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MARXISMO Y GLOBALIZACIÓN


Reflexión, lo más temido por el sistema opresor

El mundo de las ideas filosóficas es el de mayor urgencia hoy en día. Muy diversos medios e instituciones se han encargado de torpedearla. 

Le tienen terror a las ideas reflexivas y críticas, a las que cuestionan la existencia tal como hoy se manifiesta y la irracionalidad en todos los órdenes que eso conlleva. 

No es fortuito que, el día en que un fiscal de la Italia de Mussolini envió a Antonio Gramsci a la cárcel, el 8 de noviembre de 1926, expresó estas palabras: “Por 20 años debemos impedir que este cerebro funcione”. [1]

Empero, en lo que propaga el sistema empresarial en su favor, recurriendo a todos los medios de que dispone, la realidad que impone es mostrada muy sonriente, amable, afable, generosa, etc. Regala “oportunidades” de éxito a todo el que se esfuerce. 

En su diversa propaganda comercial, todo está supuestamente al alcance del cliente, sus sueños más “preciados” que -la mayor de las veces- son una imposición de corte cultural llamada consumismo: carros, casas nuevas, viajes, hoteles al estilo Trivago, ropa de “marca”, restaurantes de maravilla, préstamos a disposición y muchísimo más. Ingrediente adicional de esto son los eslóganes tipo el de un grupo empresarial que dice creer en uno, aunque ello carezca de sentido real; el Banco Santander lanza esta trampa cazabobos: “Si decides ahorrar tu futuro estará garantizado”. 

Empero, en parte alguna, el capital tiene algo en común con lo que de él se pinta. Aun así, se invita a cada ser humano a ser émulo del empresario, sin reparar para nada en la letra menuda. 

Por acá y en otras partes, se atreven a colocar rótulos y videos que niegan en rotundo al trabajador, con una simple frase: “Máquinas trabajando”; se debe aceptar laborar bajo presión, que quiere decir trabajar bajo esclavitud; se obstaculiza o se impide la organización de los trabajadores; sus viejas conquistas se han visto golpeadas con severidad; se escamotea el tiempo libre, incluido el fin de semana, los días de fiesta y las noches; se eliminan convenios colectivos; la más perjudicada de todo eso ha sido la mujer trabajadora... 

Como complemento de toda esa bazofia que habla de las “bondades” de la “libre empresa”, se hace creer que el pensar filosófico vive creando castillos en el aire, alejándose de la terrenalidad que cubre toda nuestra vida. Cuando, por el contrario, empuja a las personas a pensar mucho más en las cosas terrenales que cualquier otro saber y, en consecuencia, a actuar en consonancia. 

En sustitución no sólo de la reflexión sino también del conocimiento científico hoy desdeñado, el capital -interesado en una mano de obra dúctil- lanza al ruedo el saber instrumental. Sin duda, éste crea destrezas, habilidades, competencias determinadas. Salta a la vista la facilidad con que los niños y los jóvenes encuentran, raudos, la manera de operar distintos instrumentos electrónicos. Pero están lejos de pensar en porqué ocurren las cosas y, mucho menos, de actuar en función de transformarlas. Multitudes andan por ahí absortas con sus celulares; pueden ver el abismo que hay frente a ellas y, aun así, siguen su rumbo errático. No pocas personas le dan una importancia existencial a lo que llaman “selfie” (autofotos). Este mal es una plaga que afecta a buena parte del orbe. Junto a los medios de difusión, el espejito de Colón se ha transformado en un celular inteligente que está apartando de la realidad a millones de personas. Todo al mejor estilo de los planes imperiales. 

Bajo las premisas esbozadas, las guerras y muchísimos otros peligros globales, ¿qué importan? Se pretende que el mundo las vea con naturalidad y, por lo mismo, como inevitables, tal si fueran el “pan” nuestro de cada día. Es el “mundo libre” persiguiendo a “terroristas”, por no decir a gente potencialmente explosiva, mientras los auténticos terroristas -no radicales- tienen su base de operaciones en Washington, Londres, París, Madrid, Tel Aviv, en las monarquías árabes, etc. 


La ingente enajenación del ser humano se nutre, como ya apuntamos, por todo aquello de lo que se sirve el capital, aunque es innegable que el instrumento por excelencia son los abundantes y multifacéticos medios de difusión en su poder: diseñan conciencias y adormecen sus percepciones; generan la irrealidad de modo tan parecido a la realidad que conducen a que se la estime predilecta. Ello llega al colmo de inocular la idea de que la apariencia está por encima de la evidencia. Corolario de estas inducciones pavlovianas es el soslayo de la cruda realidad circundante.[2]T

al ocurre con que se pase inadvertido que el 1 % de la población mundial posee más que el 99 % de la misma y que las 62 personas más acaudaladas posean la mitad de lo que tiene la mitad de los más empobrecidos de la Tierra; [3]con que 20 millones de personas están en peligro de morir de hambre en Yemen, Somalia, Nigeria y Sudán del Sur.[4]

¿Qué nos brinda el pensar filosófico marxista?

No nos encrespa que se cuenten aspectos de Marx, Engels y Lenin, por ejemplo, que demuestran que fueron, ante todo, seres humanos, con errores de carácter personal, pero que no desdicen de su ética portentosa. 

Conozcamos esta repuesta de Marx a Wilhelm Blos: “No soy una persona amargada (…) y Engels es como yo. No nos gusta nada la popularidad. Una prueba de ello (…) es que durante la época de la Internacional, a causa de mi aversión por todo lo que significaba culto al individuo, nunca admití las numerosas muestras de gratitud procedentes de mi viejo país, a pesar de que se me instó para que las recibiera públicamente. Siempre contesté (…), con una negativa categórica. Cuando nos incorporamos a la Liga de los Comunistas (…), lo hicimos con la condición de que todo lo que significara sustentar sentimientos irracionales respecto a la autoridad sería eliminado de los estatutos”. [5]

En otro lugar, Marx precisa dos ideas que han tendido con fuerza a absolutizarse:

Para que el poder del capitalismo se vuelva insoportable al grado que contra el mismo haya que rebelarse, plantea, debe engendrar a una masa por entero desposeída, en contradicción con todo el mundo de riquezas y cultura, lo que supone un gran incremento del desarrollo de las fuerzas productivas, “en un plano histórico universal”, y no solo local, porque sin esta premisa práctica, “sólo se generalizaría la escasez y (…) con la pobreza, comenzaría de nuevo(...) la lucha por lo indispensable y se recaería nuevamente en toda la miseria anterior…” [6]

Luego, la revolución no posee garantía en sí misma de triunfar de modo forzoso. Y Marx no da vaticinio alguno respecto a la cantidad de veces que esa recaída puede ocurrir, porque no acude a oráculos de especie alguna.

La segunda precisión es ésta: “Todas las colisiones de la historia nacen (…) de la contradicción entre fuerzas productivas y la forma de intercambio. Por lo demás, no es necesario que esta contradicción, para provocar colisiones en un país, se agudice precisamente en ese mismo país. La competencia con países industrialmente más desarrollados, provocada por un mayor intercambio internacional, basta para engendrar también una contradicción semejante en países de industria menos desarrollada.” [7]

No hay acá asomo alguno de economicismo, ni de mecanicismo. Se rompe de cuajo con la idea que se centra en el supuesto de que la revolución sólo puede estallar en países con alto nivel de desarrollo industrial. Revoluciones como la cubana, la nicaragüense, la coreana, la vietnamita y muchas otras, son expresiones reales de lo expresado.

Finalmente, traemos a colación un pensamiento de Marx que revela su rechazo al economicismo y a la teleología. En efecto, en una carta a Kugelmann del 17 de abril de 1871, el autor de El Capital acota: “Sería por cierto muy fácil hacer la historia universal si para iniciar la lucha se esperase que las perspectivas fueran excepcionalmente favorables. Por otra parte, la historia tendría una naturaleza muy mística si el “azar” no desempeñase ningún papel. Estos mismos accidentes intervienen, como es natural, en el curso general del desarrollo y son compensados a su vez por otros accidentes. Pero la aceleración y el retardo dependen en gran medida de todos los “accidentes”, como el carácter de las personas que al principio están a la cabeza del movimiento”. [8]

Conozcamos ahora lo que expresan algunos autores, con los que concordamos en lo que atañe al carácter transformador del marxismo y el humanismo que lo identifica.

El Capital, lejos de lo que se suele concebir, aporta Joaquín Miras Albarrán, entrevistado por Salvador López Arnal, “no es un libro al uso de los de economía, que pretenden ayudar a pensar técnicas económicas de intervención en la realidad económica a través de los técnicos especializados. Es una obra que trata de ayudar al público a desnaturalizar su visión del mundo material, económico social, burgués, y a comprender que eso que parece naturaleza, cosa, no es sino actividad intersubjetivamente producida, que puede ser transformada intersubjetivamente”. [9] En consecuencia, pensamos, se debe pasar de la mera acción entre sujetos, a una realidad transformada de forma consciente y práctica entre los sujetos sociales. 

Francisco Fernández Buey, por su lado, sostiene: “…habría que decir que el problema del marxismo en este siglo [finales del XX] ha sido en realidad, la gran cantidad de adolecentes petulantes que un día se llamaron marxistas y que, al hacerse mayores, atribuyeron a Marx las propias fortunas de un día. De este modo, el pobre Marx ha tenido que cargar, como si fuesen propias, con el mayor fardo de bobadas e incoherencias que conoce la historia de la humanidad.” [10]

El humanismo en manos de la burguesía está condenado a morir si el proletariado no le arrebate oportunamente, junto con la hegemonía económica, la conducción de una cultura que ella sólo ha envilecido, planteaba Aníbal Ponce.[11] Ahora, claro está, no es sólo el humanismo el que está en peligro de muerte, el hombre, como especie, también lo está.

La filosofía, como muestra todo lo anteriormente apuntado, entre otras cosas, nos advierte de lo que ocurre en el mundo real. Más aun, con ello nos llama a la acción permanente. Y vivir en función de interpretar una realidad que, de modo incesante, en tanto su naturaleza es en sí misma contradictoria, demanda de planteos y acciones renovados.

Sin agotar para nada lo que se proyecta para relanzar el socialismo como aspiración humana, ni las tremendas discusiones que ello provoca, recurrimos a este criterio juicioso que hemos sintetizado: 

Tras la caída del campo socialista, el socialismo se reafirma en tanto imperativo devenido no sólo del desarrollo de las fuerzas productivas en el orbe, sino también porque es la única alternativa capaz de garantizar la sobrevivencia del ser humano. Así lo deja en claro la indetenible agudización de los conflictos de clases que genera el sistema imperante por doquier. En definitiva, ninguna de las lacras que afectan sobremanera a los pueblos puede solucionarse dentro de esos marcos. Así las cosas, la consigna del marxismo clásico: “¡Proletarios de todos los países, uníos!, (…) lejos de perder vigencia se amplía a otros sectores y movimientos sociales.” [12]



Lenin en torno al oportunismo y la actualidad

Entre una gran cantidad de tópicos, el líder bolchevique habla sobre cómo la burguesía imperialista pone de su lado y recompensa a los que representan y siguen a los “partidos obreros burgueses”, con cargos en el gobierno, la industria de guerra, el parlamento, en la redacción de periódicos “serios” y en la dirección de sindicatos obsecuentes con la burguesía. 

“En nuestro siglo no se puede pasar sin elecciones; no se puede prescindir de las masas, pero en la época del parlamentarismo y la imprenta no es posible llevar tras de sí a las masas sin un sistema ampliamente ramificado, metódicamente aplicado, sólidamente organizado de adulación, de mentiras, de trapicheos, de prestidigitación, con palabrejas populares y de moda, de promesas (…), de toda clase de reformas y beneficios para los obreros, con tal de que renuncien a la lucha revolucionaria por derribar a la burguesía.” [13]

He acá una pista clave del porqué la existencia de tantas izquierdas hoy en día (dejamos por sentado que no las echamos a todas en el mismo costal); del porqué no pocas de ellas han sido y siguen siendo pro otánicas, respaldando sin rubor la destrucción de Libia y Siria, por ejemplo; del porqué critican con fuerza al Alba y sus proyectos. Hay en las palabras de Lenin, un símil innegable con las realidades del presente.

En Ecuador, por ejemplo, pretendidas fuerzas de izquierda están contra la continuidad de la Revolución Ciudadana que ha encabezado Rafael Correa, listas para votar en favor de Guillermo Lasso, un derechista que entre 1999 y 2000, cuando millones de ecuatorianos perdieron todo, hizo crecer su riqueza en un 3000 %, recurriendo a una operación especulativa... [14]

Hay signos claros de resistencia creciente en el planeta que contrarrestan la enajenación acusada; del despertar de millones a la realidad. No debemos, entonces, ser pesimistas. Debemos alimentar sin desmayo la esperanza. 

Por lo mismo, con Sandino decimos: “Hay hombres en la tierra quienes creen que viviendo ellos bien, es locura sacrificarse por el bien colectivo. / Cuando ello se dice por ignorancia es menos malo que cuando se dice con conocimiento de causa, porque entonces a ese individuo lo animan mezquinos egoísmos y eso es tener odio por la humanidad, y sin embargo con todos sus odios a la humanidad, viven en sus orgías a costa de las lágrimas y vidas humanas.”[15]

Por la misma razón, nos hacemos eco de estas palabras exactas del ya citado en otro texto, Francisco Fernández Buey: “Ya no hay utopías, dice el último Decretazo del Filósofo del Norte. No: no las hay para quien no las necesita.”[16]

[2] “CONGRESO INTERNACIONAL EDUCACIÓN Y SOBERANÍA ALIMENTARIA”. Educación Sin Fronteras. PONENCIA: “EL PODER DE LA EDUCACIÓN PARA TRANSFORMAR LA SOCIEDAD” ¿CÓMO PROMOVER UNA EDUCACIÓN QUE CUESTIONE Y TRANSFORME LOS MODELOS ACTUALES? Daniel JOVER Presidente de APRISE-PROMOCIONS. Barcelona. http://www.educacionsinfronteras.org/files/515984
[3] Anthony Reuben. El 1% más rico del planeta "ya tiene tanto como el otro 99%", asegura Oxfam. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160118_1_por_ciento_mas_rico_pobreza_desigualdad_economia_mr
[4] Amy Goodman y Denis Moynihan. Veinte millones de personas en riesgo de inanición necesitan alimentos, no bombas. http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/03/19/veinte-millones-de-personas-en-riesgo-de-inanicion-necesitan-alimentos-no-bombas/#.WNAA0vmGOM9 
[5] Citado por Iñaki Gil de San Vicente. Véase su escrito: La ética marxista como crítica radical de la ética burguesa. http://boltxe.info/?p=15527
[6] Carlos Marx, Federico Engels. La Ideología Alemana. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1982. p. 35. 
[7] Ibíd. p. 82. 
[8] Citado por Iñaki Gil de San Vicente. Ob. cit. 
[9] Salvador López Arnal. Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal. Segunda parte. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223981
[10] Francisco Fernández Buey. “Muerte del viejo marxismo y resurrección del difunto el día menos pensado del siglo XXI”. http://www.rebelion.org/docs/148026.pdf
[11] Ponce, A. Humanismo burgués y humanismo proletario, En: Obras. La Habana, Casa de Las Américas, 1975, p. 233. 
[12] EcuRed. Socialismo Latinoamericano del Siglo XXI. https://www.ecured.cu/Socialismo_Latinoamericano_del_Siglo_XXI
[13] V. I. Lenin. Obras escogidas en doce tomos. Tomo VI. El imperialismo y la escisión del socialismo. Editorial Progreso, Moscú. 1976. pp. 138-139. 
[14] Hispantv. Informe: Lasso multiplicó su riqueza en 3000% entre 1999 y 2000. http://www.hispantv.com/noticias/ecuador/336001/lasso-escandalo-riqueza-crisis-economica 
[15] Citado en: A. Somoza. El verdadero Sandino o El Calvario de Las Segovias. 2da. Edición. Edit. y Lito. “San José”. S. A. Managua, Nic. C. A., Abril 1976. p. 176. 

[16] Francisco Fernández Buey. Modesta contribución a la erradicación del fundamentalismo. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=212988

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