Pablo Gonzalez

Arabia Saudí. Quemada con agua hirviendo por retrasarse con el café


Según información de Daily Mail, Fatma (no es su nombre real), una asistenta doméstica de 23 años y de origen filipino, ha sido quemada con agua hirviendo por la madre de su jefe saudí por no haber hecho el café suficientemente rápido. 

Tras la agresión, han tenido que transcurrir más de seis horas para que fuera llevada al hospital. Y una vez curada ha sido trasladada de nuevo al domicilio para que siga trabajando.

En los dos meses que lleva en el país árabe no es la primera vez que sufre agresiones y castigos por parte de sus empleadores, pues según contó a un primo suyo que también trabaja en la dictadura Saudita, ya la habían golpeado y dejado sin comer por no atender a sus tareas con la diligencia exigida por esa familia.

Hoy la joven está en manos del consulado filipino gracias a la intervención de su primo, que es el mismo que subió esta imagen a las redes sociales.

Si nos hacemos eco de esta noticia, más allá de la brutalidad del caso y de poder documentarlo con material gráfico, es porque no se trata de una anécdota ni de un hecho puntual. 

En Arabia Saudí es común tratar a los empleados como esclavos y no suele comportar sanción alguna el hecho de golpear, retener o violar al servicio.

Probablemente esta laxitud se deba a que el comportamiento inhumano no se produce solo entre la población, sino también a nivel institucional. 

Hace un par de años los tribunales suizos condenaron al Estado Saudí a pagar una indemnización a una mujer llamada Samia, una inmigrante indonesia empleada del consulado de este país en Ginebra.

En este caso Samia logró escapar de la mencionada legación e informar de sus condiciones detrabajo esclavitud a las autoridades helvéticas. 

Por 200 euros su jornada de trabajo era de siete días por semana sin límite de horario ni vacaciones. En la práctica esta sentencia no se ha hecho efectiva, como ocurre siempre que los condenados puedan ampararse en su especial estatus diplomático.

Según comentaba a El País un abogado de Sindicato sin Fronteras: “Ya le ha ocurrido algo similar, con el mismo cónsul, a tres empleados domésticos filipinos.

De hecho, la embajada de Arabia Saudí adeuda salarios de colaboradores por más de 700.000 euros”. 

También Martine Bagnoud, secretaria sindical, informaba al mismo medio de la situación de los empleados de las embajadas de ciertos países de Oriente Medio: “Los casos de abusos a empleados domésticos son moneda corriente.

 Pero no siempre salen a la luz dado que las víctimas tienen pánico de denunciar a sus patrones”.

Y estamos hablando de embajadas en países de Europa, pero en territorio saudí, así como en el de muchas de las dictaduras del petrodólar, la cosa es, si cabe, mucho peor. En 1962 cuando formalmente se abolió la esclavitud había más de 300.000 esclavos contabilizados. 

Hoy, aunque sobre el papel está prohibido, la realidad, según aseguran varias organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch y otras que sí lo son como la Organización Mundial del Trabajo o el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, es que sigue produciéndose el mismo abuso laboral, sexual y coercitivo sobre trabajadores inmigrantes con total impunidad.

Queremos recordar en este momento la gira que ha estado haciendo el Jefe del Estado español, Juan Carlos I de Borbón, por todos estos países a cuya casta gobernante no duda calificar públicamente como ‘hermanos’. 

Y lo queremos recodar porque aunque fuera cierto que viaja allí buscando un beneficio general para la población del país, el fin, a la vista de los hechos o de la misma imagen que podéis contemplar sobre estas líneas, no puede justificar los medios en ningún caso y por urgente que fuera la necesidad. 

Pero por si fuera poco, el argumento es absolutamente falaz: la población sí paga esta representación que hace el Rey y el séquito del gobierno de turno para empresas transnacionales, pero a cambio no recibe nada excepto la vergüenza de ser ‘hermanada’ con criminales y racistas, porque ni se tributan aquí la mayor parte de los beneficios obtenidos por la gestión del monarca, ni se contrata mano de obra española excepto para cuatro puestos puntuales (que además suelen acabar trabajando para subcontratas y en condiciones tercermundistas).

http://iniciativadebate.org/2014/05/22/arabia-saudi-quemada-con-agua-hirviendo-por-retrasarse-con-el-cafe/

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