“Nosotros tenemos plena confianza, tenemos plena seguridad de que todos los compañeros revolucionarios de Nicaragua han asimilado esa necesidad de que actualmente la tarea de un revolucionario es sumar, es unir, unir y por lo tanto ir paulatinamente en el mismo proceso llevando nuestras fuerzas hacia una mayor unidad, hacia una mayor fusión, hacia un mayor entendimiento”
Esto lo escribió en Comandante Oscar Pérezcassar antes de ser masacrado por la guardia Somocista.
Un llamado a la unidad a los revolucionarios Nicaragüenses.
Un llamado basado en la necesidad de que los sandinistas emprendieran el camino de la liberación con una sola bandera, trabajando por la patria como un solo Equipo.
Oscar Pérezcassar Pereira, nació el 13 de Noviembre de 1953 en la ciudad de León, Nicaragua.
Realiza sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio La Sallé, manifestando desde temprana edad una profunda conciencia social.
Fue un activo y entusiasta militante de los movimientos juveniles cristianos.
Participó en jornadas de alfabetización y capacitación en los barrios, tomando parte al mismo tiempo en la organización de estructuras políticas, fundamentalmente en León.
Ingreso al Frente Sandinista de Liberación Nacional en Enero de 1972.
Su inclaudicable espíritu de dedicación a la causa sandinista se hizo sentir también en las campañas de concientización política y de organización del campesinado en las comarcas de occidente.
En 1975, debido a la represión que había desatado el somocismo contra nuestro pueblo y especialmente contra los militantes Sandinistas, se vio obligado a irse a la clandestinidad
En 1976 salió hacia Costa Rica, en donde estudió Sociología e Historia, manteniéndose siempre en estrecho contacto con las estructuras del FSLN, a través de una serie de tareas básicas que nuestra organización desarrollaba en el exterior.
Regresó al país en 1978 y se le designó como responsable del trabajo y organización del Frente Interno.
Tuvo una importante participación en la planificación del histórico operativo "Muerte al Somocismo, Carlos Fonseca Amador", realizado el 22 de agosto de 1978, en el Palacio Nacional.
El 21 de noviembre de 1978, fue hecho prisionero en una de las calles de Managua por los esbirros de la Oficina de Seguridad del dictador Somoza.
Posteriormente, debido a la presencia de personalidades de Amnistía Internacional, brindó una entrevista de prensa en la que hizo una excelente exposición sobre el objetivo político inmediato del FSLN.
Esa entrevista sirvió para transmitir el mensaje revolucionario del FSLN, propagandizando al mismo tiempo la heroica lucha que nuestro pueblo estaba librando contra la corrupta dictadura militar.
Además, en una parte de la entrevista, el Cmte.. Oscar Pérezcassar, dejó entrever su humildad, su conciencia revolucionaria al afirmar:
"Mi captura afecta al Frente Sandinista de Liberación Nacional, pero hay una ventaja, y es que el FSLN no tiene cuadros indispensables: todos somos necesarios y la caída de todo cuadro es dolorosa para la Organización; ya sea capturado o ya sea muerto, afecta.
Mi detención, definitivamente va a afectar, pero tengo la plena confianza de que otros compañeros podrán sustituirme en mis labores, y hacerlas igual o mejor que las hacía yo".
Salió libre el 23 de diciembre de 1978, después de una amnistía politiquera y marrullera propia del régimen somocista.
Para esa época ya se desempeñaba como coordinador político nacional del Frente Interno.
El 16 de Abril de 1979 caen asesinados por la guardia somocista en el Reparto Veracruz, León: Oscar Pérezcassar Pereira, Roger Deshón A., Edgard Lang, Aracely Pérez, Carlos Manuel Jarquín e Idania Fernández.
Oscar Pérezcassar Pereira.
Indiana Fernandez y Claudia
Carlos Manuel Jarquín
Róger Deshón A
“Orejas” tenebrosos del sector denunciaron la presencia de estos militantes sandinistas, la guardia de asesinos los rodeó y procedieron a asesinarlos.
Cuando se dio su caída estaba trabajando en la planificación de la Ofensiva Final del Frente Occidental "Rigoberto López Pérez".
Él era el jefe y tenía su base de operaciones en Managua; se trasladaba continuamente a reuniones de coordinación a León, a Matagalpa, a Granada, a Masaya, a todos los otros departamentos.
Durante sus 6 años de militancia dentro de nuestra organización y pese a su juventud era uno de los cuadros mejor preparados políticamente con que contaba nuestra-Vanguardia.
Fue defensor inclaudicable de los intereses de la clase obrera con quien se identificó desde sus años de militancia en el Movimiento Cristiano Revolucionario, antes de ingresar a nuestra organización.
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Relato de una sobreviviente de la masacre de Veracruz: Ana Isabel Morales
Mónica Baltodano: ¿En qué circunstancias ocurre la brutal masacre de Veracruz?
Ana Isabel: En abril se lanza “El Zorro” a otra insurrección en Estelí, la segunda. Nos orientan hacer algo para poder distraer a la Guardia y quitarle la presión militar que hay sobre Estelí. Entonces planificamos operaciones insurreccionales en León.
Esa planificación se hace con los integrantes del Estado Mayor del Frente Occidental: Róger Deshón, Edgard Lang Sacasa, Carlos Manuel Jarquín, Idania Fernández, Araceli Pérez Darias –mexicana que era la compañera de Joaquín– y Oscar Pérezcassar, el inolvidable “Pin”.
Con ellos se elaboran los planes de la insurrección en León.
En esos días estábamos entonces en constante comunicación. Los compañeros que tuvieron experiencia de clandestinidad sabían que era prohibido que nos juntáramos dos o más clandestinos en una misma casa.
Pero el día 15 de abril, por la noche, por circunstancias de la vida, decidimos juntarnos. Primero Idania y yo en la casa de una colaboradora en el barrio El Laborío. Después llegaron Carlos Manuel y Edgard, y por último Roger Deshón, que era como la gallina: Llamaba todas las noches para saber dónde estábamos todos los pollitos. Él no descansaba hasta saber dónde estaba cada uno de nosotros y si estábamos bien.
Recuerdo que tuvimos una noche amena y linda. Llegó también Leticia Herrera. Idania cantó y tocó la guitarra. Fue una noche en la que compartimos como nunca en toda mi vida.
Fue como una premonición. Una noche bellísima. Pasamos toda la noche contándonos de nuestros hijos, de nuestros amores, de nuestras experiencias, nuestras amarguras, sinsabores, alegrías, esperanzas, compartiendo, cantando canciones revolucionarias.
Estábamos en un cuarto con aire acondicionado que tenía doble piso; era de una compañera cuyo marido era Guardia, pero trabajaba en Chinandega. Ella nos dejaba una seña en la casa, cuando estaba y no estaba el guardia. La casa era súper segura, una seguridad absoluta.
Al día siguiente, por la tarde, yo estaba en Sutiava, cuando me llega a decir Carlos Manuel Jarquín que “Pin” estaba convocando a una reunión urgente en Veracruz, a las cuatro de la tarde.
Mónica: ¿“Pin” no estuvo esa noche?
Ana Isabel: No, en la noche maravillosa no estuvo “Pin” porque estaba en Veracruz. Ese domingo sí estuvo Dora María y al día siguiente por la mañana, ella había estado en Veracruz; por eso la Guardia cree que una de las compañeras muertas es Dora María, pero Dora María se regresó a Managua.
Entonces “Pin” cita a una reunión urgente y comenzamos en el carro a recoger a los compañeros. Andábamos Edgard Lang, Carlos Manuel Jarquín, Idania y yo, dando vueltas, esperando que llegara la hora de la reunión. Idania tenía un gran dolor de cabeza; le dijimos que se quedara pero no quiso. Llegamos a Veracruz, ya está Roger Deshón, está “Pin” Oscar Pérezcassar. Después llega Araceli, quien vivía en esa casa que era de Francisco Quiñónez.
El chofer de Edgard Lang salió a buscar a Leticia Herrera, cuando en eso llamó Fanor Urroz, otro de los compañeros del Estado Mayor de León. “Pin” levantó el teléfono, y Fanor le dijo que estaba saliendo de su casa para ir a la reunión; pero que acababa de ver pasar un convoy de la Guardia con una tanqueta adelante.
“Pin” dice: –Fanor avisa que viene la Guardia. Recuerdo clarísimo. Son cosas que no se te olvidan nunca en la vida. Abrimos la cortina de la sala y vimos que, efectivamente, una tanqueta va en dirección a la casa. Un jeep BECAT de donde ya se están bajando unos guardias, y vienen pegados a la casa de Quiñónez.
Hay que recordar, porque es importante, que después de la insurrección de 1978, en el día vos te movías tranquilamente en la ciudad, sin armas. Eran dos situaciones completamente distintas. En el momento de esa reunión, que no estaba planificada, y por eso no había una escuadra de apoyo, no andamos con armas.
Contiguo a la casa de Chico Quiñónez había otra casa de seguridad, y ahí sí había armas del Frente. “Pin” le dice a Araceli que salgamos para el otro extremo, y que ellos, con Roger Deshón, van a buscar las armas. Salen en dirección a la casa de al lado, y Araceli nos saca a nosotros hacia las otras casas.
En esa época, las casas de León se comunicaban con huecos entre cada casa para no salir por la calle. Entonces, pasamos por una piscina donde están unos niños y ya la Guardia está haciendo el cerco, y comienza a disparar al aire, una cuestión psicológica para sembrar el terror, mientras están terminando el cerco. Nosotros pasamos y detrás de nosotros van todos los niños con las empleadas.
Llegamos a la última casa del tope, donde ya no hay salidas, y en lo que nosotros entramos por la parte posterior, la Guardia está rompiendo el portón del frente y diciéndole a la gente que salgan con las manos arriba.
Una de las cosas que nos decían, cuando pasabas a la clandestinidad, era que en un momento de tensión, lo que había que hacer era confundirte con la gente, es la única alternativa de salvación. Entonces les digo a los muchachos: –Confundámonos con las empleadas. Agarro a una niña que está gritando histérica porque ya la Guardia está con una balacera terrible.
La niña, de los nervios, obviamente me agarra y me abraza, y todos salimos a la calle, menos los muchachos porque se metieron en un cuarto.
Estoy hablando de Edgard, de “Chinito” Carlos Manuel Jarquín, Idania y Araceli. La Guardia se mete al cuarto y los saca, pero los ponen como a unos quince metros de distancia más o menos de donde estábamos nosotros.
Yo estoy con los niños, pero para ese entonces las empleadas no usaban lentes, yo atraje su atención, entonces un Guardia me pregunta quién era, y yo contestaba que era empleada. Las compañeras que estaban trabajando de niñeras, todas sabían que nosotros éramos sandinistas.
Ellas eran colaboradoras del Frente y una me pregunta calladita mi seudónimo. “Julia”, le digo yo, y entonces les decía a los niños: –Es la tía Julia, la tía Julia. Entonces los niños decían: –Mi tía Julia, mi tía Julia. Como la Guardia no estaba convencida de que yo era empleada, entonces ellas decían que era familiar de los dueños de esa casa.
Todo el mundo está arrodillado, los niños también, y con las manos sobre la cabeza, mientras la Guardia disparaba.
Era una situación terrible, y en eso llega la dueña de la casa y ve su casa inundada de guardias, a sus hijos arrodillados, amenazados por la Guardia. Mira a cuatro jóvenes que en su vida ha visto, otra que dice ser su familiar, a la que un guardia la tiene agarrada del pelo.
A ella la bajan del pelo también y le preguntan que quién soy yo. La señora con la mirada de terror porque en su vida me había visto, cuando va a hablar y decir que no me conoce, se le desgaja la quijada.
Mónica: No podía hablar. Se le desgajó la quijada del terror, de ver a los guardias en su casa. El poder de Somoza también se basaba el terror psicológico que representaba la Guardia Nacional.
Ana Isabel: Además es horroroso ver a una persona que se le desgaja la quijada hasta el pecho, es un impacto horroroso. El guardia y todo mundo se quedaron impactados. Ella se estaba ahogando en su propia saliva, y le gritamos al guardia que con el casco le echara un poquito de agua para que no se ahogara, para tratar de encajarle la mandíbula, pero al final el guardia desistió.
Para entonces, todavía estoy viendo vivos a los cuatro compañeros: a Idania, Araceli, Edgard y Carlos Manuel. A ellos los regresó la Guardia por el mismo lugar por donde pasamos, y ésa es la última vez que los veo.
Después sólo escucho una gran balacera. Después a esa casa entran unas camionetas de tina, y posteriormente, en las investigaciones que hacemos, se determina que allí iban los cadáveres de los muchachos. Nosotros no logramos ver a los compañeros, lo que sabemos es que los asesinaron a sangre fría.
Unos cinco minutos después que la Guardia se fue, llegó una columna del Frente Sandinista. Eso fue una cosa muy linda y da una idea del impacto que esa masacre tuvo en la gente de León, porque cuando la población se da cuenta que le están cayendo a Veracruz y que en la casa está la gente del Estado Mayor, sin ninguna orden de nadie, las columnas de León, las escuadras de combatientes, empezaron a sacar las armas, se organizaron delante de todo el mundo. Así fue en Sutiava, en las calles públicamente salieron para Veracruz; pero cuando llegaron, la Guardia ya se ha ido. Cuando me preguntan por los muchachos, yo sólo sabía que Roger y “Pin” se habían ido para la otra casa, y que a los otros muchachos se los habían llevado presos.
Mónica: ¿A ellos también los asesinaron allí?
Ana Isabel: A ellos los asesinaron en la piscina de esa casa.
Cuando ellos están entrando a la otra casa, ya la Guardia había entrado, porque nosotros encontramos en la piscina, en el jardín, en el césped, los anteojos y la cartera de “Pin”, varias cosas y documentos de ellos.
Nosotros pensábamos que estaban vivos.