La Radio Nacional Pública de Estados Unidos (NPR) difundió una historia sobre el uso de la detección biométrica que tiene lugar en el cruce de la frontera entre San Diego, California y Tijuana, México, explica el escritor y periodista Derek Monroe.
La biometría informática consiste en la aplicación de técnicas matemáticas y estadísticas sobre los rasgos físicos o de conducta de un individuo, para la verificación de su identidad.
Según el informe, la investigación biométrica tiene la intención de detener la inmigración ilegal, al mismo tiempo que proporciona a los ciudadanos estadounidenses una sensación de mayor seguridad en la frontera.
En el contexto de la vigilancia, la biometría representa la forma más intrusiva y más definitiva de seguimiento concebida hasta la fecha.
De hecho, sus detractores recuerdan que el carácter sistemático del Holocausto se vio favorecido por la máquina de Hollerith, una de las primeras de aplicación en informática biométrica creada por IBM.
La alianza de IBM con la Alemania nazi comenzó en 1933, apenas Hitler subió al poder y continuó hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial, según el portal La Segunda Guerra.
IBM ayudó a crear tecnologías que posibilitaron programas de identificación y clasificación desconocidos hasta ese momento para ayudar a identificar, aislar y luego aniquilar a los judíos.
Sólo después de haber identificado a las víctimas, se podía lograr una eficiente confiscación de bienes, reclusión en ghettos, deportación, explotación laboral y, en última instancia, aniquilación, sostiene el portal.
Más de 2.000 de estas llamadas 'calculadoras de la muerte' fueron enviadas por toda Europa.
En el siglo XX esta tecnología se desarrolló rápidamente hasta aplicarse incluso en la guerra de Irak de 2013. De hecho, el escritor Derek Monroe sostiene haber conocido a varias personas que confesaron haber sido "bio-escaneadas por las fuerzas estadounidenses en puestos de control".
La base de datos existente sigue siendo propiedad del Gobierno de Estados Unidos, independientemente de que los sujetos sean ciudadanos de otro país soberano y ni ellos ni su Gobierno diera su consentimiento para el procedimiento, relata Monroe.
"Hablé con el reportero de la Radio Nacional Pública de Estados Unidos durante casi dos horas y 45 minutos al teléfono y otra hora más en persona.
Hablé de cómo se desarrollaron estas tecnologías en la guerra y ahora se están filtrando en nuestro propio país, en perjuicio de todos", denuncia Mitra Ebadolahi, abogada de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU).
Esta tecnología se ha utilizado ampliamente no sólo en Irak y Afganistán, sino también en un censo en la India, con el mismo propósito de la máquina de Hollerith que IBM diseñó.
Asimismo, también se utiliza para el seguimiento no sólo de los datos del censo, sino para el rendimiento de estudiantes, la compra de bienes de primera necesidad, el registro de vehículos, y en las reservas y la validación de pasajeros en los trenes.
Monroe recuerda que Benjamin Franklin, el padre fundador de la Revolución Americana, escribió en 1755 que "los que quieran renunciar a la libertad esencial para comprar un poco de seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad".
Y concluye su artículo de forma tajante: "Es el fin de la privacidad y del mundo tal y como todos lo conocemos".