Fueron pocas palabras, pero suficientes para propinarles un Golpe Moral a los golpistas brasileños las que expresó el verdadero Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, en su intervención este jueves en el Senado del Gigante Sudamericano.
El destacado defensor de los derechos humanos y de la autodeterminación de los pueblos de la Patria Grande, dio una lección magistral de decencia y conducta a quienes representan a los ciudadanos de Brasil en la Cámara Alta de esa nación.
Pausado y sin estridencia alguna, todo lo contrario a como se han comportado senadores y congresistas de derecha para intentar derrocar por la fuerza a la presidenta Dilma Rousseff, Pérez Esquivel se refirió al respeto que se le debe tener a las Constituciones, y al derecho de los pueblos a vivir en real democracia.
Dijo por lo claro a sus interlocutores que lo que se fragua en contra de Rousseff es un golpe de Estado, con una nueva metodología, similar a los llevados a cabo en Honduras y Paraguay.
Ante el alboroto y la virulencia de algunos senadores, el Premio Nobel argentino señaló que viajó a Brasil a llevar la solidaridad de muchas personas en el mundo interesadas en el bien de los habitantes del más grande y poderoso Estado latinoamericano.
Subrayó que más allá de los intereses partidarios están los de todos los brasileños y los pueblos de la Patria Grande, que por supuesto estarían en peligro si se consumara la pretensión de derrocar a Rousseff a través de un “juicio político”, sin fundamento alguno.
Pérez Esquivel se reunió además con la Jefa de Estado del Gigante Sudamericano, a la que trasladó un mensaje de apoyo y solidaridad del Papa Francisco, quien está muy atento a la situación que ella enfrenta, precisó en una entrevista posterior el también prestigioso intelectual argentino.
Igual resaltó en dialogo con el diario Página 12 de su país que vio en Rousseff una persona fuerte, que luchará por la democracia y está muy decidida a pelear porque sabe que es injusto lo que le están haciendo.
El Premio Nobel de la Paz aseguró que no hay ninguna imputación contra la presidenta, y los que la acusan están en muchos casos denunciados y procesados.
Esperemos entonces que los senadores brasileños tomen en cuenta la breve pero magistral clase que les impartió un digno representante de Nuestra América, y se retracten de emprenderla con su mandataria, lo que llevaría a su país a un caos en beneficio de intereses de potencias extranjeras, principalmente de Estados Unidos.
De otro lado, los congresistas que tanto mencionaron a Dios en sus votaciones en el órgano legislativo para iniciarle el “juicio político” a la presidenta de Brasil, deberían tomar en cuenta el mensaje solidario a Rousseff del Papa Francisco, quien representa al todopoderoso en nuestra tierra, no?
Por su parte, la mayoría de los brasileños ya está movilizada en las calles para impedir se materialice un nuevo plan alentado por Washington, que en complicidad con la derecha corrupta, tiene como objetivo frustrar la integración y la segunda independencia de la Patria Grande.