Impedir que los espermatozoides lleguen al óvulo. Esa ha sido la consigna que durante siglos ha regido la ciencia de los métodos anticonceptivos.
Y durante muchos años, el rey de la anticoncepción había sido una simple funda de latex alargada impregnada de lubricante.
Científicos de la Universidad de Berkeley han descubierto un método anticonceptivo universal, 10 veces más eficaz que el resto de métodos anticonceptivos, válido para ambos sexos, sin efectos secundarios hormonales y aceptable incluso para los activistas antiaborto.
En un artículo publicado recientemente en PNAS, el grupo de investigadores estadounidenses ha presentado su último descubrimiento: el condón molecular.
Hasta ahora, los métodos anticonceptivos tradicionales como el preservativo trabajaban en impedir que el espermatozoide alcanzara el óvulo. ¿Pero qué pasaría si la clave estuviera en impedir que el esperma “entrara” en él?
Ese es, a grandes rasgos, el funcionamiento del denominado condón molecular.
Cada vez que el espermatozoide quiere llegar al óvulo, debe recorrer 24.000 veces la longitud de su cuerpo. Un largo camino que termina cuando el esperma se planta delante del óvulo a fecundar. En ese momento, debe acometer un último reto: penetrar en la membrana de la célula femenina.
Para lograr la fuerza necesaria que le permita entrar dentro del óvulo, el espermatozoide activa una serie de canales iónicos que solo se encuentran dentro de su cola. Gracias a una proteína llamada CatSper, se ingresan una serie de iones de calcio que activan las proteínas motoras del espermatozoide, que a su vez producen el batido de cola necesario para entrar al óvulo.
Este fenómeno se produce gracias a la proximidad con la progesterona del óvulo que ejerce como activador del proceso.
Y ahí es cuando entra en escena nuestro método anticonceptivo.
Los investigadores descubrieron que había una serie de compuestos químicos que tenían la capacidad de sabotear esta reacción química en la cola de los espermas. El Lupeol, que se encuentra en el aloe, las uvas, las aceitunas o el repollo, y la Pristimerina, que proviene de una planta enredadera con un complicado nombre científico: Tripterygium wilfordi.
El Lupeol y la Pristimerina inhiben la respuesta del espermatozoide a la progesterona, por lo tanto, impiden que se ponga en marcha el proceso de “coletazo espermático”.
Entre los aspectos positivos de este método anticonceptivo se encuentra que podría ser utilizado también en caso de emergencia o que contentaría incluso a los grupos anti aborto más feroces. “Este método no sólo es 10 veces más eficaz que cualquier cosa actualmente en el mercado, sino que impide claramente la fertilización”, explicó la principal autora del estudio la científica Polina Lishko. “No hay embrión en ningún momento”.
Los ensayos con primates ya han comenzado y se espera que aparezcan los primeros resultados a finales de este año. Si todo va bien, los ensayos en humanos podrían completarse en unos pocos años.
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