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USA: Jeffrey Epstein y su isla de los placeres


La isla de Little St. James, en las Islas Vírgenes de los EE.UU., situada frente a las costas de Florida, es una isla privada de lujo, que cuenta con hermosas y lujosas instalaciones y dispone de su propio helipuerto.

La isla es propiedad de Jeffrey Epstein, un rico financiero americano conocido por haber financiado a eminentes científicos alrededor del mundo, algunos de los cuales han llegado a ganar el premio Nobel. 

Sí, es él. Y por tanto, ellas son las dos mujeres con el mejor físico del mundo.

Sin embargo, Epstein también es conocido por haber sido encarcelado por conducta sexual delictiva con menores.

Su isla privada parece ser un lugar de reunión para figuras prominentes a escala mundial: millonarios, magnates, políticos y miembros de la realeza, entre los que se pueden contar personajes tan célebres como el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton o el príncipe Andrew del Reino Unido. 


Los prominentes personajes que asisten a la lujosa residencia no se dedican a realizar debates acerca de temas “de vanguardia en la investigación científica y médica”, relacionadas con la fundación Epstein VI Foundation, sino que por lo visto visitan la mansión para experimentar encuentros sexuales con niñas menores de edad, algunas de tan sólo trece años -razón por la que la isla es conocida en ciertos círculos como "Lolita Express"-, y para disfrutar de orgías y fiestas salvajes con prostitutas. 

Ya en 2005, la policía investigó durante 11 meses a Jeffrey Epstein después de que la madre de una niña de 14 años de edad, acudiera a la policía con la sospecha de que su hija había recibido 300 dólares por acudir a la isla donde se le ordenó desnudarse, mientras le daba un masaje a Epstein. 

A pesar de que la policía descubrió montones de fotos de chicas jóvenes en la isla y recabó declaraciones de varios testigos, Epstein tan solo fue castigado con un simple “tirón de orejas” después de “declararse culpable de un solo cargo de prostitución”. 



Epstein tan solo cumplió 13 meses de cárcel del total de 18 meses a los que había sido condenado, figurando sus antecedentes penales en los archivos de Florida, aunque con respecto a su presunto proxenetismo con menores en Little St. James permanece limpio.

Eso sí, en 2008 Epstein recibió un nuevo golpe, cuando, esta vez fue demandado por otra mujer, que presentó denuncia en un tribunal federal alegando que fue contratada por Epstein cuando tenía 16 años, para darle un “masaje”, pero que se vio obligada esencialmente a mantener relaciones sexuales con él por 200 dólares, pagaderos al finalizar el acto. La mujer pidió una indemnización de 50 millones de dólares. Otra demanda similar fue realizada posteriormente por otra mujer. 

Varias de estas múltiples demandas fueron desestimadas en los juzgados y otras se resolvieron mediante acuerdos privados con el fin de evitar el juicio, hasta en 17 casos. 

Incluso el abogado de Epstein, profesor de la prestigiosa Harvard Law School y famoso comentarista político, Alan Dershowitz, fue acusado de abusar sexualmente de una menor de edad proporcionada por el propio Epstein. 

Pues bien, ahora la persona que empieza a verse manchada por las opacas actividades en la isla privada de Epstein es el ex-presidente de EEUU, Bill Clinton, mujeriego empedernido cuya presidencia se vio oscurecida por su relación con la becaria de la Casa Blanca Mónica Levinsky, y cuyo carácter de depredador sexual ha gravitado sobre la fallida candidatura presidencial de su mujer, Hillary, a la que como hemos visto le gusta rodearse de gente de lo más peculiar. 

Bill Clinton ha sido acusado de abuso sexual por dos mujeres, Juanita Broaddrick y Kathleen Willey, acusaciones que se suman a las de al menos otras ocho mujeres que han acusado a Bill Clinton de acoso. 

Ha habido acusaciones contra Bill Clinton desde los años 1970s. Broaddrick fue una de las bazas de Donald Trump para atacar a Hillary Clinton. 

Ella publicó en su twitter “Yo tenía 35 años cuando Bill Clinton me violó y Hillary trató de callarme. Ahora tengo 73 … La memoria nunca se va”



Los registros de vuelos indican que Clinton frecuentaba la “isla paradisíaca de Epstein” durante la época comprendida entre los años 2002 y 2005, mientras Hillary, su esposa, ejercía como senadora por Nueva York. Allí, según diversas informaciones, habría violado a una niña de 13 años, acto del que se dice que existe una grabación bastante explícita que podría haber sido utilizada para chantajear a los Clinton. Un hecho que refuerza esta suposición es el asesinato del esposo de la fiscal que investigaba a Bill Clinton y Jeffrey Epstein en relación con este turbio asunto.

Parece que Epstein era tan sólo el testaferro del magnate judío propietario de la firma Victoria’s Secret, Leslie Wiesner, quien le puso al mando del fondo de inversión J. Epstein & Company y cuya principal actividad era facilitar a mandatarios internacionales el satisfacer sus perversiones en Little Saint James, grabando sus encuentros sexuales para así poder disponer de material sensible que poder utilizar si estos mandatarios se salen de la agenda que les marca el poder sionista. 

“Recuerdo que le pregunté a Jeffrey sobre qué tipo de cosas hacía Bill Clinton en la isla y él se rió y me dijo: ‘así me deberá un favor'” declaró una mujer no identificada en la demanda, que fue presentada en la Corte de Palm Beach.

La mujer continuó declarando sobre cómo se sucedían regularmente las orgías en la isla y recordó a dos chicas jóvenes de Nueva York, que siempre estaban pululando alrededor del complejo de cinco grandes casas de la Isla, pero sus historias personales nunca fueron reveladas. 



“Al menos una de las mujeres estaba allí contra su voluntad”, informó el periódico británico Daily Mail en 2015. 

La mujer fue presuntamente obligada a mantener relaciones sexuales con todo tipo de personajes prominentes, entre ellos, “políticos, empresarios, miembros de la realeza o académicos” 

Y es sólo una de las “más de 40 mujeres” que han denunciado a Epstein, hecho que muestra la escala de las actividades oscuras del rico financiero, que no se limitan sólo a la isla de Little St. James sino que se extienden por todo el planeta, pues ofrecía los servicios de muchas de sus esclavas sexuales a magnates y políticos alrededor del mundo. 

Cabe destacar que Epstein fue invitado a la boda de la hija de los Clinton, Chelsea Clinton en 2010, siendo uno de los 400 invitados, lo que demuestra su amistad con la familia Clinton. 



El príncipe Edward, Virginia Roberts y Ghislaine Maxwell en una imagen de 2001 que levanta ampollas en Buckingham

Por si esto fuera poco, el príncipe Andrew, hermano del príncipe Carlos, también fue, supuestamente, uno de los visitantes asiduos de la isla y de hecho ha sido acusado de haber mantenido relaciones sexuales forzadas con Virginia Roberts, una joven de 17 años, que le acusó el año pasado de haber abusado de ella en diversas fiestas sexuales, algo que el miembro de la casa real británica ha negado públicamente. 

De hecho, Roberts sostiene que era una de las muchas esclavas sexuales menores de edad que participaban en las orgías de Epstein con personajes prominentes y que eran “suministradas” por un miembro de la alta sociedad británica, Ghislaine Maxwell, hija del magnate y político británico Robert Maxwell, amiga personal de Epstein y encargada de la red de tráfico de menores. 

Lo cierto es que en la agenda de Epstein se han encontrado los teléfonos privados de personajes de la talla de Henry Kissinger, Al Gore, miembros de la familia Kennedy o el ex-primer ministro británico Tony Blair y se conoce que mantiene amistad con personajes como los actores Chris Tucker y Kevin Spacey, los magnates de la Fórmula Uno Bernie Ecclestone y Flavio Briatore o políticos como el primer ministro israelí Ehud Barak, a los cuales habría ofrecido su jet privado para sus viajes. 



En los comentarios de los lugareños, el relato se simplifica: “Era uno tras otro. Una celebridad, un político, una celebridad, un político. Jugábamos a ver quién era quién”: prominentes políticos norteamericanos, poderosos ejecutivos, presidentes extranjeros, un conocido primer ministro y otros líderes mundiales, al parecer. 

La amistad de Epstein con el principe Andrew, incómoda para la casa real británica, es tal que ambos han intercambiado visitas mutuamente y se han ido de vacaciones juntos a Tailandia (ya sabe el lector, el paraíso de ... los coleccionistas de mariposas). El príncipe pernoctó en la casa del multimillonario en Nueva York apenas semanas después de que éste saliera de prisión tras revelarse sus actividades sexuales con menores en su residencia de Palm Beach.


La residencia neoyorkina de Jeffrey Epstein

También el que será investido próximo presidente de E.E.U.U., Donald Trump, mantiene una estrecha amistad con Epstein. El propio Trump ha comentado alguna vez el gusto de Epstein por mujeres “más jóvenes”, señalando que resulta “divertido” estar cerca de Epstein.

Como vemos, los más poderosos saben pasarlo muy bien y no tienen ningún problema en violar a menores y traficar con carne joven.


Y eso que solo estamos hablando de lo que ha trascendido a la opinión pública a través de los medios de comunicación masivos …

¿Alguien se imagina que otras actividades pueden realizar y que nunca permitirán que salgan a la luz pública? 


Publicado por posesodegerasa

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