El Gobierno de Brasil viene impulsando la construcción de cinco grandes represas y otras 35 más pequeñas sobre la cuenca del río Tapajós y sus afluentes.
Este caudaloso curso fluvial atraviesa los estados de Amazonas y Pará y desemboca en el río Amazonas.
Este proyecto apunta a mejorar la producción de electricidad en la zona y su objetivo es generar 25 GW de energía hidroeléctrica para 2024.
Además, prevé hacer del inmenso río un centro de vías navegables y transporte marítimo industrial para permitir que la producción de soja del Mato Grosso llegue a la costa y se pueda exportar al exterior.
Sin embargo, la planificación de estas represas tiene sus complejidades.
La destrucción del ambiente y la comunidad mandurukú
De acuerdo a la organización ambiental Greenpeace, "el río Tapajós, en el corazón de la Amazonia, es el hogar de miles de personas y alberga una incomparable biodiversidad".
Entre las distintas especies que se desarrollan allí destacan los raros delfines rosados del Amazonas, mamíferos como el jaguar, el oso hormiguero gigante y el ocelote, además de una multiplicidad de aves y reptiles.
Asimismo, en la zona habitan unos 10.000 integrantes de la comunidad indígena mundurukú.
En caso de construirse las represas, este pueblo originario se vería forzado a trasladarse, ya que sus tierras quedarían inundadas.
De acuerdo con la Constitución brasileña esto es ilegal, ya que solo prevé el desplazamiento de poblaciones en casos de guerra o epidemias.
Un informe elaborado por la organización ecologista, citado por el diario 'The Guardian', sostiene que "hay otras maneras menos dañinas para generar la misma energía que necesita el país" y que pueden entrar en funcionamiento "con mayor rapidez que la energía hidroeléctrica".
Asimismo, ponen en duda que el desarrollo de la energía hidroeléctrica sea "un enfoque viable" y "rentable", por lo que "un futuro energético basado en las represas es un error potencialmente desastroso".
La mega represa São Luiz do Tapajós
De las 40 construcciones que prevé el proyecto, la más grande es la de São Luiz do Tapajós.
Esta obra implica la construcción de un muro de 7,6 kilómetros de largo, que inundaría una superficie equivalente a más de tres veces la ciudad de Buenos Aires (729 km²).
La misma se encuentra actualmente suspendida por orden del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama), luego de una presentación realizada por la Fundación Nacional del Indio (Funai).
Según la resolución del Ibama, el proyecto es incompatible con "el componente indígena".
"Esta es una batalla importante, no solo para las personas mundurukú, sino para todos en todo el mundo", sostuvo el jefe de la comunidad indígena, Sawré Muybu, en 'The Guardian':
"Estamos hablando de uno de los bosques más grandes que aún existen en el planeta".
El informe de Greenpeace concluye que "es hora de que el Gobierno brasileño admita que la energía hidroeléctrica limpia en el Amazonas es un mito peligroso que siembra miseria y destrucción y no ofrece seguridad energética".
rt