Pablo Gonzalez

La quinta columna de Washington en Rusia y China


Paul Craig Roberts

Rusia y China tardaron dos décadas en entender que las organizaciones “prodemocráticas” y de “derechos humanos” que operan dentro de sus países son organizaciones subversivas financiadas por el Departamento de Estado de Estados Unidos y una colección de fundaciones privadas estadounidenses organizadas por Washington. 

El verdadero propósito de estas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) es sostener la hegemonía de Washington mediante la desestabilización de estos dos países capaces de hacer resistencia a la hegemonía de Estados Unidos.

La Quinta Columna de Washington inició “revoluciones de colores” en las antiguas provincias rusas, tales como Georgia, el lugar de nacimiento de Joseph Stalin y Ucrania, una provincia rusa durante siglos.

Cuando Putin fue elegido la última vez, Washington fue capaz de utilizar su Quinta Columna para llevar a miles de manifestantes a las calles de Rusia afirmando que Putin había “robado las elecciones”. 

Esta propaganda estadounidense no tuvo efecto en Rusia, donde los ciudadanos respaldan a su presidente en un 89%. 

El otro 11% se compone casi en su totalidad de los rusos que creen que Putin es demasiado suave hacia la agresión de Occidente. Esta minoría apoya a Putin también. Ellos solo quieren que sea más duro. 

El porcentaje real de la población que Washington ha sido capaz convertir en agentes traidores es sólo el 3 a 2 por ciento de la población. 

Estos traidores son los “occidentales”, los “integracionistas atlánticos”, que están dispuestos a que su país sea un estado vasallo de Estados Unidos a cambio de dinero. Pagado a ellos, por supuesto.

Pero la capacidad de Washington de poner su Quinta Columna en las calles de Moscú tuvo un efecto sobre los incautos estadounidenses y europeos.

 Muchos occidentales hoy en día creen que Putin robó las elecciones y tiene la intención de usar su posición para reconstruir el imperio soviético y aplastar a Occidente. 

No es que aplastar a Occidente fuera una cosa difícil de hacer. Occidente ya prácticamente se ha aplastado a sí mismo.

China, obsesionada con volverse rica, ha sido un blanco fácil para Washington. La Fundación Rockefeller está apoyando profesores chinos pro-estadounidenses en las universidades. 

Las corporaciones estadounidenses que operan en China crean “juntas” superfluas en las cuales son incluidos los familiares de la clase política gobernante y les pagan altos “honorarios como directores”. Esto compromete la lealtad de la clase dirigente china.

Con la esperanza de haber comprometido a la clase dirigente china con dinero, Washington lanzó entonces sus ONG en Hong Kong a protestar, con la esperanza de que las protestas se extendieron a China y que la clase dominante, comprada con dinero estadounidense, fuesen lentos en reaccionar ante el peligro.

Rusia y China finalmente captaron. Es sorprendente que los gobiernos de los dos países a los que Washington relaciona como “amenazas” fuesen tan tolerantes con las ONG con financiación extranjera durante tanto tiempo. 

La tolerancia de Rusia y China a la Quinta Columna de Washington debe haber alentado en gran medida a los neoconservadores estadounidenses, empujando así al mundo más cerca de un conflicto.

Pero como dicen, todo lo bueno llega a su fin. The Saker informa que China finalmente ha tomado medidas para protegerse de la subversión de Washington. Rusia, también, ha actuado en su defensa, expulsando a la “Fundación Nacional para la Democracia” (NED por sus siglas en inglés) Estadounidense.

Nosotros, los estadounidenses necesitamos ser humildes, no arrogantes. Tenemos que reconocer que el nivel de vida de Estados Unidos, a excepción de los favorecidos del 1%, está en un ya largo declive y ha sido así durante dos décadas. 

Para que la vida en la tierra pueda continuar, los estadounidenses necesitan entender que no es Rusia y China, más de lo que fue Saddam Hussein, Gadafi, Assad, Yemen, Pakistán y Somalia, las que son amenazas para Estados Unidos.

 La amenaza para Estados Unidos reside enteramente en la demente ideología neoconservadora de la hegemonía de Washington sobre el mundo y sobre el pueblo estadounidense.

Este objetivo arrogante compromete a Estados Unidos y sus estados vasallos en una guerra nuclear.

¿Si los estadounidenses despertaran, serían capaces de hacer algo respecto a su gobierno fuera de control? 

¿Son los europeos, después de haber experimentado los resultados devastadores de la Primera y Segunda Guerra Mundial, capaces de entender que el daño increíble hecho a Europa en esas guerras es minúsculo en comparación con el daño causado por la guerra nuclear?

Si en la UE hubiera un gobierno inteligente e independiente, la UE prohibiría absolutamente que cualquier país miembro acoja misiles anti-balísticos estadounidense o cualquier otra base militar en cualquier lugar cerca de las fronteras de Rusia.

Los grupos de presión de Europa del Este en Washington quieren vengarse de la Unión Soviética, una entidad que ya no está con nosotros. 

El odio se transmite a Rusia. Rusia no ha hecho nada, excepto haber dejado de leer la Doctrina Wolfowitz y haberse dado cuenta de que Washington tiene la intención de gobernar el mundo, para lo cual necesita prevalecer sobre Rusia y China.

  FUENTE

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