Este mes de junio nos ha dejado Muhhamad Alí, un campeón con una gran personalidad y un alto sentido de la justicia.
Después de un periodo de inactividad en el blog, es apropiado recordar la visita que el boxeador estadounidense hizo a la Unión Soviética en junio de 1978.
En la URSS se preparaban cuidadosamente los Juegos Olímpicos de Moscú, para los que faltaban dos años, cuando el embajador soviético en EEUU hizo llegar a Muhhamad Alí la invitación para visitar a la Unión Soviética.
En 1978 Alí ya había logrado los logros más importantes de su carrera, y se había ganado el respeto y el cariño en todo el mundo tras sufrir una persecución por negarse a combatir en Vietnam.
El 12 de junio, Alí aterrizaba en Moscú acompañado por todo un equipo de colaboradores y su carismática esposa Veronica Porsche. Al recibimiento acudió una delegación soviética entre los que destacaba el boxeador soviético Victor Ageev.
El saludo entre Alí y Ageev no pudo ser más apropiado para dos boxeadores, ambos se amagaron unos golpes entre risas de complicidad.
Esa noche fue al circo a ver una actuación, en donde la policía soviética tuvo que salvarle después de firmar una gran multitud de autógrafos durante el descanso. Así pudo continuar el espectáculo. Desde allí se trasladaron al Hotel Metropol.
A la mañana siguiente, Alí hizo un recorrido por la Plaza Roja y calles aledañas visitando los lugares más emblemáticos de la capital soviética.
En los días siguientes visitó instalaciones olímpicas, dio ruedas de prensa, participó en encuentros con boxeadores soviéticos etc.
Después, Alí y su delegación pusieron rumbo a la República Soviética de Uzbekistán, debido al deseo de Alí por visitar Tashkent y Samarkanda (con una importante población de religión musulmana). En estas ciudades visitaron instalaciones religiosas y deportivas.
De vuelta a Moscú, Muhhamad Alí llegaba con 4 kilos por encima del peso deseado, pero aun así declaró su intención de enfrentarse en combates de exhibición a distintos pesos pesados soviéticos. En unas instalaciones de CSKA tuvieron lugar los combates ante 2000 personas. Alí se enfrentó a Piotr Zaev, Eugeni Gorstkov e Igor Vigotsky.
El 19 de junio, Muhhamad Alí fue invitado al Kremlin a un encuentro con Leonid Brezhnev en donde ambos hablaron de sus culturas y sociedades de forma amistosa. Alí agradeció a Brezhnev la cálida acogida que le había brindado el "país de los soviets".
De Brezhnev afirmó el boxeador "Es un destacado defensor de la causa de la paz y la amistad entre los pueblos". Brezhnev obsequió a Alí con un libro que narraba la lucha del pueblo soviético contra los nazis titulado "Pequeña Tierra". Alí quedó gratamente impresionado. El púgil declaraba "Estoy muy impresionado por el encuentro con Brezhnev.
Es difícil encontrar las palabras. Sólo soy un boxeador estadounidense, pero tuve el honor de ser recibido por el Señor Brezhnev.
Solía escuchar que Rusia siempre amenazaba a los americanos, pero estoy convencido de que esto no es así. Brezhnev era un ardiente partidario de la paz." Respecto al libro regalado por Brezhnev, Alí afirmó que pediría al embajador una traducción literal.
El 21 de junio, Muhhamad Alí, su equipo y el embajador soviético en EEUU embarcaban en un avión de la compañía Aeroflot para poner rumbo a Nueva York.
Más tarde la simpatía de Muhhamad Alí hacia la URSS, se vio empañada por la guerra de Afganistán, pero lo cierto es que Muhhamad Alí encontró en la URSS un país muy diferente al que la propaganda americana quería hacer ver.
Afirmó "Yo estaba un poco nervioso cuando aterricé en la URSS. Pensaba que era un país desaliñado con multitud de personas sombrías que piensan como robots y agentes especiales espiando mi habitación. Vi un país en donde un centenar de nacionalidades conviven en armonía.
No hay armas, No hay crímenes"
El bueno de Alí mostraba así su ingenua sorpresa. Él, que había crecido en un país con fuertes segregaciones raciales, crímenes, armas y drogas.
No le gustaba nada hablar de política porque decía que no entendía de política, pero de esta visita salió gratamente sorprendido. La sorpresa es entendible y muestra la honestidad e ingenuidad de reconocer que los problemas que acuciaban en EEUU no eran norma en otras partes del globo.
También declaraba acerca de su visita "no vi un solo mendigo o la mendicidad.
Nunca me sentí tan seguro, sin riesgo de ser robado. Me dijeron que en este país no hay libertad de religión, pero son libres de orar los musulmanes, los cristianos y los Judíos; Creo que las relaciones entre nuestros pueblos son malas sólo a causa de la falsa propaganda."
La visita de Muhhamad Alí a la URSS, nos deja una moraleja clara. Para ver los problemas de tu país a veces lo mejor es visitar otros países. Sirve para ver que determinados problemas no son causados por la naturaleza sino por la sociedad, y por tanto tienen solución.
También sirve para contrastar la propaganda que los medios nos dan de determinados países.
Lejos de lo que la propaganda occidental afirmaba sobre la URSS, éste era un país civilizado, pacífico, multicultural, seguro, en donde la convivencia entre etnias y religiones era ejemplar.