulante que bien podría llamarse "La promoción del miedo y la exaltación de un cavernario encantado de haberse conocido".
Un nuevo momento de gloria para los medios, no cabe duda.
http://charlatanes.blogspot.com/2006/04/el-circo-de-jos-antonio-fortea.html