El protocolo diplomático y las exigencias del dress-code presidencial dejan un estrecho margen de libertad para expresarse libremente.
Pero V.V. Putin, a quien los medios de comunicación occidentales han apodado como Man in Black por su predilección por el negro, se ha arriesgado a ampliar su paleta de colores.
Ser el presidente de Rusia no es tarea fácil. Dirigir el país es la mitad del trabajo, pero que parezca que lo haces como si no te costara el menor esfuerzo ya no es tan sencillo.
Cualquiera sueña con ser James Bond, pero no todo el mundo lo consigue. Vladímir Vladímirovich Putin, tras su larga estancia en el poder, parece que ha aprendido todos los “antídotos” del legendario agente 007, entre otros su regla número 1: presentar un aspecto impecable en todo momento.
No es ningún secreto que los trajes del presidente están hechos a medida. Sus marcas favoritas son Kiton i Brioni (en este caso el presidente y el agente secreto tienen los mismos gustos).
Foto: Alekséi Druzhinin / Ria Novosti
Todo el proceso de confección de estos trajes corre a cargo de un único sastre. Se requieren decenas de horas de dedicación y cuestan por lo menos 5000 euros.
Últimamente la gama de colores de los trajes presidenciales se ha visto bastante limitada: predominan los negros, los azules marinos y los grises (en verano puede hacerse alguna concesión a los grises claros).
Y además es fácil adivinar cuáles son sus combinaciones de colores predilectas, dado que prácticamente siempre son las mismas
Con los trajes azul oscuro o gris lleva camisa azul cielo y corbata azul marino (de nuevo, si es un traje de verano en gris claro, la camisa puede ser azul marino).
Si el traje es negro, puede combinar la camisa blanca con una corbata negra o burdeos. Probablemente debido a su edad y posición, el presidente se abstiene de lucir estampados estridentes en las corbatas.
Las suyas suelen ser de Valentino. Como mucho se permite los lunares, las pintas o las pequeñas celdas.
El calzado, por regla general, es de John Lobb o Salvatore Ferragamo.
Foto: Alekséi Nikolski / Ria Novosti
A pesar de que el presidente siente predilección por las primeras marcas, el dignatario, como tal, tiene que evitar que lo asocien con aquello que luce.
Es por este motivo que el estilista que le asesora desde hace ya más de diez años descose todas y cada una de las etiquetas de sus prendas, no fuera a detectarlas por casualidad algún periodista.
Los altos cargos del Estado someten todas las piezas de su armario al mismo procedimiento.
Foto: Alekséi Nikolski / Ria Novosti
En el caso del presidente, para las circunstancias informales el llamado estilo casual se limita al jersey con cuello en V, que viene a sustituir el jersey de cuello cisne en negro, y las chaquetas. Y poco más, a no ser que se ponga el uniforme de la selección olímpica rusa, o los plumones de Canada Goose (y, por supuesto, de Brioni).
Su colección de relojes llamó especialmente la atención de la prensa. En un momento dado incluso trataron de determinar su cantidad exacta. Resultaron ser 11.
Pero después de toda una serie de historias que rozaban el género detectivesco, a día de hoy actualizar este dato es misión imposible.
Foto: Alekséi Nikolski / Ria Novosti
Al menos se sabe que el modelo más caro de la lista es su A Lange & Sohne Tourbograph Pour le Merite. Este reloj con tourbillon cuesta cerca de medio millón de dólares.
Además de este modelo, el presidente ha lucido en la muñeca un Patel Philippe Perpetual Calendar y un Patek Philippe Calatrava, un Breguet Marine y un IWC Pilot’s Watch Mark XV. Pero Putin siente especial predilección por una de las manufacturas más antiguas de Suiza, el Blancpain.
Ha llegado a tener cinco. En 2009 Putin regaló su Leman Aqua Lung Grande Date al hijo de un pastor mientras se encontraba de visita en la República de Tuvá.
El segundo reloj del mismo modelo acabó en manos de un cerrajero de una fábrica de Tula que, a fuerza de pedírselo sin el menor reparo delante de todo el equipo, acabó haciéndose con él.
Foto: Ria Novosti
Y en 2010, en la ceremonia de colocación de la primera piedra de la Planta Hidroeléctrica de Nizhni-Buréi, siguiendo la tradición del gremio, Putin arrojó el enésimo Blancpain a los fundamentos del futuro edificio aún por solidificar.
Durante los últimos dos años el presidente ha seguido llevando su modelo Blancpain favorito, si bien lo ha hecho de forma puntual. Otros días opta por esconder cuidadosamente el reloj bajo los puños de la camisa, o bien prefiere no llevar ninguno.
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https://es.rbth.com/2015/07/24/el-secreto-del-estilo-de-vladimir-putin_327357