David Ray Griffin ha dedicado 15 años a investigar una supuesta conspiración en los atentados del 11 de setiembre del 2001.
Esta semana se cumplieron 5 años de la muerte de Osama Bin Laden, el terrorista responsable por los ataques del 11 de setiembre del 2001. ¿O no? David Ray Griffin ha dedicado 15 años y más de 10 libros para presentar una nueva teoría.
“El verdadero autor del 11-S fue el gobierno de George W. Bush”, asegura.
—Entenderá que su hipótesis es el centro de diversas críticas. ¿Qué argumento nos haría pensar que lo que dice es verdad?
La principal y única forma de convencer a la gente es remontarse a los hechos.
El punto más importante y convincente es el hecho de que la historia oficial del 11-S está basada en “historias milagrosas”.
Son historias que implican eventos que no podrían haber pasado a menos que tuvieran una asistencia sobrenatural.
—¿Como cuáles?
Por ejemplo, una estructura hecha de acero que se viene abajo sin utilizar explosivos. En mi siguiente libro ahondaré más sobre esas historias milagrosas.
—¿Cuántas veces se ha defendido de los críticos?
No intento defenderme. Yo solo defiendo el argumento de que lo que se ha contado sobre el 11-S es una gran mentira. También he revelado evidencia que muestra que los atentados fueron supervisados por Dick Cheney [vicepresidente en el gobierno de George W. Bush].
—¿Cómo tuvo acceso a toda esa información?
Mi investigación sobre el 11-S está basada –casi por completo– en material público. La verdad está allá afuera, disponible para quien quiera revisar la evidencia.
—En caso de que su teoría sea cierta, ¿cómo explica la presencia de Mohamed Atta y la célula terrorista?
Tanto Mohamed Atta como los otros señalados como secuestradores fueron expuestos para que de esa forma se pudiera culpar a hombres musulmanes de ser los autores. Pero no hubo secuestradores porque no hubo secuestro.
Los hombres que presentaron como los secuestradores del avión eran de todo menos musulmanes: el supuesto Atta bebía alcohol, consumía drogas y fornicaba.
Además, el actor era mucho más alto que el verdadero Mohamed Atta, un verdadero musulmán que nunca habría bebido o le habría dado siquiera un apretón de manos a una mujer.
—¿Entonces por qué Al Qaeda reivindicó el atentado y lo celebró?
Creo que te refieres a por qué Osama Bin Laden anunció su responsabilidad. No lo hizo. Los occidentales –probablemente la CIA– hicieron un video con un actor que interpretaba a Bin Laden. Toqué ese tema en mi libro “Osama Bin Laden: ¿Vivo o muerto?”.
—También hubo un gran debate sobre el avión que habría impactado contra el Pentágono. ¿Qué nos puede decir sobre eso?
La verdadera pregunta debería ser: ¿Qué golpeó al Pentágono? Es una pregunta que ha sido debatida incluso dentro de los movimientos por la verdad del 11-S. La mayoría de nosotros apunta a la evidencia que indica que ninguna gran nave impactó al Pentágono.
Sin embargo, hay un grupo pequeño pero enérgico de investigadores que argumenta que, por el contrario, se trató de una gran aeronave.
Pero todos coincidimos en algo: el vuelo 77 de American Airlines bajo el control de Hani Hanjour –o cualquier otro miembro de Al Qaeda– no impactó al Pentágono. Por ende, la versión oficial es nuevamente falsa, sin importar qué fue lo que en realidad chocó.
Caroline Dries grabó desde el piso 32 de su departamento en Water Street, Nueva York, el impacto del segundo avión secuestrado contra el World Trade Center. Hace unos días el video se viralizó en Internet. (Youtube)
—El día que ocurrieron los ataques del 11-S, el 7-J en Londres y el 11-M en Madrid se realizaban ejercicios militares. ¿Tiene algo que decir respecto a eso?
Si bien he leído artículos referentes a Londres y Madrid, no he investigado lo suficiente como para escribir sobre ellos.
Sin embargo, sí tengo un punto sobre los ejercicios militares del 11-S y está incluido en el Consenso 9/11, un panel de expertos independientes que brindan su opinión sobre los ataques.
En ese punto todos coincidimos en que el Ejército estaba preparado para este tipo de situaciones, se habían entrenado en el pasado para ellas.
Por lo que instamos a que se abra una investigación sobre por qué los altos mandos no hicieron nada para evitar que los aviones alcanzara su objetivo.
—¿Está investigando sobre nuevas conspiraciones?
No.
—¿Pero cree que se está desarrollando alguna?
No lo sé, a excepción de anuncios usados por el Gobierno Estadounidense para atacar a países musulmanes.
El Gobierno, bajo el liderazgo de Hillary Clinton, utilizó mentiras sobre Muamar Gadafi para justificar su asesinato.
Del mismo modo, hubo un ataque con gas sarín en Siria para convencer al presidente Obama de atacar. Afortunadamente, este alcanzó a ver eso a tiempo. Sobre conspiraciones globales, estoy seguro de que hay algunas, especialmente financieras.
—¿Y el Gobierno de Estados Unidos tendría que ver con la aparición del Estado Islámico?
He estado tratando de averiguar si el Estado Islámico es lo que parece ser o ha sido financiado para aumentar la islamofobia.
No he encontrado evidencia que así lo indique. Sin embargo, no queda duda de que Estados Unidos es responsable de su formación por la desestabilización que generó en Iraq y Libia.
—¿Por qué se enfocó solo en la conspiración del 11-S?
Porque es la más grande y fatídica conspiración. Sus consecuencias hasta ahora amenazan nuestra existencia.
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