Pablo Gonzalez

Derecha manipula posición de Nicaragua ante el Acuerdo de París

Como una forma para justificarse antes quienes los financian desde el extranjero, la derecha en nuestro país, a través de sus diferentes máscaras, llámense grupos políticos, ONG o medios de prensa opositores, busca la forma de culpar al Gobierno de Nicaragua por la crisis del INSS, o de proponer reformas “viciadas” al Código Penal, incluso, hasta rayando en la ridiculez, tratan de desacreditarlo con el tema del cambio climático.

De una forma burda y manipuladora, los detractores del Gobierno quieren hacer creer que las razones de que los EEUU abandonaran el Acuerdo de París son las mismas por la que Nicaragua no firmó ese convenio. 

El presidente Donald Trump, de forma desatinada, pretende evadir que los países ricos, responsables de este desastre, asuman con justicia y seriedad los compromisos de este tratado para revertir el cada vez mayor daño ambiental.

Con esta actitud, Trump lo que hace es negar la veracidad científica del cambio climático, ya que de admitirlo sería traicionar la siempre “conveniente” gran industria y por ende a la economía estadounidense, a la que históricamente se le ha permitido mezquinamente, el beneficio inmoral, irracional e irresponsable del usufructo, agotamiento y destrucción de los recursos naturales, además de ser los principales promotores de la contaminación ambiental.

Por su parte, Nicaragua, por razones que no tienen nada que ver con las que han llevado a Donald Trump a salirse del pacto, rechazó el acuerdo internacional, no por estar en desacato con los nuevos estándares para reducir emisiones contaminantes, sino porque los que establece el tratado no son los suficientemente estrictos con las naciones más ricas y las economías más grandes del planeta, como los EEUU precisamente.

En otras palabras, Nicaragua siempre mantuvo su posición en relación a que el acuerdo era demasiado débil, incluso, en diciembre del 2015, cuando se conoció del documento, Paul Oquist, jefe de la delegación nicaragüense expresó en esa ocasión a diversos medios de prensa del mundo que las naciones ricas deberían hacer mucho más por defender la vida y la seguridad del planeta.

Durante todas las conversaciones que se llevaron a cabo sobre el acuerdo, Nicaragua se mantuvo en su posición e insistió en que los países desarrollados no estaban haciendo lo suficiente para reducir el uso de combustibles fósiles, tampoco estaban ofreciendo los suficientes fondos para ayudar al mundo en desarrollo a adaptarse al impacto del cambio climático.

En esa ocasión, durante una entrevista con el programa televisivo Democracy Now, el jefe de la delegación nicaragüense expresó que los compromisos voluntarios no funcionan, refiriéndose al Acuerdo de París. 

“Estos deberes voluntarios hablan de la responsabilidad universal, de que todos somos responsables. Esa es una opinión histórica sesgada porque no todos creamos este problema (del calentamiento global)”, indicó Oquist.

Actualmente Nicaragua está cerca de los cinco millones de toneladas de emisiones al año, lo que equivale al 0.03 por ciento de las emisiones globales, lo que nos aleja mucho de ser los responsables del cambio climático en el planeta. 

Mientras tanto, las diez economías más grandes del orbe son responsables del 72 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono.

Estos mismos 10 países son los que tienen el 76 por ciento de los ingresos brutos del mundo, por tanto son ellos los que deben contribuir para reducir sus emisiones de estos gases letales. Cabe señalar que este argumento no es nuevo, durante años los países en desarrollo han sostenido que como los países ricos son los más contaminantes, son ellos los que deben comprometerse de forma más estricta con la reducción de sus emisiones.

Sin embargo, con la firma de este Acuerdo de París se asume que todos los países tienen la misma responsabilidad y por tanto, todos deberán obligarse a reducir sus emisiones, aunque cada uno establecerá sus límites de forma voluntaria. 

Aparte de lo que expresa este documento, Nicaragua es uno de los contados países que ya están haciendo algo para proteger al planeta.

Desde el 2015, en nuestro país las energías renovables generan el 52 por ciento de toda la electricidad en el territorio nacional, aunque estamos algo distantes de igualar el nivel de Costa Rica (98 por ciento), pero está muy delante, en ese aspecto, de los EEUU, que ese mismo año generaba el 13 por ciento de su electricidad con energía renovable. Nicaragua, para muchos expertos y el Banco Mundial, es un paraíso de las energías renovables.

Nicaragua está a favor de toda regulación y de cualquier acuerdo que se haga en términos serios para proteger el clima, en lo que no está conforme es en firmar esos tratados a los que nos tenían acostumbrados históricamente los países ricos, quienes quieren ponernos a la par del estatus de mayores responsables de la contaminación mundial, en vez de dar la cara al problema, una arrogancia asumida con complacencia o indiferencia por las sometidas naciones pobres.

http://nicaleaks.com/noticias/item/5043-derecha-manipula-posicion-de-nicaragua-ante-el-acuerdo-de-paris

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